Guanajuatización, una aspiración sepultada. Entrevista a Saúl Arellano en El Universal

Ignacio Alvarado Álvarez Enviado El Universal Lunes 20 de julio de 2009 http://www.eluniversal.com.mx/estados/72509.html

GUANAJUATO, Gto.— El presidente municipal de Romita, Felipe Durán Muñoz, convocó a su gabinete la mañana del martes 14 de julio para enterarlos de una condición que inevitablemente afectaría las tareas públicas: a mitad de año, las arcas del ayuntamiento estaban vacías.
Durán Muñoz, de extracción panista, expuso la causa de tal crisis mediante un comunicado oficial, emitido la tarde de ese mismo día:
“El drástico corte presupuestal de participaciones federales por 7 millones 958 mil 910 pesos del primero de enero al día de hoy (…) ha provocado que en este momento no se tenga para pagar sueldos de ningún integrante del ayuntamiento”.
A las 14:00 horas, cuatro después de que el presidente municipal se dirigió a sus colaboradores, la policía, el departamento de limpia y el de alumbrado público suspendieron actividades.
Durán buscó ayuda del gobernador Juan Manuel Oliva, pero en vez de ello fue reprendido, de acuerdo con información de los diarios locales. Más que una supresión de fondos federales, los datos de la prensa indican que hubo dispendio durante las campañas políticas y un dudoso manejo administrativo.
La noticia del colapso financiero ocurrió en un momento sensible para el PAN, en éste que es su principal santuario.
Oliva presidió el miércoles una reunión con funcionarios de su gobierno y los dirigentes locales del partido, para un primer análisis sobre los resultados electorales. El PAN perdió 11 alcaldías, entre ellas la capital, y una considerable proporción de votos en territorios emblemáticos para la derecha, como León, la principal ciudad del estado.
“El partido está en un momento de reflexión”, dijo Oliva a mitad de un pequeño receso de la reunión.
El gobernador fue el gran anfitrión en julio de 2008 de una sesión de consejeros nacionales en la que se definieron estrategias para captar 18 millones de votos durante las elecciones de este año.
Fracasó el intento. Pero Oliva no concede respuestas del porqué. “Yo me ajusto, como miembro del Comité Ejecutivo Nacional del partido, a los tiempos que está marcando la reflexión”, se excusa.
Oliva sufrió en apariencia un descalabro menor tras las elecciones. Acción Nacional ganó la totalidad de los distritos locales y perdió sólo uno federal. Pero del millón 100 mil votos obtenidos en 2006 esta vez lograron 750 mil.
En más de un sentido, los números son vistos por sus oponentes políticos como la consecuencia del cansancio ciudadano hacia un partido que lleva dos décadas en la cúspide del poder.
“Los gobiernos panistas no eran lo que decían ser: ellos decían que iban a ejercer el gobierno con transparencia, con igualdad, que gobernarían para todos y que no habría corrupción. Y no fue cierto”, dice José Luis González Uribe, dirigente estatal del PRI.
El modelo de política y gobierno que el líder nacional del PAN, Germán Martínez, propuso exportar hace un año al resto del país, encuentra sus primeras fisuras en el ayuntamiento de Romita, más allá de la lectura ofrecida por el priísta González Uribe. Allí no sólo asoma la pobreza, sostienen analistas, sino el conjunto de acciones en las que suelen caer los gobiernos hegemónicos.

Tierra de pobres
En el resultado electoral, indica Saúl Arellano, director de investigación del Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social (Ceidas), influyó “el pésimo desempeño gubernamental” del PAN.
“Guanajuato es uno de los estados más inseguros del país y uno de los 10 con más ejecuciones por el narco este año. El empleo no crece, y al revés, muchas empresas, talleres y pequeños negocios han cerrado”, dice.
En 2008, Arellano, originario de la entidad, publicó en el diario local Correo, 46 ensayos en los que analizó, un municipio a la vez, sus condiciones de pobreza, marginación y desarrollo humano.
Decidió llamar a la serie “Viaje al centro de la desigualdad”. Dotado de números inobjetables sobre la precariedad en todos ellos, Saúl Arellano concluyó la más completa radiografía de Guanajuato publicada por un medio masivo de comunicación. Un año después persiste la misma lectura descarnada:
El índice del desarrollo humano, registrado en 2006-2007 por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, ubica a Guanajuato en el lugar 22 a nivel nacional, o lo que es igual, entre los 11 menos desarrollados del país.
Más de la mitad de los 4.8 millones de habitantes, 51.6%, es pobre, y 18.9% vivía en pobreza alimentaria en 2005.
“Con los efectos de la crisis económica es probable que estos datos se agudicen. En números absolutos significa que 925 mil personas en 2005 no tenían ingresos ni para comer y que 2.52 millones eran pobres”, resume.
Doble crisis
El estado fue sacudido este año no solamente por la depresión financiera, sino por la contingencia sanitaria, que contrajo el turismo dramáticamente.
En ello, sin embargo, Oliva encuentra un sentido contrario al abismo referido por el investigador del Ceidas.
“No desconocemos los efectos de la crisis en la cuestión de la empresa, del empleo, pero también creo que la crisis es un momento sustancial para ver de qué estamos hechos los ciudadanos, los empresarios y los gobiernos”, dice.
El gobernador enlista una serie de proyecciones de inversión, en las que enumera a la industria aeronáutica y automotriz, y anticipa la construcción de autopistas y presas.
Su gobierno ha dispuesto de mil 500 millones de pesos para el financiamiento de la micro, pequeña y mediana empresa, y de ese presupuesto destinó 605 millones para la pavimentación de mil 200 calles. “Hablamos de generar empleo, personal y familiar, con proyectos productivos”, explica.
De acuerdo con datos manejados por Oliva, las cifras de contratación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) durante junio indican que Guanajuato produjo 3 mil empleos, debajo tan sólo de Jalisco y Nuevo León.
La tasa actual de desempleo en Guanajuato es de 5.8%, de acuerdo con Héctor López, secretario estatal de Desarrollo Económico. El promedio nacional es de 6.1%.
“No tener empleo para familias guanajuatenses nos preocupa y obviamente nos preocupa cómo viven”, dice el gobernador. “El empleo, ahora mismo, es la necesidad número uno de Guanajuato”.
En la entidad, 35% de los trabajadores gana menos de tres salarios mínimos. Aún así, Guanajuato se mantiene como la sexta economía nacional, con un Producto Interno Bruto cercano a los 30 mil millones de dólares, dicen los informes del secretario de Desarrollo Económico. Es una bonanza que alcanza a una minoría. Y existe una explicación del porqué.

