sábado, 31 de enero de 2009

No tienen vergüenza. Periódico La Crónica

Saúl Arellano
Domingo 1 de Febrero, 2009
http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=412280

La historia de la crisis que hoy vivimos comenzó su “última temporada” con el diagnóstico de una economía sólida y blindada; en septiembre del año pasado, cuando la tormenta financiera internacional arreció y se convirtió en un “huracán categoría 5”, pasamos al diagnóstico hacendario de “un ligero catarrito”; llegó noviembre con el derrumbe de los principales bancos norteamericanos, y con el anuncio de que la principal empresa constructora de automóviles en el mundo estaba al borde del colapso, y en México pasamos a la “teoría del leve contagio”.
El mundo se declaró en recesión desde diciembre del año pasado, y en México el Ejecutivo intenta “regañar” al presidente del Banco de México por atreverse a decir que decreceremos este 2009 entre 0.8% y 1.8% del PIB.Mayores muestras de esquizofrenia en la capacidad de proyección del gobierno mexicano se vio pocas veces, incluso en el errático sexenio de Vicente Fox. La política del “aquí no pasa nada” se ha convertido en discurso oficial, y los estrategas del gobierno, antes que generar un amplio paquete de intervenciones para enfrentar la crisis, no sólo en lo económico sino en lo social, han decidido sumarse a la “fiesta electoral” que este año nos costará a los mexicanos la nada humilde suma de poco más de tres mil millones de pesos.
En un país con los niveles de pobreza y de desigualdad que vivimos; y en el contexto de la crisis que ahora sí comienza a sentirse en el dramatismo de los despidos cotidianos, y de la pérdida de capacidad para comprar lo más elemental de todos los días, es a todas luces inmoral que los partidos políticos vayan a gastar esa suma de dinero en campañas que no pasarán una vez más de las propuestas vacías, de las acusaciones mutuas y de la insustancialidad del pensamiento. De verdad que para payasos, una gran cantidad de políticos en nuestro México, nos salen muy caros.
Tenemos una democracia de alto costo con pobres resultados. Y no es porque un régimen democrático no sea la mejor forma de gobierno posible, sino porque los políticos, que son los responsables de fortalecerlo, se han dedicado en las últimas dos décadas a lucrar con un discurso de tolerancia y diálogo, pero con prácticas cotidianas basadas en actitudes sectarias y contrarias al interés nacional.
La pregunta es, ¿a quién representan hoy los partidos políticos? A la ciudadanía, muy poco. Y es que los partidos se han convertido, todos, en camarillas que están dedicadas a defender los intereses de sus patrocinadores, que obviamente no somos los ciudadanos de a pie. Lo peor es que han aparecido nuevas hordas que aun fuera de los partidos son capaces de obtener recursos de dudosa procedencia.
Mientras tanto las hordas de pobres y miserables crecen también a un ritmo acelerado. Las estimaciones hechas por CONEVAL en noviembre del año pasado, en el sentido de que habría un millón más de pobres alimentarios en México deberá someterse a revisión, pues éstas se hicieron sobre la base de un crecimiento de 1% del PIB, y no de un proceso recesivo como el que presentó recientemente el Banco de México.
La siniestra danza de los números que hoy atestiguamos no es sino el síntoma de una profunda incertidumbre social que, si se hace caso a los datos, nos llevará al menos a contabilizar dos millones de pobres alimentarios más, para sumar a finales de 2009 cerca de 16.5 millones de personas en situación de hambre; y de 5 millones más de pobres, lo que nos hará rozar una vez más la trágica suma de 50 millones de mexicanos en precarias situaciones de subsistencia.
Este escenario debería movilizar a los responsables de las decisiones relativas a la generación de empleo y el desarrollo social a dedicar todo su esfuerzo e inteligencia para tratar de diseñar medidas emergentes, completamente audaces, y evitar que los números que las proyecciones obligan a construir, sean menos dramáticos. Pero no ocurre así. Al contrario de estar pensando 24 horas en cómo enfrentar el tsunami social que se nos viene encima, el secretario del Trabajo, Javier Lozano, y el de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, decidieron ir a acompañar al anuncio del inicio de su precampaña a César Nava, el ex secretario particular del Presidente de la República, quien contenderá para acceder al cargo de diputado federal por uno de los distritos ubicados en la delegación Benito Juárez, en el D.F.Desde luego que la presencia de estos funcionarios en ese acto fue legal; eso no está a discusión.
El problema es ¿cómo creerle al gobierno que no meterá las manos al proceso electoral? ¿Cómo creerle al gobierno que su preocupación no está en la disputa electoral sino en la protección del empleo y la protección de los pobres, cuando los titulares de las dependencias del ramo dedican horas de su tiempo al mitin y la grilla? Es como si en medio de la procesión, el cura, el monaguillo y el sacristán abandonaran al santo, se fueran a repicar las campanas, y pretendieran que el santo, por una cuestión milagrosa, continuara caminando solo. ¡Y vaya que podría! contestarían algunos de los que hoy nos gobiernan.
Lo lamentable de todo esto se encuentra en el hecho de que la crisis económica estaba antecedida en nuestro país por otras crisis no menos profundas y alarmantes: la del desempleo, que ha llevado a que más de 3.6 millones de niñas, niños y adolescentes tengan que trabajar para completar el gasto familiar, más los que se sumen por el desempleo que viene; la crisis de la educación, que tenía a más de 1.2 millones de niños fuera de la escuela, a cuatro de cada diez adolescentes fuera del bachillerato; y matriculados a sólo uno de cada cuatro de quienes debieran asistir al nivel de educación superior; la crisis de la inseguridad, con los más de cinco mil ejecutados del año pasado, y los que van en éste; la crisis ecológica, que nos tiene al borde del precipicio de la insuficiencia del agua; y la crisis de la pobreza y la desigualdad.
Vergüenza es el título de una maravillosa novela de Salman Rushdie; requeriríamos una adaptación del texto para exigírselo a nuestros políticos y lograr que nos sorprendan con postulaciones de políticos honestos —que aún quedan— en los cargos de elección popular que se disputarán en el mes de julio próximo.
¿De verdad el PRI podrá presentarse como un partido renovado si una vez más postula a las posiciones de diputados plurinominales a los mismos de siempre, de los grupos de siempre? ¿En serio el PRD podrá convencer a la ciudadanía de que puede construir una propuesta progresista de país, si continúa siendo rehén de grupos y camarillas indeseables? ¿En serio Acción Nacional pretende credibilidad cuando no ha logrado generar los acuerdos ni las propuestas necesarias para detonar un proceso de desarrollo integral en los ocho años que lleva como gobierno? Como se dice coloquialmente “el horno no está para bollos”.
Mientras tanto el sistema todo, en crisis, sigue cobrando más víctimas de la pobreza, la marginación y la desigualdad. Lo que hoy requerimos es una clase política capaz de asumir que el fundamento de la libertad está en la responsabilidad. Que el fundamento de una democracia dialogante y funcional al desarrollo se encuentra en un infinito compromiso con los más desvalidos; que la construcción de un país solidario requiere de una posición que, como exigen muchos filósofos, debe edificarse desde una ética ante las víctimas, y más aún, desde la perspectiva de las víctimas, que las hay y se cuentan por millones.
México no va a resistir más la carencia, el hambre y la enfermedad. México no puede tener como único futuro posible el consuelo de que “a África le va peor”. México no puede renunciar a construir un proyecto de inclusión, equidad y dignidad para todos. Si los partidos políticos; si los gobiernos de todos los niveles no entienden esto durante el proceso electoral de este año, no evidenciarán otra cosa sino que, efectivamente, no tienen vergüenza.

