sábado, 19 de septiembre de 2009

¿Qué había que festejar el 15 de septiembre? Periódico La Crónica

Saúl Arellano Opinión
Domingo 20 de Sep., 2009 Hora de modificación: 01:19
El oprobio que implica la cifra de más de 50 millones de pobres en México obliga a preguntarse si realmente había algo que festejar el pasado 15 de septiembre, en el 199 Aniversario de nuestra Independencia Nacional.La pregunta es más pertinente aún, ante el exceso del Ejecutivo de apelar a la Patria, con el fin de aprobar un impuesto que es a todas luces regresivo y que no tiene otro propósito sino parchar a la ya de por sí mal remendada economía nacional, cuando lo que se requiere es una cirugía mayor a fin de subsanar los daños ocasionados por las recurrentes crisis económicas y el saqueo que los poderes fácticos han hecho de las arcas nacionales.Aun con lo anterior, pienso que es válido festejar, en primer lugar, precisamente que México es mucho más que sus políticos. Hay muchos que nos resistimos a aceptar que la realidad nacional se circunscribe a las diatribas y pleitos dignos de las mejores cantinas que protagonizan una semana sí y la otra también nuestros políticos.El asunto se encuentra en lograr destacar lo que tenemos de grandioso en nuestro país; lo que nos permite y debe animarnos a seguir sintiéndonos orgullosos de ser parte de nuestro México.Criticar con espíritu combativo todo lo que no se ha hecho y se ha dejado de hacer es necesario; así, no debe dejarse de lado seguir diciendo que la inversión en el rescate y protección de nuestro patrimonio histórico es raquítico. Empero, ello no obsta para seguir maravillándonos ante los sitios arqueológicos que nos muestran una buena parte de lo mejor de nuestras raíces. Encontrase en medio de Xochicalco, de Tula, de Chichén Itzá, Monte Albán, o zonas recientemente abiertas en el Bajío, como Peralta y Plazuelas, no puede sino cautivarnos y movernos a comprender mejor lo que somos, pero sobre todo lo que podemos ser.Es cierto que la política de desarrollo urbano es un desastre, y que el incipiente rescate de centros históricos en todo el país apenas ha servido para reparar parcialmente el tremendo daño y descuido en que se ha tenido al patrimonio arquitectónico de México; empero, eso no resta belleza ni majestuosidad a los palacios y monumentos del siglo XVI y XVII del Centro Histórico de la Ciudad de México; el barroco expresado en numerosos edificios de Puebla; la magnificencia de hermosos edificios que se encuentran desde Chiapas, Campeche, Veracruz, Tlaxcala, Guanajuato, Querétaro o incluso arquitectura del siglo XIX en el centro norte del país, como en Aguascalientes, Sinaloa, Zacatecas, Durango, Chihuahua y Sonora.Es cierto que la política de cuidado del medio ambiente es pésima, y que la promoción del turismo se ha orientado históricamente a la depredación de las playas, lagos, ríos, bosques y selvas. Sin embargo, ello no termina por opacar la belleza de los paisajes de Hidalgo, San Luis Potosí o Guerrero; las bellísimas playas de Cancún, Playa del Carmen, Huatulco, Acapulco, Ixtapa, Manzanillo, Mazatlán y desde luego Los Cabos.Es cierto que la corrupción, la incompetencia y la indolencia ha caracterizado a muchos de nuestros políticos; pero tenemos ejemplos como precisamente los de nuestros héroes: Miguel Hidalgo, José María Morelos, Vicente Guerrero, Francisco Javier Mina, los hermanos Galeana, Josefa Ortiz de Domínguez, Ignacio Allende y toda la pléyade que construyó y luchó por nuestra Independencia, quienes arriesgaron y ofrecieron su vida para construir un país libre y soberano.Nuestro país está cerca de parecerse a un paisaje mitad esplendor y mitad ruinas; empero, determinar en qué lado del claroscuro nos situamos es una decisión individual que nos permite, ya bien luchar por un México mejor, o bien simplemente asumir que las cosas no pueden cambiar y convertirse en un cómplice silencioso de quienes precisamente quieren que la sociedad no piense, no se movilice y no le exija a los políticos que actúen a la altura del país que somos.Las lecciones de la historia sirven, como lo han señalado muchos, para no repetir los errores del pasado; sin embargo, también pueden enseñarnos lo que sí puede y debe hacerse, cuando de luchar por la justicia, la equidad y la dignidad se trata.Hay que decirlo una y otra vez; México es mucho más que sus políticos; México son todos los profesores comprometidos con una enseñanza de calidad; son los médicos que todos los días se empeñan por cuidar la salud de sus pacientes; son los comerciantes que se preocupan por ofrecer calidad y buen servicio a sus clientes; son los policías convencidos de la justicia; son los trabajadores de todos los sectores que luchan todos los días por mejorar su condición y las de sus familias; son los campesinos que aún en medio de la miseria y el hambre todos los días se dirigen a cultivar la tierra. Sí, sin duda hay mucho por lo que debemos festejar aún; y también mucho que enseñarles a quienes desprecian a los ciudadanos creyendo que su potestad está en el mandar, y no en el servir decididamente a quienes los eligieron para conducir a mejor puerto a nuestro México.

No hay comentarios: