domingo, 26 de abril de 2009

Las nuevas epidemias 2:podía pasar y pasó. Periódico La Crónica

Saúl Arellano
Domingo 26 de Abril, 2009
Hora de creación: 00:51 Ultima modificación:00:51
Retomé para este texto el título de una de mis colaboraciones publicadas en La Crónica, el 27 de septiembre de 2007; lo anterior para señalar que muchos hemos exigido desde hace tiempo la construcción de nuevas capacidades para enfrentar riesgos sociales tales como un brote epidémico del tipo que ha surgido en el Distrito Federal y el Estado de México, principalmente. Hay dos argumentos que articulan mi colaboración de septiembre de 2007, titulada “Las nuevas epidemias”: el primero, que hay nuevas condiciones de riesgo para las poblaciones debido a la aparición o al “rebrote” de virus y bacterias tremendamente agresivas, cuyo control requiere medidas altamente eficaces. El segundo: que nuestro país no está preparado, ni a nivel institucional ni social, para enfrentar una crisis de magnitudes mayores.Retomo uno de los párrafos de ese artículo: “La pregunta obligada, como siempre para nuestro país, es si estamos preparados para enfrentar esta nueva generación de riesgos sociales. Es cierto que el gobierno ha diseñado un plan emergente para prevenir la gripe aviar, sin embargo, ¿la población sabe qué hacer en caso de algún brote en una granja, pueblo o comunidad? (…) Se pueden decir mil cosas al respecto. Lo cierto es que nuestro país no cuenta aún con las capacidades institucionales, los mecanismos de coordinación entre las dependencias y, mucho menos, con la capacidad de los tomadores de decisiones para enfrentar los riesgos que confrontamos en México…”.Desde mi perspectiva, lo ocurrido a partir del jueves pasado en torno al manejo de la crisis generada por el brote de la influenza porcina evidencia que el argumento sigue vigente y que más vale, ante lo que estamos viviendo, que las autoridades de todos los niveles y orígenes partidistas dejen de jugar a las “vencidas electorales” y se pongan a trabajar en lo realmente importante: la seguridad y el bienestar de la población de todo el país.Una de las cuestiones más sorprendentes sobre este asunto es el deficiente manejo de la comunicación social del gobierno. Lo errático de la estrategia de comunicación se muestra en las “compras de pánico” registradas en la mayoría de las farmacias del Distrito Federal, tanto para la adquisición de los llamados “cubrebocas” como en la búsqueda de las vacunas contra la influenza.El errático manejo de la información se pudo apreciar sobre todo en que desde el jueves todo fue improvisación. Y sólo fue hasta bien entrada la noche del día de viernes, es decir, casi 24 horas después de haber hecho pública la contingencia, que se envió un mensaje relativamente claro: la situación al parecer está controlada y hay dosis suficientes de los medicamentos requeridos para atenderla y curarla.El pasado 7 de abril, en su publicación semanal de La Cuestión Social en México, (www.ceidas.org/documentos/Excelsior/Enfermedades_Pobreza_070409.pdf), CEIDAS publicó con motivo del Día Mundial de la Salud un recuento de los datos más importantes relacionados con las llamadas “enfermedades de la pobreza”. En este texto se muestra que en México hubo más de 42 mil personas afectadas por dengue clásico durante 2007 y más de nueve mil por dengue hemorrágico. Asimismo, los datos de la Secretaría de Salud registran más de 14 mil casos de personas con tuberculosis y más de dos mil 500 de paludismo.¿Qué nos asegura que ante el cambio climático, las modificaciones en los patrones de alimentación y hábitos de salud e higiene, aunados a la pobreza y el hambre, no provocarán en el futuro próximo mutaciones en los virus que ocasionan tales enfermedades y tengamos emergencias iguales o quizá más graves a la que estamos viviendo?Al respecto, vale la pena destacar que no si ya muchos habíamos advertido que algo así podía pasar y ocurrió, valdría la pena que las autoridades reconsideraran su política de “ojos y oídos cerrados” ante la crítica, y nos den la certeza de que todos los mexicanos tenemos asegurado, al menos, nuestro derecho a la salud.Lo que está ocurriendo en estos días es una muestra irrefutable de por qué hace falta más Estado, de por qué lo fundamental para el país es fortalecer, no a las personalidades, sino a las instituciones, y de por qué hay que darles prioridad a los sistemas inteligentes de toma de decisiones antes que a la “genialidad o voluntarismo” de los políticos.Me atrevo a asegurar que, desde la perspectiva de la toma de decisiones públicas, la única manera de enfrentar la realidad es partiendo de la capacidad de plantear el peor escenario: ¿Y si el brote epidémico se sale de control? ¿Y si simultáneamente nos “golpea” el brote epidémico de dengue que se está presentando en Sudamérica? Estas son preguntas que nadie desea que se conviertan en descripciones de hechos, y a todas luces lo deseable es que sólo sean eso, especulaciones. Sin embargo, desde una posición cautelosa lo esperable también es que alguien en el gobierno se las esté planteando, pero, sobre todo, que tenga las respuestas adecuadas.

1 comentario:

microman dijo...

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