sábado, 24 de enero de 2009

La crisis de la Reforma Agraria. Periódico La Crónica

Saúl Arellano
Domingo 25 de Enero, 2009, Hora de modificación: 01:03
El pasado 5 de octubre publiqué en Crónica el artículo titulado “¿Y la Secretaría de la Reforma Agraria?”, en el que entre otras cosas denunciaba el uso político de esa Secretaría para beneficiar principalmente a militantes y simpatizantes del Partido Acción Nacional.Los datos que han salido a la luz pública en distintos medios confirman no sólo que lo que argumentaba en ese artículo era cierto, sino que además revelan una fuerte disputa en el interior de Acción Nacional, pues a decir de los que saben –y es un dato a confirmar–, la información que se ha filtrado a los medios proviene de la propia oficina de Mariana Gómez del Campo debido a que los panistas que se han beneficiado de los recursos públicos de la Secretaría de la Reforma Agraria no son precisamente los más leales a la Presidencia del PAN-DF.Frente al escándalo suscitado por el uso del dinero del erario para beneficiar a grupos vinculados al PAN, la Secretaría de la Reforma Agraria emitió un comunicado el pasado 15 de enero en el que avisa que se prohíbe la asignación de proyectos a “técnicos” asesores de proyectos, que tengan algún cargo partidista y que perciban un salario en ese cargo. La pregunta es por qué hasta ahora se toma esa medida y por qué la Secretaría no actuó en función de lo que establece la Ley General de Desarrollo Social, la cual indica que todos los programas dirigidos al desarrollo social, incluidos obviamente los del campo, no pueden ser utilizados con fines ajenos a los del desarrollo social.El problema, sin embargo, es mucho mayor que lo que se ha logrado documentar con respecto al Distrito Federal. En los estados de Guanajuato, San Luis Potosí y Querétaro las delegaciones de la Secretaría de la Reforma Agraria han actuado a lo largo de los últimos dos años en la misma lógica de lo que ha ocurrido en el Distrito Federal.En efecto, en los municipios de Irapuato, León, Celaya, Querétaro, San Juan del Río, San Luis Potosí, Valles y otros más muchos de los beneficiarios de los programas, así como los técnicos que asesoran los proyectos, están vinculados a Acción Nacional, por lo que sería deseable que la investigación que se ha iniciado en el DF se ampliara a toda la estructura de la Secretaría de la Reforma Agraria para verificar que efectivamente se está cumpliendo con lo que establecen las leyes.A pesar de que esta dependencia modificó las Reglas de Operación de sus programas, el problema que enfrenta es un déficit estructural de organización, claridad de su información, eficacia de sus programas y transparencia en el manejo de los padrones de beneficiarios.Este diagnóstico lo hizo el propio gobierno federal a través del Coneval, el cual en 2008 llevó a cabo una evaluación de los programas federales que están sujetos a Reglas de Operación. Para el caso de la Reforma Agraria, en un documento fechado en julio de 2008, Coneval señala que “no se tienen diagnósticos actualizados que detecten los sesgos en el acceso y control de los recursos”. Si este era el diagnóstico desde hace siete meses, la pregunta es por qué tuvo que esperar la Secretaría a que literalmente le estallara un escándalo público precisamente por el “sesgo” que se está dando en el acceso del dinero que debería beneficiar a los más pobres y que lamentablemente en su gran mayoría se está quedando en manos de productores que ya cuentan con capacidades y recursos.Coneval señala además que en la Reforma Agraria, “Los programas no cuentan con indicadores a largo plazo que les permitan definir estrategias y programas de trabajo que les permitan alcanzar la consecución de sus metas”. Dicho en otros términos, en esa secretaría, como en