lunes, 7 de enero de 2008

Guanajuato: Desigualdad y Migración en el siglo XXI

Artículo Publicado por Saúl Arellano en el Suplemento Anual "Hélices" del Periódico El Correo, del Estado de Guanajuato, el mes de diciembre de 2007.

Guanajuato: desigualdad y migración en el siglo XXI
Por Saúl Arellano

Uno de los grandes retos que tiene México, y en particular las entidades con altos índices de intensidad migratoria, consiste precisamente en la comprensión de los factores que inciden y determinan los flujos migratorios. México es un país de origen, tránsito y también de destino de migrantes, y está considerado como uno de los países que en mayor medida está viviendo el fenómeno de la migración y sus consecuencias asociadas.

Este artículo tiene como finalidad explorar distintas dimensiones que están vinculadas al fenómeno de la migración y en ese sentido, dar contexto al fenómeno migratorio que se vive en el estado de Guanajuato. En particular, este artículo busca ofrecer una mirada comprensiva del fenómeno migratorio y algunas de sus implicaciones éticas, sociales y económicas.

Para lograr lo anterior, este artículo se divide en las siguientes partes: 1) la migración internacional en el siglo XXI; 2) la migración y la desigualdad económica y social en México; 3) La migración, las remesas y la desigualdad en Guanajuato y; 4) las dimensiones éticas de la migración.

1. La migración internacional en el siglo XXI

De acuerdo con datos proporcionados por la Organización de las Naciones Unidas en el Diálogo de Alto Nivel sobre la Migración, realizado en 2006, en el mundo hay cerca de 200 millones de migrantes. Si de algo hay consenso a nivel mundial, es sobre el hecho de que a partir de la década de los 80 del siglo pasado, las migraciones a nivel internacional comenzaron a acelerarse debido a las condiciones de desigualdad global y al interior de los países, que ha llevado a las personas a buscar mejores oportunidades de tener una vida digna fuera de sus países de origen.

En efecto, en el Informe del Relator Especial de la ONU sobre los Derechos de los Migrantes, 2006, destaca que la migración a nivel internacional tiene su origen, fundamentalmente en 5 factores: 1) la exclusión social y económica; 2) los efectos de guerras generalizadas; 3) la demanda de migrantes en los países de destino; 4) los factores de atracción de los países de destino y; 5) el cambio climático.

Aún con la identificación de estos factores, destaca el hecho de que la desigualdad global empuja a cada vez más personas a buscar oportunidades de vida digna, y sitúa a millones en circunstancias de peligro y vulnerabilidad, asociadas a la explotación laboral, la discriminación, el racismo, la xenofobia y el tráfico y la trata de personas.

En este contexto de la migración internacional, debe precisarse que los más vulnerables son los migrantes que viven en condiciones irregulares en los países de destino, pues frecuentemente están expuestos a la extorsión, la amenaza y la corrupción de muchas autoridades, así como a la explotación, el fraude y la trata de personas por parte de redes de traficantes de indocumentados, redes criminales dedicadas a la trata o bien empleadores que violan constantemente los derechos humanos y laborales de los migrantes en situación irregular.

Debe destacarse además que a nivel internacional se está presentando el fenómeno de la feminización de la migración, y en América Latina se calcula que al 2006 las mujeres representaban ya poco más del 40% de los migrantes que se mueven del sur hacia los Estados Unidos de Norteamérica y en menor medida hacia México.

En efecto, América Latina y el Caribe son regiones con una alta intensidad migratoria: a 2005, de acuerdo con el documento Migración internacional, Derechos Humanos y Desarrollo en América Latina y el Caribe, elaborado por la CEPAL en 2006, los migrantes latinoamericanos y caribeños llegaban ya a 25 millones, lo que representa un 13% del total de los migrantes a nivel mundial.

2. La migración y la desigualdad económica y social en México

Del total de migrantes que han salido de los países de América Latina, el grupo más cuantioso proviene de México, teniendo como principal destino a los Estados Unidos de Norteamérica. En efecto, se estima que hay ya cerca de 13 millones de personas de origen mexicano en los Estados Unidos, de los cuales, hay más de 3 millones en condiciones de estadía irregular. Se estima, con datos de la CEPAL, que en 2010 la población mexicana o de ascendencia mexicana radicada en los Estados Unidos de Norteamérica, llegará a los 36 millones de personas, lo que lo convertirá en el grupo de inmigrantes más numeroso en aquel país.

La migración entre México y los Estados Unidos está determinada, al igual que la migración internacional básicamente por la desigualdad, y por las propias condiciones de atracción y de mayores oportunidades de desarrollo que ofrece la economía norteamericana. En efecto, mientras la diferencia salarial promedio sea de 8 a 1, existirán factores de atracción suficientes para continuar promoviendo la salida masiva de migrantes hacia aquel país. A 2007, el flujo de migrantes hacia los Estados Unidos era de un promedio de 500 mil personas al año, tendencia que al parecer continuará al menos hasta el 2010.

