domingo, 31 de enero de 2010

Machismo y discriminación en la SEP. Periódico La Crónica

Saúl Arellano
Opinión Domingo 31 de Enero, 2010
Hora de modificación: 02
http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=484771
 
Es probable que el secretario Alonso Lujambio no esté enterado de las prácticas, usos y costumbres que se mantienen en la Secretaría a su cargo. Una de las más lamentables es la continuada violación de los derechos elementales de las mujeres, vía la exigencia del certificado de no embarazo para ingresar, ya sea como profesoras o como empleadas administrativas en la SEP.


Si bien es cierto que algunas dependencias de la administración pública han eliminado este requisito, lo cierto es que en la cotidianidad se mantiene la exigencia, al integrar los expedientes de quienes ingresan a la SEP, tanto del certificado mencionado como de análisis clínicos para verificar que no sean portadores de enfermedades de transmisión sexual.

Estas acciones responden al machismo y a la discriminación que permanecen como cultura en el interior de muchas dependencias del gobierno, y no tienen ninguna justificación, ni racional ni ética ni de ningún tipo.

Por ejemplo, si hay alguna profesora que es altamente eficaz y está embarazada, ¿se le negaría el ingreso a la planta docente de una escuela por esa razón? O bien, si algún profesor o profesora altamente capacitado fuera portador del VIH, ¿esto sería motivo para rechazarlo como docente?

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece como una de nuestras garantías elementales el derecho a no ser discriminados por razones de condición económica, social, de salud, pertenencia étnica, religión, etcétera, por lo que las condiciones administrativas que se exigen para ingresar como profesor al sistema educativo nacional son contrarias al espíritu de nuestra carta magna.

Enfrentamos una verdadera tragedia educativa y, por lo que se ve, no hay las capacidades suficientes para transformar lo que está ocurriendo en materia de aprendizaje, deserción escolar y rezagos en cobertura y oferta en todos los niveles educativos del país.

¿Cómo va a ser posible generar procesos educativos ampliados en el país si desde la propia Secretaría responsable de su impartición se tienen prácticas discriminatorias y que son reflejo del machismo imperante en todo el sistema educativo nacional?

Un reto que sería interesante asumir por parte del titular de la SEP es realizar un estudio independiente sobre prácticas y valores de los profesores del sistema de educación pública en todo el país. De llevarse a cabo, lo que seguramente se obtendría es una planta docente nacional que no sólo ratificaría su baja preparación, sino además la persistencia de atavismos y rezagos culturales que impiden la generación de condiciones adecuadas para la equidad de género.

De acuerdo con el Segundo Informe de Gobierno, había en 2008 la suma de 1.76 millones de maestros en el país. Lo más interesante a observar en la información que presenta el Ejecutivo en la materia es que no ofrece datos relativos a la planta docente, desagregados suficientemente por sexo y edad. Es decir, al menos en el Tercer Informe de Gobierno, así como el documento Panorama Educativo de México, 2008, no se ofrecen datos suficientes para evaluar la equidad de género en el interior de la planta docente de nuestro país, en términos de equidad en el reparto de plazas de trabajo, cargos directivos, prestaciones y salarios.

Sería interesante también que el secretario asumiera un verdadero liderazgo dentro de la SEP y encabezara un estudio de amplio espectro sobre las condiciones de inequidad, discriminación y marginación de las mujeres en los espacios educativos.

La Constitución y la Ley General de Educación establecen que la educación nacional debe promover la democracia, la equidad de género, así como los valores de tolerancia, convivencia y aceptación. Empero, ¿cómo va a ser esto posible si la propia dependencia encargada de darle cumplimiento mantiene en su interior prácticas y acciones que limitan o de plano violan los derechos de las mujeres?

Lo peor en nuestro país es que ante este tipo de críticas las autoridades responden exigiendo que “si se tienen pruebas, se muestren”. Empero, todos sabemos de los niveles de corrupción y de autoritarismo que se vive en el interior de los planteles escolares y que cualquier denuncia es perseguida y sancionada a través de prácticas caciquiles de supervisores, directores y subdirectores de escuelas.

Lo sensato sería que la SEP contara con mecanismos adecuados para garantizar plenamente los derechos de sus empleados, y en particular de las mujeres que ahí trabajan, ya sea desde las áreas administrativas, hasta en el ejercicio de la docencia.

