domingo, 13 de junio de 2010

Los reacomodos del PAN y la 13a gubernatura. La Crónica

Saúl Arellano

Opinión, Domingo 13 de Junio, 2010
http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=512463
 
La muy posible catástrofe electoral que se avecina para el Partido Acción Nacional va a generar ondas de choque a su interior; las encuestas muestran que de las 12 gubernaturas en disputa, solamente en Oaxaca el candidato de la alianza lleva una ventaja relativamente importante, mientras que en Tlaxcala y Puebla se registran predicciones sobre resultados sumamente cerrados.

En todos los demás estados, parece que el PRI se alzará con victorias que van a determinar en buena medida la lógica política rumbo al 2012. De este modo, aún obteniendo el triunfo en las tres entidades señaladas, el resultado será poco más que malo para todos los partidos que conformaron las alianzas, pero en particular para el Partido Acción Nacional.

Lo anterior, porque Tlaxcala está ahora en manos del PAN; de tal forma que sólo obtendrían en realidad dos gubernaturas adicionales; empero, perderían Aguascalientes, mientras que el PRI le arrebataría al PRD Zacatecas, uno de los bastiones más importantes de este partido político.

Todo parece indicar pues, que el próximo 4 de julio el PRI ganará al menos nueve de las 12 elecciones para gobernador, resultado que aún sin ser nada despreciable, provocaría que en el agregado, el PRI pasara de 20 a 19 gubernaturas. Aún con ello, en el agregado, las victorias que podrían obtenerse en alianza por los otros partidos terminará por debilitarlos electoralmente pues en el 2012, los gobernadores aliancistas tendrán que elegir hacia qué lado se inclinan.

Por otra parte, el fracaso de las alianzas traerá como consecuencia una verdadera disputa interna, tanto al interior del PRD como del PAN, al grado de que las actuales dirigencias están al borde del precipicio. Las críticas que se han hecho tanto a Jesús Ortega como a César Nava por sus pactos, los hacen estar hoy con un pie fuera de sus oficinas.

Quizá el caso más visible es el de César Nava, profesional de la frivolidad y la estulticia, a quién al interior del PAN ya nadie respeta. Cuentan en los pasillos de ese partido que son cada vez menos los gobernadores y secretarios de Estado que le toman la llamada; y cada vez más quienes simplemente lo toleran porque es el presidente del PAN que está a punto de irse.

Para decirlo coloquialmente, las afiladoras de cuchillos están en marcha, y ya se prepara un verdadero festín. Lo único que se está esperando es que se oficialice la debacle electoral el día 4 de julio, y se evidencie que la aplanadora priista está de regreso.

En medio de todo esto, el debate que se sostiene es quién será el sucesor de César Nava. Los “duros” del panismo no están nada contentos con él, pero sobre todo con su jefe, que es desde luego el licenciado Felipe Calderón. En ese sentido, no le van a perdonar la traición que significó haber pactado en lo oscurito, primero con el PRI en los vergonzantes acuerdos firmados con Beatriz Paredes, y luego haber ido en alianza con quienes de espurios no los han bajado a lo largo de tres años.

Lo que se dice es que el nuevo presidente del PAN debe ser un político experimentado, que haya demostrado tener capacidad para ganar elecciones, y que tenga el nivel político suficiente para actuar con relativa ascendencia con el Gabinete, las estructuras formales del partido, los diputados y senadores, y desde luego con los gobernadores.

Por ello, es de llamar la atención el activismo del gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, quien ha participado activamente en las campañas de prácticamente todos los candidatos del PAN, a las que antes de realmente acudir en respaldo a mítines electorales, se dice que está asistiendo para terminar de amarrar los acuerdos necesarios para su llegada a la presidencia nacional del PAN.

Así pues, Guanajuato se convertiría en la 13ª gubernatura que va a cambiar de titular este 2010, con lo que esta sería la tercera ocasión que, en 20 años, la entidad tendría un gobernador sustituto: la primera fue en 1991, con la penosa “concertacesión” que colocó a Carlos Medina Plascencia como el primer gobernador panista en el estado. La segunda, en 1999, cuando Vicente Fox decidió contender por la Presidencia de la República.

En este contexto, hay una discusión al más alto nivel del panismo para determinar quién podría ser el sustituto de Oliva, pues en todo caso, el triunfo del 2012 pasa por obtener un triunfo importante en Guanajuato, estado que le aportó más de un millón de votos, tanto a Fox como a Calderón.

Si en realidad Oliva es nombrado presidente del PAN, deberá ser muy cauto en el manejo político sobre quién debe quedarse en su sitio. Un panista radical podría llevar a confrontaciones innecesarias con un PRI en crecimiento; un panista muy débil podría llevar a la pérdida de votos que serán más que necesarios en la elección presidencial.

Así, a pesar de parecer un asunto local, en realidad el tema juega un papel muy importante en el tablero político nacional, por lo que, dicen los que saben, el gobernador Oliva debería comenzar a voltear la mirada hacia la Universidad pública estatal.

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