sábado, 2 de enero de 2010

La escaldada de precios significará más pobres. Periódico La Crónica

Saúl Arellano
Opinión Domingo 3 de Enero, 2010
Hora de modificación: 00:35
http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=478743

De ningún modo es una buena noticia el incremento en los precios del gas de consumo doméstico, la gasolina, las casetas de peaje, el diesel y las tortillas. El impacto en cascada que esto puede tener, aunado al incremento del IVA al 16% y del ISR al 30% puede generar un 2010 igual de difícil que el 2009, o más, para los más pobres y en situación de vulnerabilidad, los cuales representan al 81.7% de la población nacional.

Para entender de lo que se habla vale la pena recordar los datos dados a conocer recientemente por el Coneval, en los cuales se estima que en 2008 habría un 44.2% de la población en situación de pobreza multidimensional; asimismo, habría un 33% de la población vulnerable con al menos una carencia social, más un 4.5% de personas vulnerables por ingreso.

Si bien es cierto que la nueva medición de la pobreza es multidimensional, también lo es el hecho de que el componente del ingreso tiene un peso muy importante, pues el acceso a la educación, a la salud y a la seguridad social está directamente relacionado con la capacidad de ingreso y con el acceso a empleos con prestaciones sociales.

Visto desde esta perspectiva, las variables relacionadas con el costo de los productos básicos tienen una enorme importancia en la determinación de la magnitud de la pobreza en nuestro país, puesto que la llamada vulnerabilidad por ingresos y la vulnerabilidad por alguna carencia social se verán afectadas por la inflación, el desempleo que se mantendrá en el país y la reducción relativa en el número de personas con acceso a la seguridad social.

Sólo por especular, es interesante considerar que la meta de inflación del Banco de México para 2010 es de 3%, con un margen de error de (+-)1. Si al mismo tiempo se considera que el incremento al salario mínimo para el año que comienza fue de 4.85%, sólo con el efecto de la inflación, queda prácticamente neutralizado tal incremento al salario, con la consecuente pérdida del poder adquisitivo o del salario real.

Por otro lado, la expectativa del crecimiento de la economía es de cerca del 3%. Si cada punto porcentual representa alrededor de cien mil empleos, estaríamos hablando de que 2010 será un año en el que se crearían entre 300 y 350 mil empleos. Sin embargo, para finales del próximo año el tamaño de la población económicamente activa podría alcanzar los 47.5 o los 48 millones de personas, dependiendo del tamaño de la migración internacional que se dé de la población en edad de trabajar. De esta forma, considerando la cifra más baja de la PEA esperada (47.5 millones), aún con la creación de 350 mil empleos, tendríamos un rezago adicional de 700 mil empleos.

Pero esto no es lo único. Aún las personas que logran tener un empleo no siempre lo hacen en puestos de trabajo que les dan acceso a las instituciones de salud. Así, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo nos muestra que en el tercer trimestre de 2008, del total de la población ocupada del país, 27.46 millones no tenían acceso a la salud por el trabajo desempeñado, es decir, el 62.9% del total; para el tercer trimestre de 2009, esta cifra se había incrementado a 28.22 millones, es decir un incremento a 64.26% del total.

Si la medición de la pobreza con que contamos tiene como referencia datos provenientes del 2008, los graves efectos de la recesión de 2009, más el estancamiento económico y social que va a representar el 2010, podría elevar el porcentaje de personas pobres y en vulnerabilidad a cerca del 85% de la población nacional, lo cual constituye un verdadero escándalo, así como un retroceso social de proporciones no previstas por nadie hace diez años, cuando la economía estaba creciendo a tasas cercanas al 5% entre 1998 y 1999, con un récord de casi 7% en el año 2000.

Por si las malas noticias fueran pocas, el porcentaje de la población ocupada que percibe menos de un salario mínimo llegó en el tercer trimestre del año que recién terminó al 9% del total, cuando en el mismo trimestre de 2007 era del 8.3%. Por el contrario, el porcentaje de personas que percibían ingresos por arriba de cinco salarios mínimos en el tercer trimestre de 2009 representó el 10.9% del total de la población ocupada, cuando en el tercer trimestre de 2007 representaba el 12.68%.

Lo anterior representa en términos llanos que el número de los que menos ganan se ha expandido en los últimos años, y el número de los que más ganan se ha reducido considerablemente. Esto significa no sólo el deterioro y la precarización de los empleos, sino también una mayor concentración de la riqueza. Esto es una tragedia, sobre todo si se considera que para resolverlo se nos ha propuesto más de lo mismo, y quizá lo peor, operada por los mismos que han sido testigos, juez y parte en la construcción de la tragedia social que hoy vivimos.

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