muchas otras, no tienen idea de adónde van; esto porque a la fecha la dependencia no ha hecho público ningún proceso de evaluación, reingeniería, revisión profunda o transformaciones estructurales que permitan solventar estas observaciones del Coneval.Para colmo de males, la evaluación del citado organismo dice con respecto a los criterios de cobertura y focalización: “Los programas no tienen bien definida a su población objetivo y potencial”, y recomienda además que “los sistemas de administración de los programas deben ser actualizados”, proceso que de llevarse a cabo implicaría mucho más que los cambios que se le hicieron a las reglas de operación de los programas denominados como Programa de la Mujer en el Sector Agrario (Promusag) y FAPPA.Para muchas personas, el debate sobre la Secretaría de la Reforma Agraria es superfluo, pues consideran que es una de esas “secretarías chiquitas” que incluso deberían desaparecer. Sin embargo, debe señalarse que esta dependencia contará en 2009 con más de cinco mil 500 millones de pesos para apoyos de proyectos productivos, lo cual la convierte en un foco rojo, dada la evaluación del Coneval, en materia de posible corrupción, malos manejos o simplemente ineficacia gubernamental.Así, con respecto al Fondo de Apoyo para Proyectos Productivos, Coneval sostiene en su informe que el Fondo no “presentaba aún mecanismos para documentar resultados finales”, lo cual, ante el escándalo en que está metida esa secretaría, más valdría que se presentara a la brevedad para poder eliminar toda sombra de sospecha sobre cómo se están manejando los recursos que son de todos.Las soluciones ante estos problemas no son muy complicadas; Coneval las sintetiza en dos: 1) “Reforzar las evaluaciones externas de impacto para poder saber si se mejoran los ingresos y el empleo de los grupos apoyados a partir del programa” y, 2) “es importante fortalecer la planeación estratégica del programa contando con planes de mediano y largo plazo”.Lo anterior, porque Coneval considera con respecto a este Fondo que: 1) no hay seguimiento puntual para la correcta aplicación de los recursos, no se contempla un seguimiento técnico especializado, no está considerado un proceso de capacitación y acompañamiento técnico en el desarrollo de habilidades empresariales durante el periodo de maduración de los proyectos. Y por si fuera poco, agrega el Coneval, el programa no cuenta con mecanismos para establecer metas e indicadores. Por otra parte, con respecto al Promusag, la evaluación del Coneval sostiene: “El programa orienta deficientemente los recursos hacia mujeres que viven en pobreza en el medio rural, no se tiene un diagnóstico que detecte sesgos en el acceso y el control de los recursos y no se contempla la capacitación en materia de género para planificadores y operadores del programa”. Lo más interesante es que Coneval señala que “el programa no ha dado seguimiento a las recomendaciones de las evaluaciones”.Es decir, desde hace más de medio año en la Secretaría de la Reforma Agraria ya sabían que no sabían lo que estaba pasando con sus principales programas. Si no cuentan con indicadores, con metas y objetivos claros de mediano y largo plazo, si no hay control para evitar sesgos en el uso de los recursos y si no hacen caso de las recomendaciones, la pregunta es qué están haciendo con los más de cinco mil millones de pesos que cada año pasan por ahí.Todo lo anterior evidencia que lo que estamos viendo en el Distrito Federal con respecto al uso de los recursos en esta dependencia bien podría ser sólo la punta del iceberg, por lo que el Congreso debería exigir una investigación de fondo para evitar que en medio del proceso electoral esta dependencia sea usada como uno de los “caballos de batalla” en la lucha por los votos. Al tiempo.

