domingo, 12 de abril de 2009

El Presidente y su Partido se equivocan. Periódico La Crónica

Saúl Arellano
Opinión
Domingo 12 de Abril, 2009
Ahora que el Presidente es visto como un Eliot Ness del siglo XXI se comprenden muchas cosas, sobre todo las razones de por qué hay tantos intocables en nuestro país: desde el más reciente escándalo protagonizado por el “temporalmente destituido” director de la Lotería Nacional, hasta los casos más graves relacionados con los poderes fácticos que controlan a México.En medio de la impunidad y de un clima de violencia generalizada, las cuentas de la administración federal “no salen” y cualquier viso de dividendo social para la población tendrá que esperar para mejor ocasión, mientras el Presidente y su equipo juegan a “las fuercitas” para ver quién obtiene la mayoría en la Cámara de Diputados.Van dos años y casi cinco meses de esta administración, y a la fecha no se conocen transformaciones estructurales que nos lleven a mejores condiciones de vida, pero sobre todo a condiciones de mayor equidad y justicia para la población, porque lo que no ha cambiado es el descarado proceso de concentración del ingreso y la injusticia distributiva en la que vivimos.Para tratar de salvar la crítica sobre la incompetencia de este gobierno, se han inventado tres mentiras monumentales: la primera radica en sostener que “la crisis vino de fuera”, o lo que es lo mismo afirmar que México no forma parte del sistema financiero internacional y de un proceso globalizador que tiende a integrar a las economías en bloques y cadenas integradas de producción. Como si las empresas que tenemos fueran todas nacionales y cuyos quiebres, cierres y paros fueran producto sólo del “contagio”, y no parte de la estructura de organización transnacional que han adoptado desde hace ya varias décadas. La segunda gran mentira que nos han contado es que México goza de una “gran solidez” frente a la “crisis que vino de afuera”. Nada más falso. La crisis alimentaria sigue su curso, y los precios de los alimentos se siguen incrementando sin tregua para los más pobres. Así lo demuestran los datos del sistema de cuentas de la FAO, en el que se pueden observar incrementos en el arroz, el frijol y el maíz, de más del 50% entre diciembre 2005 y marzo de 2009. Por otro lado, la línea de crédito solicitada al FMI por la que de un día para otro la cifra de la deuda externa se coloca en prácticamente el doble, es un signo no de fortaleza, sino de debilidad que debería comenzar a tomarse en serio.La tercera mentira es que el futuro de nuestro país depende de la reforma al sistema de seguridad pública y del esquema de operación de Pemex. Nada más mentiroso y miope que esto. Las reformas más urgentes y deliberadamente postergadas en México son, a mi juicio, la educativa, la ecológica y la fiscal. La primera, porque de ello dependerá nuestra capacidad de integración, cohesión y desarrollo social; la segunda, porque de ella depende la viabilidad de la vida en el planeta y desde luego, la viabilidad económica y social de México; y la tercera, porque implica reformar un régimen de prebendas y privilegios para los que más tienen, así como una profunda modificación de los criterios de distribución de la riqueza para aminorar la desigualdad que nos marca como uno de los países más inequitativos del orbe.Así, mientras según los datos de INEGI muestran que el país importó en enero más de 32 veces la cantidad de alimentos que logró exportar, la guerra electoral iniciada por la estulta dirigencia nacional del PAN va viento en popa, ante la cual el PRI, sin un proyecto de país claro, se ha limitado a descalificar los errores —que son reales— de la Presidencia de la República, sin presentar aún un verdadero proyecto de reforma social que nos lleve a la justicia y la dignidad para todos los mexicanos.Lamentablemente ante todo esto, la izquierda, o mejor dicho, quienes sostienen representar a la “izquierda mexicana” siguen extraviados entre un líder tropical ansioso de más poder, y una dirigencia que no alcanza a construir más que estrategias de propaganda dignas de una campaña diseñada por el “chicharronero”.El Presidente y su partido se equivocan, porque creen que al refrendar la mayoría de los Diputados Federales podrán tener estabilidad en el Gobierno. Hoy la tienen y no ha ocurrido así. Se equivocan sobre todo porque carecen de un proyecto de Gobierno más allá de los intereses a los que han decidido defender, a costa incluso de México.Para acreditar lo anterior habría que hacer sólo una pregunta: ¿Cuántas personas han dejado de ser pobres gracias al Programa Oportunidades? Para esta cuestión no hay respuesta, porque ni en el gobierno lo saben. Ese es su proyecto, y por esto es por lo que viven en un profundo error.

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