domingo, 7 de febrero de 2010

El afanosito López y las traiciones de los partidos. Periódico La Crónica

Saúl Arellano

Opinión Domingo 7 de Febrero, 2010
Hora de modificación: 01:28
http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=486340

Es muy extraño que no sepamos mucho de Andrés López desde hace ya varios meses. Su presencia pública y mediática ha disminuido notoriamente en la antesala de un intenso proceso electoral, lo cual llama a sospecha sobre todo cuando hay varias personalidades que se están jugando candidaturas a gobernadores, y que son a todas luces aliados del tabasqueño.

La pregunta entonces es ¿por qué el Señor López ha decidió jugar, muy al contrario de lo que le encanta hacer: estar en los medios de comunicación y en las plazas públicas arengando masas, en el bajo perfil?

La respuesta es simple: anda, como él mismo hubiera dicho, de “afanosito” proponiendo y amarrando alianzas a diestra y siniestra, en lo que es su nueva estrategia electoral rumbo al 2012; en pocas palabras, está construyendo estructuras político-electorales para fortalecer sus ambiciones presidenciales e intentar ser el candidato de una mega alianza para derrotar a su enemigo histórico, que es el PRI.

El Señor López muestra una vez más que con respecto a la ética puede hablar mucho, pero en los hechos, es muy poco capaz de apegarse a los principios de la dignidad. Esto se verá en el momento en que arranquen las campañas, y cuando vaya de plaza en plaza apoyando a los candidatos que logre “sacar en alianza” con el PAN, precisamente el partido del Presidente al que se ha encargado de llamarle una y otra vez espurio.

Del otro lado, en el Partido Acción Nacional han perdido todo sentido de la congruencia, haciendo alianzas con quien los han llamado desde ilegítimos hasta sinvergüenzas; pero sobre todo, con quienes estuvieron a punto de impedir la toma de posesión de Felipe Calderón. Todo en aras de fortalecer, en la misma lógica del Señor López, sus plataformas y estructuras de cara al proceso de 2012, pues saben perfectamente que el triunfo de la Presidencia de la República dependerá en buena medida de la capacidad de movilización electoral y de recursos que tengan en lo local desde ahora.

Si bien es cierto que en democracia pueden formarse proyectos compartidos de gobierno, y con ese fundamento construir alianzas electorales, en México este supuesto no es el caso. Lo que ocurre aquí es una serie de “cochupos” y enjuagues electoreros que, de llevar al triunfo a sus artífices, sólo entonces llevan a cabo la construcción de plataformas de gobierno compartidas, que han terminado en ocasiones en aberraciones y absurdos que no aterrizan transformaciones sociales importantes.

Por su parte, las traiciones del PRI también son mayores. Y esto no sólo en lo que respecta a su lógica de alianzas electorales, con el Partido Verde por ejemplo, que en su plataforma propuso nada menos que la pena de muerte, contraria abiertamente a los derechos humanos.

Las traiciones del PRI tienen que ver con una ruptura a sus doctrinas históricas relativas al Estado laico. En ese sentido, es vergonzosa la alianza de los gobernadores priistas apoyando a la Iglesia católica para penalizar el aborto, en una ruptura total con los principios de tolerancia y separación tajante entre el poder civil y las instituciones eclesiales. Con esto, han abierto la puerta a una andanada de la Iglesia en un nuevo intento de fracturar la legalidad y el carácter plural y tolerante que debe caracterizar a toda democracia.

Los partidos políticos han traicionado a la ciudadanía, porque han traicionado a sus propios principios, que nos han llevado literalmente a un “mundo político al revés”. Ahora resulta que el PRI es el aliado de la Iglesia; la supuesta izquierda, encabezada por López Obrador, está haciendo alianzas con un partido confesional como Acción Nacional; y el PAN, está proponiendo por un lado acuerdos y alianzas con el PRI en el Senado, y con el PRD en las entidades de la República, en un perverso juego de “quítate tú para ponerme yo”.

En medio de este lodazal ideológico, es de destacar una y otra vez, la incongruencia del Señor López, quien, por su estridencia, se ha convertido en un personaje paradójico mayor: por un lado se auto nombra Presidente Legítimo; llama a la resistencia civil pacífica; toma y ocupa calles; impulsa al Sindicato Mexicano de Electricistas a la huelga de hambre; y ante todo ello, en aras de tener una estructura de operación electoral local fortalecida, decide darle la espalda traicionando no sólo todo lo que ha dicho hasta ahora, sino sobre todo, a las personas que han confiado en él, a veces casi hasta con fe religiosa.

Habría que preguntarle a quienes han participado del movimiento del señor López qué opinan sobre el papel de “afanosito” que ha asumido en “lo oscurito”, a fin de asegurarse de que serán sus candidatos los competidores por las gubernaturas.

En evidencia las pretensiones presidenciales de este personaje rayan en la locura; empero, hay todavía quienes sostienen que 2012 será el “año de López”. La mala noticia es que ante la fractura ética de los partidos, la debilidad de la democracia puede profundizarse y dejar la puerta abierta a personajes autoritarios que pueden intentar dar la espalda a las instituciones.

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