miércoles, 16 de enero de 2008

Obama y nuestros migrantes. El Correo

Por Saúl Arellano
Miércoles, 16 de Enero de 2008

La contienda por obtener las candidaturas presidenciales en los Estados Unidos de Norteamérica ha entrado en una fase de incertidumbre sobre quiénes serán los representantes de los Partidos Demócrata y Republicano en las próximas elecciones del mes de noviembre en nuestro vecino del norte.
La vinculación entre nuestros países es además de obvia ineludible, y es momento de revisar nuestra política con respecto a los Estados Unidos de Norteamérica, en particular desde una visión construida desde lo regional que permita potenciar nuestras capacidades de incidir en el cumplimiento de los derechos humanos de todos los mexicanos que viven aquí, y también en el otro lado de la frontera norte.
Don Gilberto Rincón Gallardo escribía en su artículo de hace una semana, publicado en Excelsior que el valor de Obama consiste en haber puesto el tema de la migración como uno de los elementos constitutivos de su política para la unidad en los Estados Unidos de Norteamérica, y si bien en todo caso se trataría de una política interna de los norteamericanos, en caso de un eventual triunfo de Obama, lo cierto es que su presencia en el proceso electoral obligará a modificar las propuestas migratorias o al menos a matizar a las más radicales que se han expresado al respecto.
Este tema es ineludible para nuestra entidad, sobre todo porque es uno de los estados con mayor número de migrantes en los Estados Unidos de América, además de ser una entidad que, de acuerdo con las tendencias, será la que en mayor medida reciba remesas y continúe enviando paisanos al norte hasta al menos el 2010; así lo muestran las proyecciones de CONAPO, mismas que describí mucho más ampliamente en mi artículo del Suplemento Especial del Correo “Hélices”, titulado “Guanajuato: Desigualdad y Migración en el siglo XXI” publicado en diciembre pasado.
Que unos de los posibles candidatos presidenciales en los Estados Unidos de Norteamérica reconozca que el problema migratorio no se resolverá con muros vergonzantes como el que se ha iniciado a construir por la actual administración Bush, y que además proponga una amplia reforma migratoria a través de la cual se reconozca el valor y la importancia de los migrantes para la economía norteamericana es un asunto mayor que debe valorarse al momento de que la población latina en Estados Unidos decida emitir su voto tanto en las elecciones primarias que ya están en proceso, como en la ya mencionada elección presidencial que se levará a cabo en noviembre.
Por lo pronto, Obama ya se ha posicionado como un candidato realmente competitivo y ha echado por la borda la imagen de la Senadora Hilary Clinton como la inminente candidata demócrata. Obama ha impuesto récords de recaudación de fondos, más aún de su triunfo en Iowa, y de su exitoso resultado en New Hampshire, en donde a pesar de haber sido derrotado, obtuvo suficientes votos como para mostrar la dimensión de su candidatura, como para mantenerse muy cerca en el número de Delegados obtenidos para las elecciones primarias que se desarrollarán en los próximos meses.
Viene el proceso en Illinois, el cual ha sido anulado por el Partido Demócrata, y la prueba de fuego para la Senadora Clinton estará en Nevada, en donde deberá demostrar que su candidatura puede unir a todos los sectores del Partido Demócrata, aunque por lo que se ha publicado en las encuestas de aquél país, Obama avanza a un probable triunfo, por amplios márgenes, en las elecciones que se llevarán a cabo el próximo 19 de enero.
En su edición del lunes, el Washington Post publicó una nueva encuesta levantada unos cuantos días después de la elección de New Hampshire, que fue presentada como la “recuperación” de la Senadora Clinton. En esta encuesta se muestra, sin embargo, un crecimiento de Obama en las preferencias del electorado norteamericano de más de 14 puntos, y una caída de a Senadora de más de 11 en sus propias preferencias. La diferencia se ha cerrado a un 42% a favor de la Senadora por Nueva York, frente a un amenazante 37% de Obama que, de seguir las tendencias, llegará al llamado “Super Tuesday” del próximo 5 de febrero en un empate técnico y con amplias probabilidades de situarse a la delantera en la búsqueda de la nominación de los demócratas.
Es muy pronto para poder realizar predicciones certeras. Pero lo que sí es un hecho es que Obama encabeza una candidatura sumamente competitiva y que su presencia en el proceso electoral norteamericano representa, al menos en el discurso y los ideales, una esperanza de que nuestros paisanos tendrán mayores oportunidades de ver respetados sus derechos en un país que hoy les niega la mínima reciprocidad a cambio de los enormes aportes que hacen tanto a su economía, como a la nuestra.

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