domingo, 18 de enero de 2009

Es de psiquiatra prohibir los besos. Periódico La Crónica

Saúl Arellano Opinión
Domingo 18 de Enero, 2009 Hora de modificación: 00
http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=409606

Cuando Vicente Fox dejó el cargo de Presidente de la República, muchos tuvimos la sensación de que el humor nacional se vería mermado y que sería difícil igualar los ridículos, bravuconadas y otros dislates verbales de este personaje. Sin embargo, los políticos guanajuatenses han salido reiteradamente en su defensa, y han tratado de llenar su lugar ofreciéndonos espectáculos que, sin llegar a la hilaridad del señor Fox, nos han mantenido entre la risa, el gusto y el susto.El último capítulo de esta tragicomedia guanajuatense lo está protagonizando el alcalde de la ciudad de Guanajuato. Al señor Eduardo Romero Hicks, se le ocurrió como buena idea sancionar con hasta 40 salarios mínimos a quien se bese en la calle, diga “palabrotas”, o tenga conductas inmorales.La modificación al Bando de Policía y Buen Gobierno de la Ciudad de Guanajuato, aprobada por la mayoría del PAN en ese Ayuntamiento, establece sanciones de hasta ¡36 años de arresto! a los padres que reprendan a sus hijos en la calle, así como otras bonitas sanciones y castigos a “limosneros”, indigentes y otras “lacras sociales” que contribuyan al “afeamiento de la ciudad”.Si las o los lectores creyeran que están leyendo un documento del siglo XVI, debo desilusionarlos y precisar que se trata de disposiciones emitidas en pleno siglo XXI por la retrógrada y siempre pudiente elite panista en Guanajuato, la cual representa lo peor del conservadurismo y de la intolerancia ante la diversidad.No es la primera vez que en el estado de Guanajuato ocurre un hecho así de primitivo. Ya en los municipios de Celaya, Salvatierra, León, Irapuato y ahora Guanajuato, ha habido reiterados intentos de los trogloditas que Acción Nacional coloca en cargos de elección popular, de prohibir textualmente el uso de minifaldas, “escotes pronunciados”, “actitudes inmorales”, pasando desde luego por la instauración de la ya clásica “escuela de la tortura en León”, o de asumir como costumbre las constantes agresiones al periodismo independiente de parte de las autoridades gubernamentales.El pensamiento fascista es inconfundible. Siempre es conservador, reaccionario y represor de las diferencias. En España, el franquismo comenzó en algunas de sus vertientes como un movimiento que protegía “las buenas costumbres” y por ello buscaba la represión de los homosexuales. En la ex Yugoslavia, el régimen neofascista prohibió el uso de ropa, adornos o cualquier elemento que provocara “malas costumbres o ataques a la moral”. En la Alemania nazi, la ejecución de homosexuales y los constantes llamados a la represión de la “inmoralidad liberal” fueron motivo de miles de muertes, torturas y encarcelamientos.Ante estas evidencias y tristes ejemplos históricos, más nos valdría a todos condenar a este tipo de pensamiento y cerrarle la puerta a fin de garantizar que la diferencia, la tolerancia y la diversidad sean las notas características de nuestras sociedades.Eduardo Romero Hicks forma parte de una de las familias más poderosas del estado de Guanajuato, la cual terminó de encumbrarse al amparo de los favores de Vicente Fox. Su hermano fue el sucesor y empleado incondicional del ex presidente entre 2000 y 2006, y ya antes había prestado sus servicios como uno de los rectores más reaccionarios que haya tenido la Universidad de Guanajuato. Hoy es nada menos que el director general de Conacyt.No es de extrañar pues, que esta intentona de reprimir las libertades en la ciudad de