De acuerdo con el Informe sobre el Desarrollo Humano 2006-2007 en México, hay distintos factores que determinan la migración en nuestro país; sin embargo, sostiene el informe, una de las variables “más robustas” para explicar la migración en México es la histórica desigualdad en los niveles de desarrollo que se han registrado entre las regiones. Así, para el PNUD en este informe, “En la migración está presente el fenómeno de la desigualdad: la distribución regional de las posibilidades de desarrollo, implica la presencia de zonas que ofrecen mejores condiciones de vida que las que se tienen en el lugar de origen”.

De acuerdo con este informe, en México la migración, en términos generales, está más asociada a la desigualdad que a la pobreza, pues los hogares de las personas que migran tienen tanto más escolaridad como más ingreso que el promedio de los hogares en donde hay menos migración. Asimismo, destaca el hecho de que los hogares en los que el jefe de familia se encuentra empleado, tienen mayores probabilidades de que éste emigre que aquellos que se encuentran desempleados.

A pesar de lo anterior, no debe desestimarse que las cinco entidades con mayores tasas de migración, sean al mismo tiempo de las entidades con menor Índice de Desarrollo Humano, y que el 29% de las remesas que se reciben en el país, tienen como principal destino a 429 municipios de alta o muy alta marginación, en los que reside cerca del 9% de la población nacional.

No debe olvidarse tampoco que, de acuerdo con datos de UNICEF, 1 de cada 10 hogares mexicanos del mundo rural depende exclusivamente de los ingresos provenientes de las remesas y que de acuerdo con la CEPAL, México tiene uno de los niveles de desigualdad más altos de América Latina, con indicadores de desigualdad similares a los de El Salvador.

3. La migración, las remesas y la desigualdad en Guanajuato

Guanajuato encabeza, desde el año 2001 la lista de las entidades con mayor participación relativa en cuanto a la población migrante que sale fuera del país. Es también uno de los principales entidades receptoras de remesas y en 2006 se consolidó como la única entidad del país cuya captación de ingresos por el envío de dinero de los paisanos que radican en los Estados Unidos no descendió, a diferencia de lo que ocurrió en entidades como Michoacán, Jalisco y Zacatecas, entidades igualmente con altos niveles de expulsión de migrantes. Esta tendencia a mantener o incrementarse la cantidad de las remesas en la entidad se mantendrá, de acuerdo con distintas estimaciones, al menos hasta el 2010, para después comenzar a declinar.

Sin duda, la información del Informe sobre el Desarrollo Humano puede confirmarse, no sólo con los datos de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto, 2006, sino que el propio CONEVAL ha venido advirtiendo de los altos niveles de pobreza y desigualdad que hay en el estado. A saber, en 2005 se estimó que en Guanajuato había cerca de 1 millón de personas en pobreza alimentaria, y más del 50% de la población en pobreza de patrimonio. Asimismo, las diferencias de desarrollo intermunicipales son brutales: mientras que en León se tienen niveles de vida similares a los de la Republica Checa, en Municipios como Santa Catarina o Xichú se tienen niveles de desarrollo humano similares a los de Namibia o Gabón, en África.

