lunes, 12 de abril de 2010

Los pendientes del sexenio de la educación en Guanajuato. Periódico Correo

Por: Saúl Arellano

Lunes, 12 de Abril de 2010
http://www.correo-gto.com.mx/notas.asp?id=156102

La propaganda oficial no deja lugar a dudas. Se habla, a poco más de la mitad del sexenio, de que éste será el sexenio de la educación. Las cifras oficiales parecieran de inicio impactantes: ampliación de centros educativos, generación de nueva infraestructura, apuesta por nuevas modalidades educativas, como la educación en línea, y un largo etcétera.

Aunque hay muchas formas de evaluar la gestión gubernamental, puede asumirse que la actividad evaluadora podría dividirse en dos grandes tipos: la evaluación de desempeño; y la evaluación por resultados.

En la primera, se destacan indicadores como los que señalo en el primer párrafo; es decir, relativos al número de acciones realizadas, a los montos de inversión, al número de aulas o espacios educativos construidos, al equipamiento o modernización de instalaciones e incluso al número de plazas creadas para mejorar los servicios educativos.

Este tipo de evaluaciones presenta varias limitantes: no nos dice nada acerca de la calidad de los servicios que se prestan; tampoco nos informa sobre la pertinencia de las acciones realizadas, por ejemplo, si han sido adecuadamente focalizadas, si responden a prioridades determinadas con criterios de racionalidad administrativa pero sobre todo, a fin de dar pleno cumplimiento a las garantías sociales; y lo más importante, no nos dan información sobre el impacto final del esfuerzo público realizado.

Si se consideran estos temas, puede explicarse por qué, por ejemplo, un programa tan bien evaluado como el Programa Oportunidades, a pesar de tener más de 10 años de operación, y de tener una cobertura de más de 5 millones de familias, no ha logrado cumplir con el objetivo de romper los ciclos inter-generacionales de la pobreza.

Desde esta perspectiva, el análisis de los indicadores educativos se hace necesario, más aún cuando hay todo un despliegue propagandístico a través del cual se pretende hacer creer a la población que el estado de Guanajuato ha avanzado a pasos agigantados en materia de educación.

Lo primero que debe destacarse es que el derecho a la educación implica la posibilidad de un aprendizaje de calidad, de lo cual puede tenerse una medida aproximada a través de dos indicadores elementales: el rendimiento escolar, es decir, cuánto aprenden efectivamente los educandos; y el rezago educativo global, es decir, cuántas personas no han concluido el ciclo de educación básica que la Constitución Política de los E.U.M. establece como obligatorios.

Al respecto del rendimiento escolar vale la pena destacar que, de acuerdo con el último Informe de la Prueba Excale, relativo al aprendizaje de estudiantes de tercero de secundaria, en Guanajuato casi 8 de cada 10 escuelas secundarias públicas son telesecundarias; para mala fortuna de los estudiantes, éstas son las que obtienen los menores puntajes de rendimiento.

Así, mientras que en las escuelas secundarias privadas un 89% de sus estudiantes obtuvieron al menos el nivel básico de aprendizaje en Español, y que en las secundarias técnicas el porcentaje es de 74%, en las telesecundarias el indicador llega apenas al 54%.

Esto implica que si la gran mayoría de las secundarias del estado operan en la modalidad de Telesecundarias, y en éstas el 46% de sus estudiantes no alcanzan el puntaje para situarse en el nivel básico de aprendizaje, entonces hay graves problemas en la entidad.

Se puede argumentar que Guanajuato está menos peor que la mayoría del país en la modalidad de las telesecundarias; empero, afirmar que se está bien, cuando lo que hay alrededor es un desastre educativo, constituye un despropósito mayor.

Al respecto, resulta paradójico que si se sabe que las escuelas secundarias técnicas del estado sí marcan una diferencia significativa con respecto al resto del país, sea una de las modalidades en las que menos se ha invertido en términos de ampliación de cobertura.

Pueden darse más datos sobre el rendimiento escolar, pero baste decir que si bien Guanajuato se ha situado por arriba de la media nacional en algunas asignaturas en las modalidades de telesecundaria y secundarias técnicas, estamos aún muy lejos de los puntajes obtenidos en entidades como Nuevo León, Sonora o el Distrito Federal.

Por otro lado, respecto al rezago educativo vale la pena señalar que de acuerdo con los datos de INEA, a diciembre de 2009, Guanajuato ocupa el 10º lugar nacional en el porcentaje de población de 15 años y más analfabeta.

Otro dato nada honroso es que Guanajuato ocupa el 5º lugar con mayor porcentaje de personas que en ese mismo grupo de edad, no han concluido sus estudios de educación primaria.

Finalmente, se encuentra la "joya de la corona" en el dato de que Guanajuato ocupa el flamante primer lugar en el porcentaje de personas mayores de 15 años que no han logrado terminar sus estudios de educación secundaria.

Lo peor del caso en lo que respecta a este indicador, es que según los datos del INEA, desde 2003 se ha mantenido constante un porcentaje por arriba del 28% de los mayores de 15 años sin secundaria terminada, lo cual, por lo inaudito del dato, debiera ser revisado con urgencia y con mucha atención por las autoridades educativas.

En promedio, considerando las tres dimensiones del rezago educativo, Guanajuato es la cuarta entidad con mayor porcentaje de población en esas condiciones, pues en total, el 54.8% de los mayores de 15 años en la entidad, se encuentra en al menos una de las modalidades de rezago educativo señaladas.

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