Otro de los temas pendientes en la SEP es el de la plena integración de las personas con discapacidad. Y aun cuando hace unas semanas se presentó el programa nacional en la materia, lo cierto es que el número de empleados con discapacidad en la SEP no rebasa el uno por ciento de su planta total y que miles de niñas y niños discapacitados son rechazados o se les limita su derecho a recibir educación de calidad.

Erradicar el machismo, la inequidad de género y la discriminación contra las personas con discapacidad son una tarea mayor para el secretario Lujambio, y es de esperar que las supuestas pretensiones presidenciales que tiene no lo distraigan del cumplimiento de las responsabilidades que la Constitución le exige.

domingo, 24 de enero de 2010

La crisis de la religión frente a un mundo en pobreza, segunda parte. Periódico La Crónica

Saúl Arellano

Opinión, Domingo 24 de Enero, 2010
http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=483152

La crisis de las religiones no se encuentra sólo en la fractura ética que implican los reiterados casos de abusos perpetrados por líderes de todas las doctrinas institucionalizadas, sino sobre todo en las profundas cuarteaduras en los pilares que las fundamentan.

Hasta el siglo XIX, la evidencia acumulada sobre las inconsistencias de lo que establecen los textos fundadores de las principales religiones del mundo era muy limitada. Empero, científicos como Darwin, Einstein, Hubble y una pléyade de grandes pensadores, fueron dándonos explicaciones cada vez más consistentes sobre el origen, estructura y funcionamiento del universo y del mundo en que habitamos.

En esa lógica, el primer gran fundamento de las religiones, por el que asumían tener relatos verdaderos sobre la Creación, ha sido demolido en términos generales por las teorías del Big Bang y la teoría de la evolución.

Por ello resultó a todas luces ridícula la pretensión de grupos conservadores de los Estados Unidos de América, respaldados por el entonces presidente Bush, por la que exigían que en las escuelas públicas fuera enseñada la “tesis creacionista”, como un saber con el mismo valor científico que el de las explicaciones físicas y biológicas sobre el origen del mundo y la vida.

Con este primer pilar derruido se vino abajo la otra pretensión absolutista de las iglesias: el de ser depositarias de la verdad revelada. Si ha quedado en evidencia que los libros considerados como sagrados contienen concepciones equívocas sobre numerosos temas, entonces la conclusión evidente es que ninguna religión puede asumirse como representante de verdades de ningún tipo.

Si las religiones no tienen la capacidad de explicarnos adecuadamente el origen del universo, de nuestro mundo y la vida sobre él; y si no son depositarias de la verdad, el campo que les queda para intentar regir sobre la conducta de las personas son los de la ética y la deontología.

Empero, en este ámbito, queda claro que se trata de juicios de valor, a los cuales no pueden asignársele propiedades veritativas. Es decir, un juicio que describe un hecho puede ser verdadero o falso; pero un juicio ético es eso y nada más, aunque tampoco menos.

Para ponerlo más claro: si argumento que “la luna es de queso”, mi argumento puede ser determinado como verdadero o falso; en este caso, su falsedad es evidente. Empero, si argumento que “desobedecer las leyes de dios es perverso”, esto constituye un juicio ético que no tiene propiedad de verdad o falsedad, por lo que en sentido estricto, es un juicio que debe ser de competencia exclusiva de quien lo emite, pero jamás podría ser asumido como una prescripción verdadera y exigible de ser aceptada por todos.

Así las cosas, las iglesias del siglo XXI enfrentan una severa crisis que las sitúa al borde de un colapso mayor. Su sentido ético no puede pretender ser impuesto so pena de condena a quienes no lo comparten, y por ello las iglesias están ante el reto de renovarse con base en una ética distinta: una ética no para la opresión o el dominio, sino para la compasión y la solidaridad.

Una ética de este tipo exige de una renovación conceptual y de fundamentos, que requiere de un profundo liderazgo, entendido como la capacidad de actuar de tal modo que los demás encuentren nuestra conducta como susceptible de ser imitada independientemente de nuestras creencias y principios religiosos.

Una actuación así no podría tener mejor referente que la lucha frontal contra la desigualdad. En esa lógica, la tarea de las iglesias es escandalizar, en el sentido evangélico del término, en torno a la opresión y la violencia presentes en todos los espacios de la vida social.

