martes, 5 de enero de 2010

El proyecto que no construyó Calderón. Periódico La Crónica

Saúl Arellano
Opinión Martes 5 de Enero, 2010
Hora de modificación: 01:36
http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=479058  

El país se está descomponiendo aceleradamente. Por doquier se abren nuevos frentes y por doquier se hacen cada vez más evidentes las limitaciones, pero sobre todo, las mezquindades de quienes rodean al titular del Ejecutivo federal. A éste se le ve cada vez más solo, más desesperado y más atrapado por las circunstancias y los grupos de presión que crecen y se fortalecen día con día en el interior de Acción Nacional.

El pasado 1 de diciembre de 2009 inició el proceso natural de declive de la actual administración. Cada día que pase en la segunda mitad del sexenio, será un día de menor poder y capacidad de control de daños por parte de la Presidencia de la República.

Es un juego peligroso el que está jugando el presidente Calderón. Está apostando todo a su equipo cercano y se olvida que en política las lealtades duran hasta que los intereses cambian. Y es que el problema al que se enfrenta el Ejecutivo tiene como origen el hecho de que antes que un proyecto nacional construyó un proyecto personal de poder en función del cual articuló un grupo de jóvenes ambiciosos que no tienen mayor alcance de miras que el horizonte que vislumbran en función de sus carteras.

En una de sus fábulas, Augusto Monterroso nos cuenta la historia de un camaleón que hacía política. Todos en la selva comenzaron de pronto a jugar su juego, y hasta llegaron a usar cristales de colores, a fin de ver al camaleón del color que realmente era. Sin embargo, el uso generalizado de cristales y los cambios de colores a que se sometían los animales llevó a la necesidad de reglamentar su uso, de modo tal que si alguien requería de manera urgente de un cristal para disfrazarse o para ver a los otros en su verdadero color, podía pedirlo incluso prestado a sus enemigos, de acuerdo con la necesidad del momento.

Esta situación, nos cuenta Monterroso, tenía muy divertido al león, presidente de la selva, quien se reía socarronamente de todos, dándose a veces el lujo de jugar también el juego, sólo por divertirse. De ahí, nos dice Monterroso: “viene el dicho de que todo camaleón es según el color del cristal con que se mira”.

Así las cosas, nuestro país parece haberse convertido en esa selva camaleónica en donde el verdadero poder se ha desplazado hacia “otra parte”; y eso es lo peligroso de esta cuestión, porque todo indica que una nueva forma de poder se ha apoderado de las estructuras de decisión del Estado.

Hay sin duda una perniciosa influencia del poder del dinero, agrupado en sectores y grupos empresariales que han logrado usurpar, silenciosa y subrepticiamente al Estado, dando la espalada a la ciudadanía y sumiendo al país en las ruinas de la miseria y la desigualdad. En ello se encuentra una de las principales razones de por qué no se ha logrado controlar al crimen organizado, y del por qué la batalla se está perdiendo: porque mientras la tropa sigue poniendo a los muertos, los dueños del poder y del dinero siguen expoliando sistemáticamente a la población, sin mayor proyecto que acumular más riqueza, aún a costa del bienestar de millones.

El proyecto que Calderón no construyó es nada menos que el relativo a una visión con respecto a dónde se quiere que México esté en el año 2050. Lamentablemente este gobierno decidió seguir la ruta del foxismo de gobernar vía las encuestas y en función de la popularidad.

El Presidente nos dice que su prioridad es combatir la pobreza, pero no arriesga una cifra en torno a cuántos pobres dejarán de serlo al finalizar su mandato. Nos dice que se recuperará la economía, pero no nos dice cuántos empleos se van a generar en los próximos tres años, ni cuántos de ellos permitirán que las personas y sus familias tengan acceso a la seguridad social.

Afirma el Ejecutivo que su prioridad son los más vulnerables, pero no nos dice cuántas personas reducirán su vulnerabilidad, de acuerdo con la nueva medición del Coneval, en lo que resta de su administración.

Por el contrario, parece que el Presidente del desempleo ha decidido intentar timarnos cada que el INEGI nos da una cifra “menos peor” que la que teníamos el mes anterior, y pretender que todo marcha sobre ruedas, cuando los indicadores en la economía y en lo social muestran tendencias que están para ponerle los pelos de punta aun a los más mesurados.

El 2010, un año emblemático históricamente para nuestro país, debiera ser un año de reflexión, pero sobre todo de acción, si el Presidente quiere salvar su sexenio y no pasar a la historia como el segundo gobierno de mayor mediocridad en los últimos 50 años, después, claro está, del que encabezó Vicente Fox.

Aún hay tiempo para construir un gran acuerdo nacional para la solidaridad, la justicia y la dignidad, y darle al menos rumbo a lo que queda de este gobierno. No hacerlo implica apostar por la inseguridad y la pobreza, en aras de proteger los intereses de los mismos de siempre.

No hay comentarios: