miércoles, 9 de septiembre de 2009

Una epidemia de tristeza, Periódico La Crónica

Saúl Arellano
Domingo 30 de Agosto, 2009
“Se va la vida, se va al agujero, como la mugre en el lavadero…”
León Chávez TeixeiroUrge construir una fenomenología de las víctimas. No hay más tiempo para la simulación ni para el ocultamiento de la lacerante realidad que hemos construido como nación en los últimos treinta años. Entre 1995 y 2009 han pasado menos de tres generaciones y ya estamos una vez más en la “peor crisis económica de la historia”. ¿Cuántas veces más vamos a vivirlo, y sobre todo a aceptarlo?Las cifras son contundentes y se estrellan en la cara cínica del gobierno, que nos dice que “creó” el programa de empleo temporal para que siga habiendo ingreso en los hogares. Mentira absoluta. El programa de empleo temporal tiene más de 20 años de existir (su reedición comenzó en 1988 con el Pronasol), y el INEGI nos arroja el dramático dato de 2.8 millones de personas desocupadas.En 2007 se cometieron en México más de 4,500 suicidios; en casi tres de cada cuatro casos el método empleado fue el ahorcamiento; y en uno de cada ocho la muerte fue provocada por envenenamiento. Aunque la estadística lastima, no sorprende: quienes mayoritariamente se suicidan son los pobres: albañiles, artesanos, jornaleros agrícolas y oficinistas del más bajo nivel; todos con ingresos de dos salarios mínimos o menos, y uno de cada cuatro estaba desempleado al momento de suicidarse. Asimismo, uno de cada tres contaba con estudios de primaria o menos; y uno de cada cuatro había concluido apenas la secundaria. Vale la pena destacar que casi 200 suicidios fueron cometidos por menores de 15 años; casi 1,400 por jóvenes entre 15 y 24 años; y cerca de 1,100 por jóvenes entre 25 y 34 años de edad. Un vez más: son los jóvenes pobres, desempleados, sin oportunidades de inclusión escolar y sin expectativas de empleo, quienes en mayor medida recurren al suicidio.La cifra negra es alarmante. Nos dicen los expertos en distintos diagnósticos sobre el tema que por cada suicidio que se consuma es probable que haya ocho intentos fallidos … pero también en todos los estudios que existen sobre el perfil del suicida nos dicen que es probable que lo vuelva a intentar, al menos una vez.El cáncer de mama o el de cérvix matan alrededor de 4,500 mujeres al año. Este nivel, que sigue siendo alto debido a la capacidad de prevención que existe, hace que se les clasifique como muertes evitables y en muchos casos, muertes evitables en exceso. Los niveles en que se mantienen las tasas de mortalidad por ambos padecimientos hacen que muchos especialistas sigan considerándolas como pandemias. Frente a tal categorización, ¿cómo puede clasificarse al suicidio? La Encuesta Nacional de Exclusión, Intolerancia y Violencia en Escuelas Públicas de Educación Media Superior muestra que el 7.3% de las estudiantes ha sufrido abuso sexual, es decir, más de 135 mil mujeres menores de 18 años. De éstas, sólo el 9.9% lo ha denunciado a las autoridades. Más del 60% de las mujeres encuestadas afirmaron no haber podido dejar de sentirse tristes en el mes anterior al levantamiento de la encuesta, mientras que casi el 50% de los hombres manifestó lo mismo. No tenemos datos al respecto en estudiantes de secundaria, pero me atrevo a aseverar que la información no debe variar mucho. Lo peor del caso es que ante la inmensa crisis que estamos enfrentando, la desesperanza puede crecer; la frustración puede resultar inmensa y, cuidado, una revuelta podría estallar en cualquier momento. Lo hemos sostenido así muchos desde hace al menos dos años, y la semana que concluye el propio Rector de la UNAM nos advirtió de lo mismo: un estallido social está latente. No queda muy claro a qué está jugando el Presidente de la República con el país: sigue haciendo política como si nada estuviera pasando; como si las condiciones de vida fuesen las de Suecia, y como si los 2.8 millones de desempleados que hay en México se van a resignar porque encuentra muy interesante y apasionante gobernar —eso dice él— en medio de la adversidad.La inseguridad está desbordada y cada vez se vuelve mucho más cruenta y vil. La pobreza aqueja ya a la mitad de la población y el hambre hace presa de al menos 20 millones de personas, de los cuales, más de 12 millones son niñas, niños y adolescentes. Paradójicamente, Sedesol ya anunció lo que es de suyo inaceptable: recortará “programas no prioritarios”, como si en las condiciones de desigualdad y pobreza en que estamos hubiera algo más urgente que replantear el modelo de desarrollo y orientarlo hacia la generación de equidad e inclusión social; y como si de verdad en lo social hay algo que pudiera calificarse frívolamente como eso: como no prioritario.Todo de lo que aquí se habla no tiene sino un rostro: Tristeza (así, con mayúscula). Si hay quienes creen que no puede haber una epidemia más grave y lacerante que la de la influenza, se equivoca: hoy una epidemia de tristeza recorre todo el país, y para esa no hay antibióticos.

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