Guanajuato, una de las de mayor actividad cultural del país, y que forma parte además del patrimonio cultural de la humanidad, sea una de las vertientes de una estrategia más de El Yunque, organización que no ceja en su intento de “guanajuatizar al país”; y ahí sí que Dios nos libre.Lo que está pues de trasfondo de esta ridícula farsa, es un pensamiento excluyente y aldeano. Ni siquiera Juan Luis Vives, el renacentista español, llegó a recomendaciones tales en el siglo XVI. En su texto Del socorro de los pobres, decía que a los pordioseros se debía tratar de enseñárseles artes y oficios; pero que si aún con ello se negaban a salir de la indigencia, entonces sí habría que darles o palos o azotes o de plano la cárcel.Es obvio que ni el edil ni sus empleados tienen un conocimiento mínimo de la historia o una cultura que les permita asumir que la diversidad es la característica de esta globalidad, que aún hoy en crisis, nos ha permitido vislumbrar las ventajas de un mundo respetuoso de las distintas formas de pensar y vivir sobre el mundo.La ignorancia es siempre osada; y en esa medida, los ignorantes de Acción Nacional arremeten en contra de las “malas costumbres”; del “afeamiento” de la ciudad de Guanajuato, y de la mala imagen que dan los pobres y pordioseros a los visitantes; no vaya a ser que esos “mugrosos” espanten al turismo. Lo que no se ha entendido en amplios sectores del panismo es que las libertades no pueden ser, bajo ningún argumento, restringidas. Si se me pega la gana darme un beso en la calle, con quien me plazca, es un asunto mío. Si me quiero vestir como me venga en gana, es un asunto mío. Si me importa un bledo manifestar mi cariño e incluso deseo sexual con mi pareja en la calle, es un problema mío.La Constitución y sus leyes nos amparan a todos en nuestras libertades de pensamiento, creencia, libre desarrollo de la personalidad, religiosidad, expresión e información, y de ningún modo es aceptable que un grupo de cavernícolas pretendan restringirlas porque creen que los demás debemos asumir sus principios, valores y creencias. Andar desnudo por la calle puede ser quizá hasta ridículo, pero no inmoral: ¿quién juzga qué es lo bueno y lo malo; lo púdico y lo impúdico? Y aun en los casos de trastornos de la personalidad, lo procedente no es establecer sanciones, sino mecanismos de rehabilitación y salud mental para las personas.El pensamiento desde el que se ha impulsado esta iniciativa tiene un nombre: fanatismo ideológico. El antídoto para este mal se llama simple y llanamente literatura y educación, que es lo que menos han impulsado los Romero Hicks en Guanajuato y que tienen a la entidad como uno de los estados con menos bibliotecas públicas y textos disponibles per cápita en el país.En Guanajuato el crimen y la inseguridad están desatados. La incompetencia de los gobiernos de Acción Nacional lo han convertido en un amplio refugio para el narco y otros grupos de delincuentes como las bandas dedicadas al robo de automóviles, el secuestro, o la trata de personas.Ojalá que los panistas entiendan que el erotismo es fuente de libertad y que en esa medida la sexualidad es un ejercicio de realización en libertad. Mientras lo entienden, dejo unos versos del poema “El Desconocido” del gran Octavio Paz:

La noche es un beso infinito de las tinieblas infinitas.
Todo se funde en ese beso,
todo arde en esos labios sin límites,
y el nombre y la memoria
son un poco de ceniza y olvido
en esa entraña que sueña.

domingo, 11 de enero de 2009

Una mala estrategia con Obama. Periódico La Crónica

Saúl Arellano Opinión
http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=408264
Domingo 11 de Enero, 2009