Hacer visible el escándalo es mostrar en plenitud que la desigualdad es producto de la avaricia, de la codicia o de la ambición desmedida, ejercidas en contra de quienes menos tienen, convirtiendo a la existencia humana en un asunto de poder adquisitivo, antes que en una tarea de realización, sustentada en la posibilidad de ejercer en libertad la fraternidad.

Ha habido prominentes hombres y mujeres de fe que han mostrado que una ética así es no sólo posible, sino deseable y viable: Francisco de Asís o la Hermana Clara; Bartolomé de las Casas, Vasco de Quiroga o Juan Zapata y Sandoval; personajes profundamente convencidos de que la salvación tiene como finalidad realizarse mediante la felicidad en la historia presente y no sólo como promesa de retribución después de la muerte.

El drama de Haití nos golpea de frente y nos enseña la enorme fragilidad de la vida, pero sobre todo, la terrible desigualdad a la que nos ha llevado una globalización dirigida exclusivamente a la ganancia y a la competencia feroz y despiadada entre semejantes.

Haití exige a escala global, de todas las religiones, optar preferencialmente por la construcción de una nueva epifanía del rostro y entender que nuestro ser se nos revela sólo en la medida en que somos capaces de reconocernos en el rostro del Otro que, en su sentido radical, se expresa en nuestros días en el rostro de los desheredados.

domingo, 17 de enero de 2010

La crisis de la religión frente a un mundo en pobreza. Periódico La Crónica

Saúl Arellano

Opinión Domingo 17 de Enero, 2010
Hora de modificación: 02:11

¿Cómo es posible la fe? Llama la atención que en el reciente debate en torno a los derechos sociales, frente a los cuales, como normalmente lo hace, la jerarquía episcopal de la Iglesia católica se ha opuesto furibundamente, no haya surgido la pregunta que planteo.


William James, en su texto Las variedades de la experiencia religiosa, divide a la religión en dos dimensiones: la individual y la institucional. La primera atiende a la noción de la divinidad, mientras que la segunda se refiere a la parte del culto y el sacrificio.

Desde otra perspectiva, quizá mucho más poderosa que la de James, Mircea Eliade, en su Tratado de historia de las religiones, muestra cómo el problema de la religión debe centrarse en el tema de lo divino.

Lo que importa en todo caso en este debate es cómo es posible que surja la experiencia religiosa. Girard encuentra este origen en la búsqueda del cese de la violencia, a través de la generación del mecanismo expiatorio: las religiones institucionalizan un acto violento fundador y lo transforman en un rito mediante el cual se pretende mantener a la violencia en márgenes de control.

La creencia en la divinidad, sin embargo, no se había enfrentado jamás como ahora a la impresionante cantidad de evidencia científica que no sólo pone en cuestión lo que se encuentra escrito en los textos sagrados, sino que muestra con suma contundencia su falsedad, aun cuando lo que ahí está escrito sea tomado a manera de alegoría o metáfora.

En el siglo XIII surgió en el interior del pensamiento católico una cuestión mayor: ¿qué hacer cuando la fe y la razón se contraponen al punto de ser excluyentes? Guillermo de Ockham argumentó que debía hacerse caso a la razón; Tomás de Aquino tomó partido por la fe. Al primero lo excomulgaron; al segundo lo convirtieron en el principal padre de la Iglesia.

Phillipe Nemo, en Job y el exceso del mal, argumenta que el Libro de Job nos muestra a un dios violento; de hecho, llama la atención sobre la sorprendente demostración de poderío que hace frente a Job: convoca a miles de ejércitos, invoca a las legiones de ángeles, amenaza con pestes asesinas. Ante ello, la cuestión es: ¿por qué demostrar tanto poder ante un ser inferior?

Nemo argumenta que sólo se ataca a lo que se teme, y sólo se demuestra excesivo poder frente a quien nos representa una fuerza superior. De ahí que se pueda argumentar que la mayoría de las instituciones eclesiales han actuado siempre reproduciendo el mal, al mostrar una descomunal fuerza ante quien es moral y racionalmente superior.

