domingo, 5 de diciembre de 2010

La Presidencia autista y su fábrica de pobres. Periódico La Crónica de Hoy

Saúl Arellano. Opinión. Domingo 5 de Dic., 2010
http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=548199
El autismo es definido como un síntoma esquizofrénico que consiste en referir a la propia persona todo cuanto acontece a su alrededor. Después de haber escuchado las dos partes de la entrevista que el licenciado Felipe Calderón otorgó esta semana al noticiario que conduce Joaquín López Dóriga, queda una profunda duda en torno a si el titular del Ejecutivo está afectado por este síntoma.

El repliegue del discurso presidencial sobre sí mismo denota no sólo una peligrosa incapacidad de crítica, sino la ruta hacia un autoritarismo riesgoso que debe alertarnos sobre posibles tentaciones marcadas por el odio, en este caso equivocadamente asumido como exclusivamente contra el PRI, pues en realidad el Presidente enfurece y arremete en contra de todo aquel que no le acepta con sumisión.

Cuando un Presidente está rodeado mayoritariamente de incapaces, como es el caso, el cerco ante la crítica se hace cada vez mayor, generando un círculo vicioso en el que la institución presidencial se ve incapacitada para tomar decisiones sustentadas en información proveniente de múltiples voces, incluidas sobre todo las del disenso.

La cantaleta de la creación de empleos que el Presidente recita una y otra vez como si se tratase de un mantra, no es sino la manifestación más grave —ofensiva para la ciudadanía— de la incapacidad de reconocer que las cosas están muy mal. Es cierto que se han creado casi un millón de empleos, pero éstos apenas van a alcanzar para reponer los que se perdieron durante la crisis; es decir, en el mejor de los casos, estamos en condiciones similares a las que había en 2008, año en el que las cosas ya estaban en medio de un “incendio económico” caracterizado por una lógica de “no crecimiento”.

Ante la cerrazón de la Presidencia, esta semana la Cepal dejó de manifiesto el nivel de la catástrofe generado por el calderonato: a diferencia de lo que ocurrió en América Latina en los últimos dos años en México la pobreza creció; amén de que nuestro gasto social, como porcentaje del PIB, apenas se sitúa en el mismo nivel que el de Nicaragua.

El Consejo Nacional para la Evaluación de la Política Social (Coneval) estimó en 2008 que en México había un 44.2% de pobres. El problema es que el cálculo se hizo con base en la consideración de que éramos 107 millones de habitantes. Hoy que conocemos los datos preliminares del Censo 2010, las cifras son de verdad terroríficas. Si tenemos 112.32 millones de habitantes, y la pobreza alcanza (como indican estimaciones independientes) a un 47.2% de la población, el número de pobres sería de 53 millones.

Lo sorprendente se encuentra no sólo en la magnitud del dato, sino ante todo en la magnitud del silencio de la Secretaría de Desarrollo Social, desde donde su titular, Heriberto Félix Guerra, no ha tenido al menos el “detalle”, de explicarnos qué va a hacer la dependencia a su cargo para revertir estas condiciones.

Lo inaceptable del caso es que la respuesta provenga de la Subsecretaría de Prospectiva y Planeación de la Sedesol, la cual, en voz de su titular, nos regala una joya discursiva que no tiene desperdicio. Dice Marco Antonio Paz Pellat: en el Comunicado número 180 de la Sedesol, fechado el 2 de diciembre: “Yo tengo una gran confianza en que vamos a revertir los números y, sobre todo, que ya nos pusimos como fecha el 2015; en cinco años queremos abolir la pobreza alimentaria y a partir de enero del 2011 vamos a lanzar un gran paquete, junto con los bancos de alimentos, sociedad civil y fundaciones altruistas, para abolir la pobreza alimentaria”.

Al respecto, vale la pena señalar que como en toda noticia, hay tres aspectos: el bueno es que al menos “ya se pusieron como fecha el 2015” para acabar con la pobreza. El malo es que esa fecha debió asumirse con seriedad desde que se firmaron los Objetivos del Desarrollo del Milenio, porque ahí se establece que en 2015 México debía haber abatido el hambre y reducido a la mitad el número de pobres; y el peor, el hecho de que es altamente improbable que el Subsecretario siga en su cargo en el 2015 para que pueda darnos cuentas sobre los resultados de su nuevo “gran paquete”.

Para colmo, es de llamar la atención que en el Congreso, la Comisión de Desarrollo Social no haya tenido la iniciativa de llamar a cuentas al titular de la Sedesol para que explique por qué no hay un replanteamiento de la política social en su conjunto.

El autismo social de la Presidencia y su fábrica de pobres, consiste en seguir viendo sólo “hacia adentro”, y con base en tal visión, asumir que con “un gran paquete” se va a “abolir” la pobreza. Abolir significa: “Derogar, dejar sin vigencia una ley o precepto”. Ergo, el Gobierno piensa que la pobreza se puede erradicar por Decreto.

Si Calderón sigue escuchando sólo a los suyos, va a seguir polarizando al país y lo más grave: va a seguir conduciéndonos a la ruina, lo cual además de injusto, resulta infinitamente irresponsable.

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