Uno de los mayores retos para quien tiene la responsabilidad de tomar decisiones políticas es saber “leer los tiempos” y tener un pulso adecuado de los temas que pueden posicionarse públicamente, sobre cuáles es mejor no avanzar, y sobre cuáles otros es necesario sacar provecho en función de las coyunturas que se presentan.En las relaciones internacionales estas capacidades son prioritarias para cualquier Estado, a fin de lograr que un país se inserte con éxito en las dinámicas globales, y para construir relaciones bilaterales y multilaterales de beneficio para su población.Estas consideraciones que pueden parecer incluso de sentido común, son importantes de cara al encuentro que sostendrá el día de mañana lunes el presidente Felipe Calderón con el presidente electo de los Estados Unidos de Norteamérica, Barack Obama.En prácticamente todos los foros se ha destacado que es “una buena señal” que el nuevo mandatario de los Estados Unidos se reúna con el presidente de México a unos días de asumir formalmente la Presidencia de aquel país. Es claro que este “gesto de diplomacia” es una buena noticia; sin embargo, lo que no se percibe con claridad es si la agenda que se ha planteado para este encuentro es la más pertinente y la que responde efectivamente al “timing” que se está viviendo, y del cual el presidente electo Obama ha dado muestras claras de que sabe a la perfección cómo manejarlo.De acuerdo con la información que ha planteado la SRE, los temas centrales que se tratarán en este encuentro son, entre otros: el de la seguridad; el de la migración; y el del manejo de la crisis económica.Sin duda que los tres temas son de fundamental importancia; empero, a juzgar por el discurso que pronunció el presidente Obama el pasado jueves, las prioridades del gobierno de los Estados Unidos, así como las que marca la agenda global, rebasan con mucho la dimensión que se está planteando desde la agenda de temas de nuestro país., a juzgar por las declaraciones del día viernes vertidas por el presidente Calderón.Los tiempos de incertidumbre son tiempos también para ser audaces, para innovar y para imaginarse soluciones a problemas que no se habían vivido con antelación. Este es el desafío que enfrentamos todos en medio de la crisis económica mundial, y en esa lógica es importante que el Estado mexicano asuma una posición de liderazgo y de avanzada si de verdad quiere ser tomado en serio por la administración norteamericana que está por iniciar.Llegar a la primera reunión con el presidente electo de los Estados Unidos de Norteamérica con planteamientos tradicionales de la agenda bilateral puede ser un error de proporciones mayúsculas. El presidente Calderón estará frente a un hombre que ha acreditado tener una visión-país y una visión-mundo renovadora e incluso contraria a las políticas y visiones hasta ahora predominantes en la Casa Blanca.Si esto es así, será lamentable la pérdida de la oportunidad si no se consigue posicionar una agenda que abra oportunidades que sirvan de base para la construcción de una nueva era en las relaciones bilaterales México-Estados Unidos.Las rutas para una agenda de esta naturaleza ya están perfiladas, y sus cimientos de algún modo establecidos en el Acuerdo para crear una Sociedad de Prosperidad entre México y los Estados Unidos de Norteamérica. A mi juicio, se trata de asumir esta asociación en serio y exponenciar temas comunes y de alcance regional que debieran ser prioridades fundamentales para nuestros países y desde luego, para todo el Hemisferio Occidental.El presidente electo Obama ha manifestado desde su campaña electoral una profunda preocupación por la pobreza en su país; en el nuestro es el mayor saldo social que tenemos; el presidente Obama ha hecho hincapié en la urgencia de reducir la desigualdad; en nuestro país este problema es quizá la mayor sombra de injusticia que nos cubre; el presidente Obama ha planteado una profunda transición hacia una economía basada en energías limpias; México es uno de los países que menor competitividad tienen en esta materia a escala mundial; el presidente Obama ha propuesto refundar su sistema educativo y de salud; en México estos dos sectores requieren igualmente de una profunda revisión y reforma.Ante todas estas coincidencias de temas urgentes, lo increíble del caso es que ni en la cancillería ni en las áreas de asesoría de la Presidencia se haya tenido la imaginación necesaria para replantear la estrategia del discurso y de las propuestas de colaboración que pueden ponerse sobre la mesa ante un hombre que entiende de la complejidad mundial y de la necesidad de alianzas para recobrar el liderazgo internacional de los Estados Unidos.¿Por qué no plantear una poderosa alianza de recursos y capacidades para generar un corredor de la innovación científica y tecnológica entre los Estados Unidos y México? ¿Por qué no plantear inversiones conjuntas y estrategias de recuperación del medio ambiente a fin de convertir a América del Norte en la región más verde del planeta? ¿Por qué no construir alianzas para detonar nuevos procesos educativos y fortalecer a América del Norte como la zona de mayor educación y cultura del mundo, aprovechando la riqueza y diversidad de nuestro país y los desarrollos pedagógicos y educativos que hay en los Estados Unidos? ¿Por qué no arriesgarnos a plantear una verdadera alianza para reducir la desigualdad y la pobreza no solo al interior de ambos países, sino en toda la región de Norteamérica y avanzar de verdad juntos hacia una sociedad de prosperidad para América del Norte que genere beneficios adicionales para América Latina?Lo paradójico es llegar a Washington con una agenda desgastada y en la que hemos insistido en los últimos 20 años sin éxito debido a las resistencias de los factores de poder real en aquel país y que, ya por cuestiones económicas, ya con base en argumentos estrictamente racistas, han impedido un acuerdo migratorio de largo aliento.Avanzar en los temas de una agenda que incluya la defensa de la democracia, el cuidado del medio ambiente, el combate a la pobreza y la desigualdad, y los demás temas ya señalados, permitiría en no más de cinco años llegar a acuerdos migratorios de otro tipo; en condiciones de mayor equidad, y en condiciones de mayor justicia y dignidad para los mexicanos.El presidente Calderón ya se equivocó, a decir de varios comentaristas de radio y televisión, al haber sostenido en un foro privado que el senador John McCain ganaría la presidencia de los Estados Unidos; lo deseable es que no vuelva a equivocarse, como jefe de Estado, al plantear una agenda que a ojos de un político que apuesta por la audacia y la innovación como lo es Barack Obama, puede parecer no sólo desfasada, sino carente de inteligencia y capacidad de renovación.El presidente Calderón ha estudiado en los Estados Unidos; con esta base, debe saber bien que en la mentalidad norteamericana pesa mucho la capacidad de arriesgarse; de aventurarse en proyectos creativos y de proponer acciones con base en una enorme innovación. Por ello sorprende una agenda tan limitada como la que se lleva bajo el brazo y por ello, preocupa que al plantearla del modo que parece que lo hará, cierre para los siguientes cuatro años la posibilidad de renovar nuestra relación con nuestro socio comercial más importante, y el país en que más connacionales viven.

