domingo, 27 de enero de 2008

Juárez, La Historia y nuestros Jóvenes. El Correo

Saúl Arellano
Miércoles, 23 de Enero de 2008
El pasado 19 de enero se celebró el 150 aniversario del establecimiento de nuestra Ciudad de Guanajuato como sede de los Poderes de la República , por Decreto del Presidente Juárez, quien al salir de la Ciudad de México ante el oprobioso golpe de Estado encabezado por Félix María Zuloaga y la reacción conservadora, encontró en nuestro estado la solidaridad y la responsabilidad republicana en el entonces Gobernador Manuel Doblado.
Este hecho constituye un momento fundamental y también fundacional de nuestro Estado. En efecto, no hay historiador y politólogo serio que no reconozca que es con la Constitución de 1857 y con la defensa de la República , cuando se consolida de manera definitiva el Estado Mexicano.
Mario de la Cueva en su texto “El Estado en México”, explica cómo por primera vez en nuestro país, a raíz de la Constitución del 57 y las Leyes de Reforma, se termina la confusión hasta entonces existente entre una Iglesia que no terminaba de ser Estado, y un Estado que no terminaba de ser Iglesia.
La definitiva separación del poder civil del religioso, constituye un elemento de modernidad que Francia, por citar sólo un ejemplo, alcanzaría de manera definitiva, de acuerdo con Juan María Alponte, hasta 1904. Signo de mayor relevancia porque es por primera vez, desde el inicio de nuestra vida independiente, que quedaron reconocidas de manera definitiva en nuestro texto Constitucional, las libertades más elementales de que somos portadores los seres humanos; libertades que fueron ampliadas y fortalecidas en nuestra Constitución de 1917, hasta hoy vigente.
La historia cuenta, y cuenta más aún cuando se trata de nuestra entidad. Para muchos, Guanajuato es la cuna de dos Independencias: la primera, iniciada por hombres de la talla de Don Miguel Hidalgo y el Capitán Ignacio Allende; y la segunda, precisamente en la “restauración de la República ” defendida por el Presidente Juárez en nuestra Ciudad Capital. Cuando se camina por Guanajuato, literalmente se “anda pisando la historia”; y que quede claro, pisando significa aquí recorriendo y rememorando la libertad y la dignidad nacional que se contribuyó a fraguar desde nuestra tierra.
Sin duda alguna, el legado de Juárez y los hombres de su tiempo es innegable y sólo puede ser atacado por quienes extrañan y anhelan el reestablecimiento de los privilegios de que gozaban los poderes fácticos hasta entonces imperantes en nuestro país, y que hoy amenazan con pretender regresar literalmente por sus fueros, todos sin duda obtenidos de manera ilegítima, pues resultan contrarios a todo espíritu democrático, libertario e igualitario.
Es este legado y esta conciencia la que la reacción pretende erradicar no sólo de nuestro estado sino de nuestro país. Empero, olvidan que México es un país de jóvenes y que son los jóvenes quienes en mayor medida hoy están facultados para vivir y aprender a vivir en libertad. Así pues, María Zambrano nos enseña: “El joven parte a la conquista, al encuentro. Es pues propio de jóvenes el engendrar historias, historia”. Y esta disposición por la historia es la que los gobiernos de los últimos años nos han negado y han incluso “arrancado” de las páginas de los libros de educación básica.
No hay país que pueda ser solidario, justo y equitativo si no tiene como base una amplia base histórica; una historia compartida que permita generar experiencias, pensadas y vividas, que nos den la posibilidad de construir futuro; que nos animen e impulsen a construir proyectos de ciudad, de estado y de país a 50 años; a 100 años.
Hoy que los gobernantes y las elites dominantes en nuestro país y nuestro estado han extraviado el rumbo; hoy que estas elites y grupos de poder se han negado y nos han negado la posibilidad de percibir la grandeza de nuestros orígenes, no pueden en consecuencia, ofrecernos un futuro que se acerque a la grandeza que nos precede y que debería enorgullecernos día con día como guanajuatenses.
Hoy es momento de recobrar nuestra historia y de exigir que nuestros dirigentes actúen en consecuencia: Vicente Fox nos llevó al ridículo internacional por su supina ignorancia y rapacidad sin límites y eso no debe volver a ocurrir. Frente a ello, corresponde a todos, y en particular a nuestros jóvenes recobrar la audacia y pugnar, sumando esfuerzos y capacidades, para que nuestras libertades no sean una quimera más, y para que la justicia, la educación, la cultura y la equidad sean las características que hoy puedan enorgullecernos y ampliar nuestro patrimonio histórico. A fin de cuentas, la historia es y se construye cada día.

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