domingo, 31 de mayo de 2009

Bob Marley, Luther King, Buendía… y los periodistas asesinados. Periódico La Crónica

Saúl Arellano
Domingo 31 de Mayo, 2009
Hora de modificación: 01:07
Robert Nesta Marley nació en 1945; afortunada coincidencia con el fin de la Segunda Guerra Mundial. Venido de la pobreza, este músico, mejor conocido como Bob Marley, es uno de los mayores exponentes de la música latinoamericana y su vinculación al pacifismo. El 3 de diciembre de 1976, Bob Marley, su esposa de nombre Rita Anderson) y su representante, fueron heridos a balazos, a sólo dos días de un concierto para promover “la paz y la reconciliación nacional en Jamaica”, en el que Marley participaría. La causa de la agresión a Marley quedó sin aclararse. Se dijo que había sido quizá, un intento de asalto; empero, es claro que el atentado tuvo como origen un intento de represalia por la aceptación de Marley a participar en el citado concierto.Esta historia, acaecida hace ya casi 33 años nos ilustra, como muchas otras, cómo los intereses políticos o económicos siempre conspiran y siempre o casi siempre, quedan en la impunidad. Seis años antes, el 4 de abril de 1968, Martin Luther King había sido asesinado a tiros; y el 2 de octubre de ese mismo año México fue escenario de una terrible masacre de estudiantes marcando con ello nuestros inacabables tiempos nublados, brillantemente descritos por el poeta Octavio Paz. “Una desgracia va siempre pisando las ropas de otra: tan inmediatas caminan”, habría escrito William Shakespeare. La lucha por las libertades iniciada en la década de los 60 y continuada a marchas forzadas en las siguientes dos décadas, comenzó de pronto a tener nuevos enemigos; muchos de ellos invisibles y por lo mismo, mucho más peligrosos por su capacidad de conspirar y corromper.El 7 de febrero de 1985, el agente antinarcóticos de la DEA, Enrique Camarena, fue secuestrado presuntamente por orden del narcotraficante Rafael Caro Quintero, con la complicidad de autoridades judiciales y militares mexicanas. La prensa de la época narra cómo los detenidos alegaron siempre ser chivos expiatorios y cómo a final de cuentas, hubo siempre dudas en torno al manejo judicial del caso.Un año antes, el 30 de mayo de 1984, el periodista Manuel Buendía fue asesinado sobre la Avenida de los Insurgentes de cinco tiros en la espalda; la razón: aunque nunca plenamente esclarecida, apunta a un crimen de Estado por el temor a que el columnista, considerado como uno de los periodistas más influyentes en los últimos 50 años, revelara los vínculos del poder político con los del narcotráfico. Raymundo Riva Palacio narra en su columna del 30 de mayo del 2007, cómo el autor intelectual del asesinato de Buendía fue ultimado tres días después del crimen cometido contra el periodista, con más de 120 puñaladas en el cuerpo: la ocupación de esta persona: un coronel del Ejército.20 años después del asesinato de Buendía, a unas cuantas calles de la avenida de los Insurgentes, el 28 de septiembre de 1994, sería asesinado José Francisco Ruiz Massieu, en la calle de Lafragua. Paradójicos destinos marcados por la sospecha del vínculo entre el narco y la política. Uno plenamente del lado de las víctimas, el otro, víctima lamentable marcada con la sombra de haber sido cómplice de victimarios.De acuerdo con un comunicado de la Federación Internacional de Periodistas, México es por segundo año consecutivo, el país más peligroso de América Latina para ejercer el periodismo. Irak, México y la India se mantienen desde hace ya cinco años como los “líderes mundiales” en la cifra relativa a periodistas muertos en el ejercicio de su profesión.El dato no es menor: no se llega a este nada prestigioso lugar sin antecedentes reiterados de impunidad, y de un morboso contubernio entre las mafias del crimen organizado y estructuras del poder político en todos sus niveles y órdenes.A la fecha no hay ningún caso completamente resuelto en materia de asesinatos contra periodistas mexicanos. La Fiscalía creada para perseguir los delitos en contra de periodistas es menos que una burla. No ha dado informes confiables; no ha generado certidumbre ni seguridad para el ejercicio profesional del periodismo y mucho menos, ha generado credibilidad para el Gobierno. Lo increíble del caso es que cada día, cuando despertamos, esa fantasmagórica fiscalía sigue ahí, en silencio y sin la capacidad de darnos un informe creíble, o al menos aceptable.El Alto Comisionado de los Derechos Humanos, la UNESCO y otras instancias de la ONU han hecho enérgicos llamados a que en México se termine con la impunidad relacionada con los crímenes contra periodistas. Lamentablemente el gobierno no pasa de emitir discursos huecos y acciones marcadas por la ineptitud que a estas alturas, ya parece, antes bien, complicidad.De regreso al inicio de este artículo: Bob Marley sobrevivió al atentado; dos días después subió al escenario no sólo para cantar otra vez, sino para regalarnos una de las ideas más apasionantes del pacifismo latinoamericano. Cuando alguien le preguntó por qué ir al concierto si su vida corría peligro, respondió: “La gente que está tratando de hacer este mundo peor no se toma ni un día libre, ¿cómo podría tomarlo yo? Ilumina la oscuridad.” Hoy no está de más repetir: “Get up, Stand up, stand up for your rights”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bien tus opiniones, ok? Pero creo que tienes una idea medio obtusa de Marley como Latinoamericano.