Veamos ejemplos: en el siglo XV Giordano Bruno fue quemado vivo por la Inquisición por haber escrito el texto Del infinito universo y los mundos, refutando con ello la ingenua visión de la creación que nos ofrece el Génesis. Copérnico fue asesinado por haber sostenido que es la Tierra la que gira alrededor del Sol y no al revés.

En el siglo XVI, la Inquisición declaró loco a Galileo Galilei, quien demostró empíricamente las hipótesis de Bruno y Copérnico. Ya en el siglo XVI, Spinoza fue expulsado de la sinagoga y declarado “maldito entre los malditos” por sus tratados teológico-políticos, y Descartes tuvo que esperar 20 años para publicar su Discurso del método.

Hidalgo, Morelos y los héroes de la Independencia fueron excomulgados, y a finales del siglo XIX Nietzsche y Marx fueron declarados apóstatas. En el siglo XX, la Iglesia católica se puso del lado de Mussolini, Franco y Hitler; respaldó el régimen de Pinochet y ha estado muy lejos de una condena real a barbaries como la de Yugoslavia o la crisis humanitaria en Darfur.

En los últimos 20 años ha habido descubrimientos científicos apasionantes: el acelerador de partículas LHC ha mostrado que la creación del universo tiene como origen a la “Gran explosión” y no una lenta y artesanal producción como se muestra en el Génesis.

El descubrimiento de un fósil de 40 millones de antigüedad llamado Ida demuestra que Darwin (otro apóstata para la Iglesia) tenía razón y que hubo especies de transición en el proceso evolutivo por el que pasamos de especies inferiores al homo sapiens que hoy somos.

Un mundo en tremenda pobreza se enfrenta al dilema ético de lograr resolver la injusticia, y es el momento de atrevernos a pensar que tendremos que hacerlo sin auxilio divino.

El Concilio Vaticano II concluyó que la pobreza tenía dimensiones de escándalo. Hoy el escándalo cobra un monstruoso rostro en Haití, en donde la pobreza matará a más gente que el propio terremoto; en Haití se muestra el derrumbe de la globalización como modelo de organización injusta del mundo.

Hoy las religiones enfrentan una crisis ética y de fundamentos sin precedentes, y en un mundo plagado de pobres y de injusticias, más valdría iniciar una revisión a fondo de su papel y de su capacidad para repensarse y asumir que no son poseedoras de la verdad, y que la tolerancia es la única ruta transitable para todos.

domingo, 10 de enero de 2010

La inflación: otro dato engañoso. Periódico La Crónica

Saúl Arellano

Opinión Domingo 10 de Enero, 2010
Hora de modificación: 01:55
http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=479987

Reza el catecismo neoliberal, cada vez asumido con mayor ahínco y devoción por los gurús hacendarios, que el mercado reacciona libre y siempre racionalmente ante los estímulos del entorno; es decir, la “mano invisible” sigue viva y vigorosa, a pesar de cualquier tipo de pesares que se argumenten en su contra.


Triunfalista, el gobierno hace una vez más un uso propagandístico sobre el comunicado del Banco de México sobre la inflación en 2009, a fin de acabar de una vez por todas con las visiones catastrofistas que gustan de ver en los “catarritos” pulmonías fulminantes, y de no darse cuenta que si el gobierno dice que no pasa nada así será, aunque la realidad se empeñe en mostrarnos lo contrario.

Los ayatolas del mercado de hoy recuerdan a los pseudohegelianos de ayer, quienes llegaban a sostener que si la teoría no se adapta a la realidad, peor para la realidad.

Con esta consigna en mano, la vicepresidencia económica, como le llama Rolando Cordera a la Secretaría de Hacienda, nos recetó para abrir felizmente el año una andanada de precios que, argumenta su titular, son sólo de unos cuántos puntos porcentuales, bajo la lógica de que si ya estamos pobres, qué más dan otros “aumentitos”.

El problema del asunto es que según los datos del Coneval, al 2008, poco más del 80 por ciento de los mexicanos teníamos al menos una carencia social, dato que todavía no nos dicen a cuánto creció con el impacto de la crisis de 2009, aunque, en palabras del secretario de Desarrollo Social, las cifras más conservadoras apuntan a un incremento de alrededor de 1.5 millones de mexicanos.

