sábado, 16 de mayo de 2009

Para eso era el CONAPRED. Periódico La Crónica

Saúl Arellano
Domingo 17 de Mayo, 2009
Hora de modificación: 00:27
El 27 de marzo de 2001 se instaló en México la Comisión Ciudadana de Estudios contra la Discriminación. Ese mismo año fue declarado por la Organización de las Naciones Unidas como “Año Internacional de Movilización contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia”, en el marco de los preparativos de la Conferencia Mundial del mismo nombre, la cual se llevaría a cabo en Darfur, Sudáfrica, en el año 2002.En el Número 182-183 de la Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, publicada en 2001, Gilberto Rincón Gallardo advertía: “Las prácticas discriminatorias permean todos los ámbitos de nuestra vida social. A diferencia de otras conductas lesivas para las personas y para su dignidad, las prácticas discriminatorias son frecuentemente invisibles para nuestro orden legal y para la acción de las instituciones, pues estos agravios carecen, en general, de codificación jurídica, y por ello, de persecución legal por parte del Estado”.Derivado de estas y otras acciones, se logró que el 14 de agosto de 2001 se publicara en el Diario Oficial de la Federación el Decreto por el que se agregaron un Párrafo Segundo y Tercero al Artículo Primero de nuestra Constitución Política. El Párrafo Tercero es en el que quedó plasmado el derecho de todos los mexicanos a no ser discriminados.Posteriormente, el 11 de julio de 2003 se publicó igualmente en el Diario Oficial de la Federación el Decreto por el que fue expedida la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación. El Artículo 9 de esta Ley cuenta con XXIX fracciones, en las cuales se enlistan las prácticas que se consideran como discriminatorias.La ley establece que el Estado contará con un organismo denominado Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), el cual tiene el mandato de contribuir al desarrollo económico, cultural y social del país; llevar a cabo las acciones conducentes para prevenir y eliminar la discriminación; fomentar y promover políticas en la materia y coordinar las acciones que en la materia realicen las dependencias públicas del Ejecutivo federal.Al ser instalado el Conapred, Don Gilberto Rincón Gallardo fue nombrado presidente de este Consejo, cargo que ocupó hasta su lamentable muerte. Quienes tuvimos la oportunidad —aún marginalmente— de conocer a Don Gilberto, sabemos de su estatura moral e intelectual. Su honestidad en la defensa de los derechos humanos y su compromiso con el país estuvieron, desde mi punto de vista, siempre fuera de toda duda.Por ello sorprende que luego de su lamentable fallecimiento, el Conapred haya quedado acéfalo por tanto tiempo. La continuación de un proyecto como el que encarnaba Rincón Gallardo exigía buscar un perfil que sin pretender llenar el hueco que dejó, no sólo en el cargo, sino en el espectro político e intelectual del país, pudiera honrar el compromiso del Gobierno con una de las causas más importantes que hay para la cuestión social de México.Es lamentable que ante la evidencia del enorme reto y saldos que tenemos en materia de discriminación en México, el Conapred se haya convertido en una dependencia gris, sin personalidad y sobre todo sin voz en un momento en el que la crisis económica, el desempleo masivo y ahora hasta la epidemia que estamos enfrentando, es altamente probable que se incrementen o agudicen los niveles de discriminación persistentes en el país.Los resultados de la Encuesta Nacional sobre Discriminación, realizada en 2005, nos advertían de los niveles de intolerancia, racismo, discriminación y hasta xenofobia que existen en México. La Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas, 2008, ratifica que seguimos siendo una sociedad que rechaza la diferencia, que vive en medio de una cultura de intolerancia y que los más vulnerables siguen siendo discriminados. Una de las cuestiones que llaman poderosamente la atención ante todo esto es el doble discurso de la Presidencia de la República con respecto al tema. Hacia el exterior se usa incluso la Banda Presidencial a fin de exigir no discriminación a los mexicanos a causa de la influenza humana; en cambio, hacia dentro, la presidencia del Conapred no ha sido capaz de decir “esta boca es mía” ante evidentes actos discriminatorios; por el contrario, pomposamente, en su sitio electrónico sostiene: “hasta la fecha no hay denuncias ante el Conapred a consecuencia de la influenza”.Queda la duda de si ante la muerte de Don Gilberto, la decisión del Gobierno fue minimizar al Consejo, sacarlo de la discusión pública y convertirlo en una institución intrascendente.En 2008, el 82% de los mexicanos sostiene que en nuestro país se discrimina por la edad; 75% opina que discriminamos por “la clase social”; el 73% opina que se discrimina por las preferencias sexuales; y el 70% percibe que discriminamos por nuestra apariencia física. Comprender lo que esos datos implican requiere de una visión-mundo y de una visión de Estado sostenida en una ética civilizatoria de gran calado. Hoy lamentablemente, en el Conapred se carece de ello.
sarellano@ceidas.org

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