Estado maquila
En la década de 1970, Guanajuato era considerado el granero de México. La suerte del campo terminó conforme el país se adentró en tratados comerciales, dice el investigador de la Universidad de Guanajuato, Luis Miguel Rionda.
Ello derivó en un crecimiento industrial que, sin embargo, no contribuyó al mejoramiento de la economía ciudadana. Rionda cita un ejemplo:
“El sector calzado en Guanajuato se basa en las ‘picas’, o sea en la maquila. La maquila es una estrategia productiva bastante redituable para el empresario, pero para el trabajador es sumamente desventajosa, porque todos los costos de la producción recaen sobre el dueño de la pica”. La más reconocida de las zapaterías locales, 3 Hermanos, aplastó al gigante del ramo Canadá, justo por ello, dice el investigador Rionda.
Es un esquema productivo, agrega, que encontró aliento en los gobiernos del PAN y que aplica en casi todos los sectores de la economía regional, como el textil y la agricultura.
“La producción del Bajío no está en manos de campesinos sino de grandes agricultores que son intermediarios de las grandes empresas internacionales, y son los que ganan. Es cierto que el Bajío atraviesa por un gran florecimiento, pero no beneficia a los pobladores del estado”.
Uno de los grandes beneficiados con el modelo, señala, es Javier Usabiaga, quien fue secretario de Agricultura con Vicente Fox.
“Él no es dueño de grandes extensiones de tierra, sino que arrienda grandes extensiones en el Bajío y compra la producción de pequeños agricultores, la concentra y entonces se convierte en el acaparador y principal exportador del ajo. Todo es maquila”, afirma Rionda.
El poderío de este tipo de industria es tal que orienta la inversión pública para su propio beneficio.
El gobierno de Oliva emprendió la construcción de 25 campus universitarios, con la idea de generar profesionistas para alimentarla.
“Obviamente queremos que esa educación se conecte a un estado que vaya poniendo las bases para convertirse en la fábrica de México, en un estado industrializado, un estado educado”, dice.
Existe un pequeño problema al empeño del gobernador: el estado carece de una planta de profesores para tal multiplicación de aulas. “Si abres en forma indiscriminada una oferta como ésta, es seguro que va a ser una oferta de segunda calidad”, advierte Luis Miguel Rionda.
Lo de Oliva, sostiene el investigador, “es una estrategia dilatoria de un problema que ya está encima de nosotros: el de una población que se encuentra entre 18 y 25 años que ya está demandando empleo y a la que no puedes ofrecerle nada, sino ponerla a estudiar”.
Algo parecido ocurre con la construcción de centros hospitalarios, el otro gran puñado de obras presumidas por el gobernador. Se han construido una docena de ellos, con lo que se brindará asistencia a 631 familias del Seguro Popular.
“El Seguro Social y el ISSSTE tienen problemas para brindar atención médica adecuada y proporcionar medicamento, y es lo mismo que pasa en nuestro pobre estado de Guanajuato. Yo me pregunto: de dónde sacará a los médicos”.
El que habla es Carlos Chacón, secretario de Ecología y Medio Ambiente del Comité Directivo Estatal del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), que este año se colocó como tercera fuerza política en la entidad.
“Además —agrega Chacón— hablar de 631 mil familias afiliadas al Seguro Popular, refieren la condición de un estado muy pobre. Eso equivale a 3 millones y fracción de personas, es decir, más de la mitad de la población”.
Retroceso
En sus análisis sobre la realidad estatal, Saúl Arellano, director de investigaciones del Ceidas, atribuye las condiciones de pobreza a gestiones municipales y políticas estatales.
“El resultado es lamentable: León, que ha sido gobernado ya por casi dos décadas por el PAN, tuvo una estrepitosa caída entre 2000 y 2005 en el Índice de Desarrollo Humano Municipal elaborado por el PNUD, al pasar del lugar 58 a nivel nacional, al lugar 135. Celaya cayó del 103 al 107 e Irapuato del 215 al 269.
“Son los principales centros económicos y urbanos del estado y el retroceso con respecto a los avances en el resto del país es desastroso”, concluye.
La grandilocuencia parece radicar únicamente en el discurso. Los años en que el PAN ha gobernado Guanajuato, refiere Luis Miguel Rionda, ninguna obra mayor se ha construido.
“Cuando Vicente Fox llegó a la gubernatura prometió 16 megaproyectos, de los cuales ninguno se concretó, o creo que uno: el distribuidor vial a la entrada de León. Pero nada más”.
Por eso se alarmó en julio de hace un año, cuando el entonces dirigente nacional de Acción Nacional, Germán Martínez, dijo que guanajuatizaría al país.
De haber sucedido, dice, “hablaríamos de un país sumamente conservador, reacio a los cambios, un país incapaz de generar oportunidades locales para su propia gente; es decir, un país de migrantes y con los problemas que lo aquejan mucho más acentuados”.