domingo, 19 de abril de 2009

La Crisis, la Codicia y la Usura. Periódico La Crónica

Saúl Arellano
Domingo 19 de Abril, 2009 Hora de modificación: 01:21
En memoria del gran Poeta Octavio Paz
Una de las tareas más importantes de los medios de comunicación es lograr construir una convocatoria a pensar distinto. En esa lógica, arriesgo a continuación una hipótesis para lograr comprender por qué llegamos a la crisis económica en que estamos, y por qué los economistas de todas las escuelas y tradiciones no atisban a ofrecernos explicaciones razonablemente aceptables sobre lo que está ocurriendo. La hipótesis no es novedosa; la han planteado numerosos filósofos y pensadores de distintas disciplinas: se trata de una crisis generada por la usura y la codicia.La cuestión es la siguiente: si la crisis económica es ciertamente producto de la codicia, entonces lo que habría que percibir es que los cálculos económicos de las dimensiones del desastre financiero global, palidecen ante la magnitud de la crisis civilizatoria que implica el hecho de que el empobrecimiento y el hambre en que viven más de mil millones de personas en todo el planeta, es resultado del egoísmo, la rapiña y crueldad de unos cuantos.Jaques Le Goff escribió un texto titulado La bolsa y la vida, en el que expone los mecanismos sociales por lo que la usura cobró legitimidad en la Edad Media; del texto podemos aprender mucho de cómo esos mecanismos permanecen intactos en nuestro mundo contemporáneo y que han permitido a las instituciones financieras de todos lados actuar con base en la impunidad para beneficiar exclusivamente a sus dueños y principales empleados.Una crisis civilizatoria como la que estamos presenciando requiere de un profundo examen intelectual y de acciones que eviten que la codicia siga “sangrando” a las poblaciones de todo el orbe. Desde mi perspectiva tratar de volver “buenos” a los banqueros o a los grandes empresarios es ocioso y quizá hasta imposible.De lo que se trata en todo caso, es de llevar a cabo una profunda reforma al sistema de instituciones que les ha permitido literalmente expropiar la riqueza global y en un santiamén desaparecerla por completo, o al menos ocultarla al modo de los trucos de escapismo del espectacular Houdini.Lamentablemente para nuestro país, llevar a cabo una reforma de este calado requiere que el Jefe del Estado se comporte como tal. Es decir, urge que el Presidente deje de actuar como gerente de una agencia de colocaciones para sus amigos y leales, y construya urgentemente un Gobierno de los mejores.Impulsar una reforma institucional que impida que las desigualdades sigan creciendo; que la pobreza en todas sus dimensiones aumente y se agudice; que pueda mitigar los efectos del cambio climático y revertir el deterioro ecológico; y que abone al fortalecimiento constante de la democracia, implica construir un Gobierno de transición, que con el apoyo de las mentes más brillantes y los mejores operadores políticos con que cuenta el país, pueda plantear un intenso proceso de reforma que transforme a México en una nación para la prosperidad en los siguientes 15 años.¿Cómo generar políticas para garantizar la disponibilidad de agua y alimentos sanos y suficientes para todos? ¿Cómo garantizar la cobertura universal de servicios de salud de calidad? ¿Cómo revertir la pérdida de bosques y selvas y evitar que en 50 años esos ecosistemas formen parte del catálogo de las cosas extintas de nuestro país? ¿Cómo transformar al sistema educativo para que se convierta en un instrumento efectivo para la cohesión e inclusión social? El problema una vez más, es que estos y otros sectores están en manos justamente de sus depredadores. Por citar sólo algunos ejemplos vale decir que tanto la educación como la salud son jugosos negocios para unos cuantos; los taladores ilegales de bosques y selvas siguen al amparo de las autoridades responsables de sancionarlos; otra vez lo mismo: sectores clave para la equidad y el desarrollo se encuentran en manos de usureros y codiciosos. Pensar en estas cuestiones implica que el Presidente se salga de la mezquina disputa electoral y nos dé ejemplo de generosidad y altura de miras; debe comprender que su círculo cercano le ha mentido; y que su proyecto está al borde del precipicio porque está rodeado, en su mayoría, de un grupo de incompetentes. El Presidente debe comprender que dos de los grandes flagelos éticos a combatir son la codicia y la usura, fuentes y quizá principal origen del agónico estertor económico que hoy padecemos, y del desorden y corrupción que aqueja a casi todas las instituciones públicas.Pensar en Ezra Pound puede ayudar. En su Cantar XLV, titulado Con Usura, el poeta dice:
Usura mata al niño en el úteroNo deja que el joven corteje Ha llevado la sequedad hasta la cama, y yace entre la joven novia y su maridoContra naturamEllos trajeron putas a Eleusis sientan cadáveres a su banquete por mandato de usura.

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