martes, 27 de noviembre de 2007

Internet: relaciones peligrosas, publicado en La Crónica 25-11-2007

Por Saúl Arellano
Las sociedades contemporáneas están avanzando, cada vez más en los sectores de ingresos medios y altos, hacia una continua y al parecer irreversible informatización de sus vidas. En efecto, el número de hogares que en México cuentan con computadoras personales (u ordenadores, si se prefiere el término), ha crecido aceleradamente y al parecer es uno de los mercados de expansión más importantes junto con el de los teléfonos celulares. Así, de acuerdo con datos de INEGI, en los últimos seis años el número de personas que poseen una computadora prácticamente se duplicó y llegó al 22.1% de los hogares mexicanos.En números absolutos, el número total de personas que disponen de una computadora asciende a 30.5 millones, y los usuarios de Internet llegan ya a poco más de 20 millones, 60% de los cuales tiene entre 12 y 34 años de edad, lo cual habla de que muy probablemente estos actuales usuarios de computadoras e Internet, sean la base para la ampliación del mercado.Debe considerarse que estas cifras no consideran el acceso a Internet desde puntos fuera del hogar, los más recurrentes las oficinas y lugares de trabajo, con respecto a los cuales se cuenta con muy poca información respecto a si incrementa o no significativamente el número de personas con acceso a computadoras y a la red de Internet.Zigmunt Bauman habla de que las sociedades contemporáneas son sociedades sumergidas en una “modernidad líquida”, en donde no priva la transparencia, sino la inestabilidad propia de las estructuras sobre las que nos movemos. Esta reflexión de Bauman es importante porque nos lleva a pensar en la movilidad, en la inestabilidad de las relaciones humanas, en sociedades tendientes a la fragmentación, la diferenciación y marcadas, al menos en el caso de México y América Latina, por profundas desigualdades y por inmensas franjas de pobreza, marginación e incluso el hambre. En medio de estas paradojas (alto desarrollo tecnológico y sociedades de la información al lado de la pobreza y la carencia de casi todo), las relaciones sociales están tomando nuevas dinámicas y se están “recodificando” en términos de nuevas pautas y nuevas formas de significar y de transmitir información, conocimiento e incluso “redes sociales” y de relación a través de Internet.Casos y evidencias hay por todos lados; quizá la más famosa es la reciente experiencia de “Second life”; un portal de Internet en el que a cambio de una cuota significativa de dinero puede tenerse literalmente una vida paralela a través de la red de Internet.Pero más allá de este tipo de experiencias, hay otras, quizá aún no tan difundidas, pero sí ampliamente conocidas, como los puntos de encuentro en la red, en los que se busca, desde “encontrar amigos” hasta sitios “especializados” en la vinculación de personas que buscan relaciones amorosas.Siempre tuve curiosidad de saber cómo funciona este tipo de sitios, así que decidí suscribirme a uno de ellos, en el que, por $240.00 al mes, podría encontrar, dice el sitio, a la pareja ideal. El sitio le da a uno recomendaciones y sugerencias para obtener mejores resultados en la “búsqueda”: desde subir fotografías bien claras y donde uno muestre sus mejores perfiles y atributos, hasta enviar “guiños electrónicos”, cartas y “rastros” de las visitas que uno hizo al perfil de otros u otras usuarias.Después de un mes de enviar consuetudinaria y casi religiosamente cartas, pude contabilizar un total de 108 correos electrónicos, así como 95 “guiños electrónicos”, esto sin contar las innumerables páginas y perfiles que estuve visitando.De éstos, debo confesar mi rotundo fracaso: Cero respuestas a mis correos, dos “guiños” devueltos, y lo más interesante, tres correos electrónicos recibidos de supuestas usuarias interesadas en mi perfil: las tres rubias, de ojos azules y sorprendentemente las tres originarias de Rusia, con buenos empleos y con deseo de encontrar marido fuera de su país.La redacción de las cartas que me enviaron me resultó sumamente sospechosa, y me dediqué durante algunos días a responder las cartas subsecuentes. En los tres casos, sorprendentemente también, me juraban que estaban seguras de que yo era el amor de su vida; que no habían “conocido” a nadie como yo y que querían venir a vivir a México para formar una familia.Yo tenía noticia de que este tipo de “cartas” y supuestas mujeres rusas que se enamoran a la segunda misiva que uno les envía, eran casos de fraude en el que terminan pidiéndole a uno dinero para pagar el supuesto viaje que realizarían desde Rusia para venir a vivir con prácticamente un desconocido.Nadie, a mi parecer, en su sano juicio podría creer que después de 10 cartas, alguien decida dejar su mundo y trasladarse miles y miles de kilómetros, literalmente al otro lado del mundo. Y esto es lo que estas supuestas mujeres rusas (una de nombre Inga, la otra Haruna y la otra, Svetlana) me ofrecían, hasta que llegó el pedido de 650 Euros una, 750 dólares la otra y 1,200 dólares la última, para pagar los supuestos boletos de avión que las traería directo al “hombre de su vida” y que a mí me garantizaría tener a mi lado a la mujer más hermosa y tierna que podría imaginarme.Desde luego que jamás deposité el dinero y desde luego que se trata de un fraude. Muchas personas, por soledad, ingenuidad o ignorancia, deciden realizar el depósito, y arriesgar su dinero; empero, lo que en general deja ver este tipo de casos es lo siguiente:Hay personas tan solas, que se convierten en víctimas de fraudes como el que señalo, y lo que debemos tener en cuenta y preguntarnos es, ¿de verdad debemos estar tan solos, al grado de renunciar al “cara-a-cara” y arriesgar dinero y tiempo a fin de conocer a personas de las que no sabemos prácticamente nada?Este tipo de fraudes puede resultar el menor de los daños, si se considera que este tipo de sitios de “encuentro” no cuentan realmente con filtros para garantizarle a sus usuarios que estarán en contacto con personas reales y más aún, que no se trata de redes de delincuentes. En este caso (www.match.com) es evidente que no los tiene, considerando que pudieron contactarme desde tres correos fraudulentos, tres personas literalmente inexistentes.Es cierto que entrar y pagar por este tipo de servicios es una decisión de personas adultas. Sin embargo, el riesgo de tener del otro lado del “correo” a verdaderos psicópatas es real. El tiempo que le toma a un pederasta para entablar relación con un niño a través de Internet no pasa de 13 días, de acuerdo con distintos estudios; no hay datos suficientes para saber cuántos delitos o crímenes se cometen entre personas adultas, víctimas de delincuentes que las contactaron a través de Internet y que a través del correo electrónico hayan arreglado el encuentro.Sin duda, es preciso comenzar a tomar medidas para regular los contenidos de la red, pero más aún, es preciso comenzar a formar una cultura de la protección personal, del cuidado de la identidad y los datos personales y desde luego, de la integridad física y emocional al programar encuentros por Internet. No hay duda de que en Internet pueden encontrarse, cada día, más relaciones peligrosas.
sarellano@ceidas.org
saularellano1@gmail.com

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