Así, en tanto que uno de los factores que más repercutió en el crecimiento de la pobreza es la inflación en los alimentos, aprobar un aumento al precio del diesel agropecuario (con el que funcionan tractores y maquinaria agrícola), del diesel para el transporte (con el que funcionan los tractocamiones en donde se transportan los alimentos y demás mercancías) y del gas doméstico (sí, con el que se hacen tortillas y se preparan alimentos) significa un enorme despropósito que impedirá reducir los vergonzosos índices de pobreza y marginación que persisten en el país.

Con todo ello, el mensaje del gobierno está claro: la jerigonza contra la pobreza no es más que un recurso teatral con propósitos electorales para tratar de mantener las 10 gubernaturas que están en juego este año y sostener en lo posible una plataforma competitiva para intentar no salir del juego por la Presidencia de la República en 2012.

Esto se muestra sobre todo en los reiterados intentos del gobierno de engañar a la población mediante la publicación de cifras que son sólo verdades a medias, las que he venido documentando en mis últimas colaboraciones aquí en La Crónica.

Véase si no en los recientes comunicados oficiales sobre la inflación en 2009. Según los datos del Banco de México, el Índice General por el que se mide la inflación se situó al cierre del año en 3.57 por ciento. Sin embargo, en lo que respecta al Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), analizado por sus componentes, los incrementos se dieron como sigue: a) alimentos, bebidas y tabaco, 4.24 por ciento; b) ropa, calzado y accesorios, 3.47 por ciento; c) vivienda, 0.94 por ciento; d) muebles, aparatos y accesorios domésticos, 5.51 por ciento; e) salud y cuidado personal, 4.94 por ciento; f) transporte, 5.35 por ciento; g) educación y esparcimiento, 4.04 por ciento, y h) otros servicios, 4.36 por ciento.

Así, la media inflacionaria del conjunto de estos componentes sería de 4.10 por ciento. Sin embargo, cualquier persona con nociones elementales de estadística sabe que en mediciones pequeñas, la existencia de un valor extremo distorsiona el valor de la media, y en este caso ocurre así con la inflación relativa a la vivienda (0.94 por ciento).

Lo que recomiendan los expertos en casos así es eliminar los valores extremos y recalcular la media, o reportar la mediana. Si se lleva a cabo este ejercicio, la mediana nos indicaría un valor de 4.3 por ciento, y eliminando el valor de la inflación relativa a la vivienda, el cálculo de la media sería de 4.55 por ciento, es decir, valores mucho más aproximados al comportamiento típico de la mayoría de los componentes del IPC. Estas cifras coinciden con las reportadas sobre inflación subyacente por el Banco de México, pero no son a las que les da mayor publicidad el gobierno.

En efecto, esto nunca no lo van a decir así las autoridades. Ante este tipo de observaciones, las reacciones siempre van en el sentido de que “sus cálculos estadísticos están avalados por evaluaciones ISO-9000”, que “sus estimaciones son infalibles”, y que a final de cuentas todo depende del cristal con que se mira, con la salvedad de que el único cristal que aceptan es el suyo.

Lo cierto es que en México hace mucho frío, y no sólo meteorológicamente hablando. Lo peligroso es que también se prevé que para verano las cosas cambien, pues tendremos meses de intenso calor. Esperemos que eso sí se quede en el terreno del clima, porque un ambiente social muy caliente en medio de intensos procesos electorales es algo que no le conviene a nadie.

martes, 5 de enero de 2010

El proyecto que no construyó Calderón. Periódico La Crónica

Saúl Arellano
Opinión Martes 5 de Enero, 2010
Hora de modificación: 01:36
http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=479058  

El país se está descomponiendo aceleradamente. Por doquier se abren nuevos frentes y por doquier se hacen cada vez más evidentes las limitaciones, pero sobre todo, las mezquindades de quienes rodean al titular del Ejecutivo federal. A éste se le ve cada vez más solo, más desesperado y más atrapado por las circunstancias y los grupos de presión que crecen y se fortalecen día con día en el interior de Acción Nacional.

El pasado 1 de diciembre de 2009 inició el proceso natural de declive de la actual administración. Cada día que pase en la segunda mitad del sexenio, será un día de menor poder y capacidad de control de daños por parte de la Presidencia de la República.

