Saúl Arellano
Domingo 5 de Julio, 2009
Hora de creación: 23:18
El día de hoy se llevará a cabo uno de los procesos electorales de mayor mediocridad en el contexto de nuestra joven y cada vez más frágil democracia. El medio de un descrédito generalizado, los partidos estarán dedicados a cuidarse las manos unos a otros, y a denunciar irregularidades, compra de votos, embarazo de urnas, “ratones locos”, utilización de recursos públicos y otras linduras que antes de desaparecer, se convierten en mecanismos cada vez más sofisticados en todos los partidos y en todas las regiones del país.A lo largo de estos espantosos meses de una propaganda para el olvido, no se escuchó una sola propuesta producto de la sensatez o la inteligencia política; y en medio de tal vacío, la estridencia de propuestas de propuestas como la pena de muerte hizo gala no sólo del tremendo e inmoral pragmatismo del partido que la propone, sino de la vocación autoritaria que persiste en muchos segmentos de la población.La legislación electoral vigente establece que los partidos políticos tienen como una de sus principales tareas la promoción del voto. Empero, dada la inmensa indolencia de todas las dirigencias, esta tarea la reservan exclusivamente a épocas electorales, olvidándose de que una democracia se construye en la cotidianidad.Ante la propuesta que muchos hicimos de hacer uso de nuestro derecho constitucional a anular nuestro voto como mecanismo de protesta, todos los partidos se volcaron para decir que se trata de un ejercicio inútil, que se le hace el juego a derechas e izquierdas, que se favorece la movilización de estructuras y una sarta de mentiras, que lo único que hicieron fue develar el enorme ridículo al que estarán expuestos debido a la baja votación que de acuerdo con distintas encuestas, se emitirá el día de hoy.Los escenarios más optimistas nos dicen que la votación llegará a un máximo de 40 a 45% del padrón electoral; los “pesimistas” auguran un escenario de alrededor del 30%. En cualquier caso, los sabios del tema de inmediato se regodean y nos dicen que en las elecciones para elegir al Parlamento Europeo también registraron bajos niveles de participación, y que por ello, no debemos “escandalizarnos” de que ocurra lo mismo en nuestro país.Así las cosas, los nuevos diputados que llegarán al Congreso ya alistan “novedosas” reformas electorales para “revolcar una vez más a la gata”, porque sus reformitas no transformarán el problema de fondo: una democracia deficitaria por la ausencia de capacidades para la construcción de una ciudadanía que sea capaz de ponerles límites y exigir a los políticos que cumplan con lo que están obligados a hacer.Para colmo, a media semana el IFE escenificó un pleito de carretoneros, mediante el cual los Consejeros no sólo ratifican su enorme incapacidad, sino que sus verdaderos patrones son diversos intereses vinculados a los partidos y a los medios de comunicación, y no la ciudadanía. Ahora sí que como habría dicho el maestro Monsivais, “la Reforma en manos de Loyola”. En medio de tal vacuidad, al presidente de la República le da por hacerla de teólogo y decirnos que las adicciones provienen de la descreencia y el ateísmo; ya sólo falta que a la guerra contra las drogas pretenda añadirle colocar cruces en las armas del ejército y las policías, a la usanza de las de los conquistadores. Curiosa remembranza: de la empuñadura y la cruz, a las metralletas y la cruz. Del otro lado, el neo necrófilo Partido Verde hace gala no sólo de ignorancia, sino de una fervorosa traición a la democracia. En el Programa Hoy, transmitido por Televisa, la Diputada Gloria Lavara sostuvo algo como lo siguiente: “estamos proponiendo la pena de muerte para asesinos y secuestradores, porque no son personas, son unas lacras que además nos cuestan nuestros impuestos en las cárceles”. Bonita vocación democrática la suya.Una democracia sólida sólo podrá construirse en la medida en que reduzcamos la pobreza, erradiquemos la desigualdad y sobre todo, cuando se logre la transferencia del poder a los ciudadanos a fin de poder controlar efectivamente a la runfla de becarios que proceso tras proceso se postulan sin mayor propuesta que la hipócrita y ridícula promesa de que “ahora sí van a escucha a la ciudadanía”, como si con ello nos hicieran un favor.En 2006, Carlos Loret le hizo una larga entrevista al “subcomandante Marcos”. En ella, le preguntó al señalado personaje qué ocurriría en la elección presidencial de ese año. La respuesta fue no sólo simpática sino acertada: lo que va a ocurrir, expresó “Marcos”, es que un trío de incompetentes se disputarán el poder en aras del beneficio individual”. Independientemente de lo que se opine de este personaje, a mi me parece que no se equivocó.Lo peor es que el día de hoy, lo que estamos viendo es una disputa en la que varios miles de mediocres e incompetentes (con las consabidas excepciones, claro está) estarán disputándose los despojos de un México al que ni quieren ni conocen; a los ciudadanos no nos queda por el momento nada mejor que disfrutar este lamentable espectáculo.
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