sábado, 3 de enero de 2009

El problema de la deuda y el gasto público. Periódico La Crónica

Saúl Arellano
http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=406925
Domingo 4 de Enero, 2009 Hora de creación: 00:39 Ultima modificación: 00:39
Uno de los mayores problemas financieros que enfrentó México en las décadas de los 70 y los 80 fue el de la deuda externa. Ésta llegó a niveles prácticamente inmanejables y después de la renegociación que se logró a inicios de los años 90, parecía que todo iría mejor. No fue así, la crisis provocada por el llamado “error de diciembre” nos situó una vez más en la necesidad de solicitar ayuda financiera internacional, y se logró un crédito otorgado por el Tesoro de los Estados Unidos de Norteamérica por casi 50 mil millones de dólares.A partir de este crédito se diseñaron nuevos mecanismos de control del gasto público, y se desarrollaron nuevas estrategias para garantizar la capacidad de pago del gobierno mexicano, a fin de reducir el llamado “riesgo-país”, pero también para lograr intereses mucho más bajos y fortalecer nuestras capacidades para el crecimiento y la inversión.Entre 1995 y el año 2000 se lograron condiciones económicas inusuales. En el 2000 se creció a un ritmo cercano al 7% del PIB y los pagos de la deuda externa estaban adelantados a sus fechas de vencimiento, con lo que la posibilidad de una crisis económica debido al proceso electoral de ese año, logró convertirse en una enorme ventana de oportunidad para detonar el despegue económico y social de México.Sin embargo, la estulticia de Vicente Fox y su equipo de gobierno llevó a México a la parálisis y a un entorno cada vez más oscuro en todos los ámbitos: los índices de criminalidad se incrementaron rápidamente; la posibilidad de hacer política se estancó, con lo que las reformas se supeditaron a la nota del día siguiente y a las frivolidades de la “pareja presidencial”; y la economía inició un proceso de peligroso “calentamiento”, en el que el problema de la deuda comenzó a ser una vez más parte de la agenda de los círculos financieros.De acuerdo con la información emitida por la Secretaría de Hacienda, la deuda extranjera neta de nuestro país ascendía a noviembre de 2008, a 37 mil 084 millones de dólares, cifra manejable aún en medio de la crisis, a decir del Banco de México y de la propia SHCP.Sin embargo, el problema no se encuentra como en épocas pasadas predominantemente en los montos de la deuda externa, sino en los de la deuda interna la cual era, igualmente a noviembre de 2008, equivalente a poco más de 2.14 billones de pesos, cifra que representó en esa fecha más del 17% del Producto Interno Bruto del país, lo que sumado a la deuda externa, implica que México debía, a noviembre del 2008, más del 20% del PIB.Estos datos, aunque sean “manejables” como reza el catecismo económico oficial, comienzan a ser preocupantes, y lo son aún más los que se reportan para la deuda privada del país, la cual ha crecido de manera acelerada entre los años 2004 y 2008.De cuerdo con el análisis que Banco IXE presenta mes tras mes con el título de “Deuda privada: lo último”, sobre las expectativas de la deuda privada en México, ésta creció, en su modalidad de “largo plazo”, de 282 mil 949 millones de pesos en noviembre de 2004 a 516 mil 954 millones de pesos en octubre de 2008. Por su parte, los montos de la deuda privada de corto plazo también han crecido sustantivamente desde 2004, pasando de 46 mil 754 millones de pesos en noviembre de ese año a 66 mil 275 millones de pesos en octubre de 2008.En el contexto de la crisis actual, los problemas a enfrentar en torno a la deuda de nuestro país, sobre todo la privada, es no sólo los montos a los que está llegando, sino sobre todo a la volatilidad financiera, la incertidumbre sobre el “comportamiento” de las tasas de interés, así como sobre el desempeño y la confiabilidad de los mercados de inversión.Debe señalarse que en este mercado de deuda privada están consideradas las deudas que han contraído las entidades y los municipios del país, lo cual se puede convertir en una bomba de tiempo pues el manejo financiero y presupuestal en estos niveles de gobierno (salvo honrosas excepciones), no es precisamente ni el más avanzado ni el más confiable debido a los inmensos niveles de corrupción e ineficacia gubernamental que persisten a lo largo y ancho de México.Hace sólo unas semanas, el Banco Mundial anunció que otorgaría un nuevo crédito a México por arriba de los 2 mil millones de dólares, a fin de mejorar los sistemas de gestión gubernamental. Este crédito puede parecer positivo, aunque la pregunta que surge es si valía la pena acceder a él, cuando los niveles de incumplimiento de metas del sector gubernamental, sobre todo en los sectores que atienden a los más pobres, es decir, al sector rural del país, son de los más ineficientes.Para mostrarlo basta citar la información de avances de metas por programa que presenta de manera trimestral la SHCP, y cuyo reporte más reciente disponible en su sitio de internet corresponde a noviembre de 2007. En éste se observa, por ejemplo, que Sagarpa tenía un avance porcentual de cumplimiento de sus metas, del 52% en el índice de atención a los comités de sistema-producto; del 8.3% en el índice de cobertura de programas que fomentan la competitividad de las cadenas agroalimentarias; de 56% en el índice de cobertura en servicios financieros accesibles para crear nuevas actividades productivas; de 59% en el otorgamiento de créditos PAPPIR; y un largo etcétera de un limitado avance de metas en 2007.En general, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, presentaba un subejercicio de más de dos mil millones de pesos, lo cual es sumamente grave si se considera que los recursos para el campo no sólo son urgentes sino que si son entregados con retraso, afectan directamente las capacidades y las oportunidades productivas de las y los campesinos.Lo mismo ocurre en la Secretaría de la Reforma Agraria, en donde de acuerdo con la información de la SHCP, hay programas que a octubre de 2007 habían reportado un cumplimiento de metas del 8, 16 o 33% y cuyo subejercicio reportado por Hacienda, en la fecha citada ascendía a poco más de 700 millones de pesos.Estos datos, sumados al bajo crecimiento económico, a la creciente inflación en los productos del sector alimentario, al ya comprobado crecimiento de la pobreza en todas sus dimensiones, a la creciente desigualdad y a la inseguridad y la incertidumbre que se vive en todo el país, debe llevar a una profunda revisión del proyecto inicial de gobierno de la actual administración, y replantear, ya el Plan Nacional de Desarrollo para adecuarlo a la nueva realidad que vivimos.