Es un juego peligroso el que está jugando el presidente Calderón. Está apostando todo a su equipo cercano y se olvida que en política las lealtades duran hasta que los intereses cambian. Y es que el problema al que se enfrenta el Ejecutivo tiene como origen el hecho de que antes que un proyecto nacional construyó un proyecto personal de poder en función del cual articuló un grupo de jóvenes ambiciosos que no tienen mayor alcance de miras que el horizonte que vislumbran en función de sus carteras.

En una de sus fábulas, Augusto Monterroso nos cuenta la historia de un camaleón que hacía política. Todos en la selva comenzaron de pronto a jugar su juego, y hasta llegaron a usar cristales de colores, a fin de ver al camaleón del color que realmente era. Sin embargo, el uso generalizado de cristales y los cambios de colores a que se sometían los animales llevó a la necesidad de reglamentar su uso, de modo tal que si alguien requería de manera urgente de un cristal para disfrazarse o para ver a los otros en su verdadero color, podía pedirlo incluso prestado a sus enemigos, de acuerdo con la necesidad del momento.

Esta situación, nos cuenta Monterroso, tenía muy divertido al león, presidente de la selva, quien se reía socarronamente de todos, dándose a veces el lujo de jugar también el juego, sólo por divertirse. De ahí, nos dice Monterroso: “viene el dicho de que todo camaleón es según el color del cristal con que se mira”.

Así las cosas, nuestro país parece haberse convertido en esa selva camaleónica en donde el verdadero poder se ha desplazado hacia “otra parte”; y eso es lo peligroso de esta cuestión, porque todo indica que una nueva forma de poder se ha apoderado de las estructuras de decisión del Estado.

Hay sin duda una perniciosa influencia del poder del dinero, agrupado en sectores y grupos empresariales que han logrado usurpar, silenciosa y subrepticiamente al Estado, dando la espalada a la ciudadanía y sumiendo al país en las ruinas de la miseria y la desigualdad. En ello se encuentra una de las principales razones de por qué no se ha logrado controlar al crimen organizado, y del por qué la batalla se está perdiendo: porque mientras la tropa sigue poniendo a los muertos, los dueños del poder y del dinero siguen expoliando sistemáticamente a la población, sin mayor proyecto que acumular más riqueza, aún a costa del bienestar de millones.

El proyecto que Calderón no construyó es nada menos que el relativo a una visión con respecto a dónde se quiere que México esté en el año 2050. Lamentablemente este gobierno decidió seguir la ruta del foxismo de gobernar vía las encuestas y en función de la popularidad.

El Presidente nos dice que su prioridad es combatir la pobreza, pero no arriesga una cifra en torno a cuántos pobres dejarán de serlo al finalizar su mandato. Nos dice que se recuperará la economía, pero no nos dice cuántos empleos se van a generar en los próximos tres años, ni cuántos de ellos permitirán que las personas y sus familias tengan acceso a la seguridad social.

Afirma el Ejecutivo que su prioridad son los más vulnerables, pero no nos dice cuántas personas reducirán su vulnerabilidad, de acuerdo con la nueva medición del Coneval, en lo que resta de su administración.

Por el contrario, parece que el Presidente del desempleo ha decidido intentar timarnos cada que el INEGI nos da una cifra “menos peor” que la que teníamos el mes anterior, y pretender que todo marcha sobre ruedas, cuando los indicadores en la economía y en lo social muestran tendencias que están para ponerle los pelos de punta aun a los más mesurados.

El 2010, un año emblemático históricamente para nuestro país, debiera ser un año de reflexión, pero sobre todo de acción, si el Presidente quiere salvar su sexenio y no pasar a la historia como el segundo gobierno de mayor mediocridad en los últimos 50 años, después, claro está, del que encabezó Vicente Fox.

Aún hay tiempo para construir un gran acuerdo nacional para la solidaridad, la justicia y la dignidad, y darle al menos rumbo a lo que queda de este gobierno. No hacerlo implica apostar por la inseguridad y la pobreza, en aras de proteger los intereses de los mismos de siempre.

sábado, 2 de enero de 2010

La escaldada de precios significará más pobres. Periódico La Crónica

Saúl Arellano
Opinión Domingo 3 de Enero, 2010
Hora de modificación: 00:35
http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=478743

De ningún modo es una buena noticia el incremento en los precios del gas de consumo doméstico, la gasolina, las casetas de peaje, el diesel y las tortillas. El impacto en cascada que esto puede tener, aunado al incremento del IVA al 16% y del ISR al 30% puede generar un 2010 igual de difícil que el 2009, o más, para los más pobres y en situación de vulnerabilidad, los cuales representan al 81.7% de la población nacional.