En medio de estas condiciones, no es casual que de Guanajuato hayan emigrado, de acuerdo con los datos el Instituto Nacional de Migración alrededor de 50 mil personas cada año (10% de la migración total nacional), la gran mayoría de ellos jóvenes con mayores niveles de educación y de ingreso que los que no emigraron, lo que confirma el diagnóstico del PNUD: en Guanajuato también emigran quienes tienen más recursos, formación y capacidades. Los más pobres no tienen ya siquiera una vía de escape a la marginación y la pobreza.
De acuerdo también con las estimaciones del Instituto Nacional de Migración, en Estados Unidos viven ya cerca de 1.2 millones de guanajuatenses, y se considera que la mitad de ellos se encuentran en condiciones de migración irregular.
Debe destacarse que de acuerdo con distintas estimaciones, en Guanajuato se reciben alrededor de 2 mil millones de dólares anuales por concepto de remesas (ingresos sólo superados por la planta armadora de la empresa General Motors), las cuales constituyen cerca del 63% de los ingresos del total de los hogares rurales. En general, en Guanajuato la dependencia de los ingresos provenientes de las remesas constituyen la principal fuente de ingresos del 15% de los hogares en la entidad, esto es, alrededor de 150 mil hogares.
Debe señalarse además que Guanajuato se está convirtiendo también en una entidad con una alta intensidad migratoria al interior del país pues entre el año 2000 y el 2005, la población que llegó a vivir a la entidad proveniente de otros estados se redujo de 2.8% del total de la población, a 1.8%; mientras que la población que salió de la entidad para radicar en otros estados ascendió a más de 53 mil personas en el mismo periodo.
4. Las dimensiones éticas de la migración en Guanajuato
Todos somos extranjeros, sentencia Albert Camus; todos somos migrantes, sostiene Carlos Fuentes. En efecto, todos de algún modo conocemos alguna historia de migración o nos hemos movido de algún lado para llegar a nuevos territorios. Cuando esto ocurre así, por propia voluntad, se trata de un acto de libertad; sin embargo, la migración que hoy tenemos de manera masiva en nuestro país, constituye un acto de expulsión, de rechazo y obviamente, de escape para quienes optan por buscar una mejor calidad de vida fuera de nuestro México.
Ningún gobierno, ni ninguna sociedad están autorizados para festejar los niveles de migración, que debe insistirse, es ya un flujo de personas que bien puede calificarse como un “éxodo de la pobreza y la desigualdad”. No hay, sólo por citar un ejemplo, un solo municipio, de los 46 de la entidad, que no tenga un alto número de migrantes, incluidos León, Irapuato y Celaya, que son los de más alto desarrollo económico y humano de la entidad.
La dimensión de incumplimiento de derechos humanos que implican estos niveles de migración de la población nacional y estatal debería llamar a la construcción de una nueva mirada al fenómeno migratorio, que si bien se ha mostrado que es inevitable e irreversible, esto no justifica la inacción o la generación de políticas y acciones meramente reactivas frente al dilema en que se ven situados los millones de personas que ya dejaron del país, y los cientos de miles que año con año se deciden a abandonarlo.
En este fenómeno, son siempre los más vulnerables quienes en mayor medida resultan afectados: los niños, niñas y adolescentes que no logran cruzar la frontera, que son repatriados sin acompañante, o que terminan presas de alguna red de “polleros” o de tratantes de seres humanos: las mujeres con un destino similar, y en miles de casos víctimas del abuso sexual, las violaciones o bien, con historias extremas que terminan en la cruda realidad de la prostitución forzosa, la explotación inmisericorde en los campos agrícolas o la servidumbre involuntaria presas de las redes de la trata de personas.
No es económicamente viable, pero mucho menos es éticamente sostenible, que una entidad, que un país entero funden parte de su estabilidad financiera y social en la recepción de las remesas. Por ello resulta tan ofensiva la doble moral que se oculta tras los discursos oficiales en los que, de una parte, condenan la construcción de un muro en la frontera con los Estados Unidos, y por otro, se repliegan a la inacción con tal de que más y más mexicanos puedan salir del país y con ello reducir la presión social ante la falta de empleos y oportunidades de vida digna para todos.
El “ogro filantrópico” que describía Octavio Paz, se ha convertido paradójicamente en un ogro sin dientes ni garras, y ha pasado a ser sólo un bufón del nuevo Leviatán internacional, vestido de capitalismo atroz, y de una globalización que conlleva más paradojas que paradigmas de libertad o esperanza para un mundo en el que migrar ha dejado de ser una opción y se ha convertido en la única puerta de escape ante la miseria y la carencia de expectativas.
Ya hay evidencia que corrobora lo que muchos sosteníamos desde hace años: ni la captación de capital financiero en las bolsas de valores ni la inversión extranjera directa son soluciones suficientes para resolver la carencia de ingresos y para detonar procesos de desarrollo con equidad y sostenibles en el mediano y largo plazo. Así lo confirman tanto el Banco Mundial como el Fondo Monetario Internacional y más recientemente la CEPAL.
Frente lo anterior, los gobiernos deben centrar sus acciones en la garantía plena de los derechos humanos, y eso implica más y mejor educación; más y mejores condiciones para la competitividad económica y social; más y mejores condiciones para el libre y pleno desarrollo de la personalidad y más y mejores capacidades para proteger y recuperar el patrimonio ecológico que hemos perdido en las últimas décadas.
Así, mientras en Guanajuato se tengan dos años menos de educación promedio con respecto a las entidades más adelantadas del país; mientras sigamos teniendo políticas que llevan a más de la mitad de la población a la pobreza de patrimonio y a cerca de 1 millón al hambre; mientras la política de apoyo y subsidios al campo siga estando destinada a la economía de exportación, abandonando a la miseria a los campesinos más pobres; y mientras las políticas de desarrollo municipal sigan centrándose en la construcción de más carreteras y obra pública suntuaria, nuestra entidad no podrá dejar de ser el paraíso de las remesas que hoy es, pero que paradójicamente, en 15 o 20 años, puede convertirse en el infierno de la desolación, la ruptura de la cohesión social, y la pérdida de capacidades para construir un Guanajuato que ofrezca una vida digna para todos.
Una cosa sí es segura: el camino que hemos tenido en los últimos 20 años nos ha llevado a la desigualdad, a la pobreza y a las distintas rutas de la migración. Los proyectos de gobierno que hemos conocido hasta ahora han fracasado y es momento de que todas y todos, contribuyamos a generar uno nuevo. Es nuestro presente y el futuro de nuestros hijos lo que está en juego.

Saúl Arellano es Director de Investigación de CEIDAS, A.C. y Consultor de UNICEF-México

1 comentario:

Gabriela Mendoza dijo...

gracias por los datos y el analisis sobre la migración en Gto, me seran de gran utilidad para mi tesis. m(_ _)m.... como siempre mis respetos