Para entender de lo que se habla vale la pena recordar los datos dados a conocer recientemente por el Coneval, en los cuales se estima que en 2008 habría un 44.2% de la población en situación de pobreza multidimensional; asimismo, habría un 33% de la población vulnerable con al menos una carencia social, más un 4.5% de personas vulnerables por ingreso.

Si bien es cierto que la nueva medición de la pobreza es multidimensional, también lo es el hecho de que el componente del ingreso tiene un peso muy importante, pues el acceso a la educación, a la salud y a la seguridad social está directamente relacionado con la capacidad de ingreso y con el acceso a empleos con prestaciones sociales.

Visto desde esta perspectiva, las variables relacionadas con el costo de los productos básicos tienen una enorme importancia en la determinación de la magnitud de la pobreza en nuestro país, puesto que la llamada vulnerabilidad por ingresos y la vulnerabilidad por alguna carencia social se verán afectadas por la inflación, el desempleo que se mantendrá en el país y la reducción relativa en el número de personas con acceso a la seguridad social.

Sólo por especular, es interesante considerar que la meta de inflación del Banco de México para 2010 es de 3%, con un margen de error de (+-)1. Si al mismo tiempo se considera que el incremento al salario mínimo para el año que comienza fue de 4.85%, sólo con el efecto de la inflación, queda prácticamente neutralizado tal incremento al salario, con la consecuente pérdida del poder adquisitivo o del salario real.

Por otro lado, la expectativa del crecimiento de la economía es de cerca del 3%. Si cada punto porcentual representa alrededor de cien mil empleos, estaríamos hablando de que 2010 será un año en el que se crearían entre 300 y 350 mil empleos. Sin embargo, para finales del próximo año el tamaño de la población económicamente activa podría alcanzar los 47.5 o los 48 millones de personas, dependiendo del tamaño de la migración internacional que se dé de la población en edad de trabajar. De esta forma, considerando la cifra más baja de la PEA esperada (47.5 millones), aún con la creación de 350 mil empleos, tendríamos un rezago adicional de 700 mil empleos.

Pero esto no es lo único. Aún las personas que logran tener un empleo no siempre lo hacen en puestos de trabajo que les dan acceso a las instituciones de salud. Así, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo nos muestra que en el tercer trimestre de 2008, del total de la población ocupada del país, 27.46 millones no tenían acceso a la salud por el trabajo desempeñado, es decir, el 62.9% del total; para el tercer trimestre de 2009, esta cifra se había incrementado a 28.22 millones, es decir un incremento a 64.26% del total.

Si la medición de la pobreza con que contamos tiene como referencia datos provenientes del 2008, los graves efectos de la recesión de 2009, más el estancamiento económico y social que va a representar el 2010, podría elevar el porcentaje de personas pobres y en vulnerabilidad a cerca del 85% de la población nacional, lo cual constituye un verdadero escándalo, así como un retroceso social de proporciones no previstas por nadie hace diez años, cuando la economía estaba creciendo a tasas cercanas al 5% entre 1998 y 1999, con un récord de casi 7% en el año 2000.

Por si las malas noticias fueran pocas, el porcentaje de la población ocupada que percibe menos de un salario mínimo llegó en el tercer trimestre del año que recién terminó al 9% del total, cuando en el mismo trimestre de 2007 era del 8.3%. Por el contrario, el porcentaje de personas que percibían ingresos por arriba de cinco salarios mínimos en el tercer trimestre de 2009 representó el 10.9% del total de la población ocupada, cuando en el tercer trimestre de 2007 representaba el 12.68%.

Lo anterior representa en términos llanos que el número de los que menos ganan se ha expandido en los últimos años, y el número de los que más ganan se ha reducido considerablemente. Esto significa no sólo el deterioro y la precarización de los empleos, sino también una mayor concentración de la riqueza. Esto es una tragedia, sobre todo si se considera que para resolverlo se nos ha propuesto más de lo mismo, y quizá lo peor, operada por los mismos que han sido testigos, juez y parte en la construcción de la tragedia social que hoy vivimos.