domingo, 25 de abril de 2010

Otra vez, medias verdades sobre el empleo. Periódico La Crónica

Saúl Arellano, Opinión
Domingo 25 de Abril, 2010

Sin la creación de suficientes empleos dignos en el país, ninguna política de combate a la pobreza será suficiente para revertir las condiciones de precariedad en que viven más de 50 millones de mexicanos.

Por ello es preocupante la chabacanería con que el gobierno maneja las cifras en torno a la creación de puestos de trabajo, en una estrategia de propaganda diseñada desde la mentira, la mirada convenenciera y la “construcción” de una realidad que los mexicanos no estamos dispuestos a aceptar.

En las últimas semanas se ha desplegado una intensa campaña para decirnos que en lo que va del año se han creado cientos de miles de empleos, y que eso es una muestra evidente de que “vamos por el camino correcto”. Nada más falso, pues las cifras oficiales desmienten las versiones de la propaganda gubernamental.

Los datos publicados en el Comunicado 039/10 de INEGI, en el cual se sintetizan los principales resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, evidencian que el gobierno está utilizando sólo los datos que le conviene destacar, y que está buscando ocultar que en marzo de 2010 tenemos prácticamente la misma tasa de desocupación que en marzo de 2009, cuando estábamos en plena recesión.

En efecto, la información torcida que nos da el gobierno reporta la tasa desestacionalizada de desempleo registrada en 2009, que es de 4.85 por ciento con respecto a la Población Económicamente Activa (PEA). Sin embargo, cuando se observa la tendencia de desocupación y sus variaciones mensuales, lo que se encuentra es que la tasa de desocupación en marzo de este año es de 5.15 por ciento de la PEA.

Asimismo, vale la pena destacar que la tendencia de reducción de este indicador es sumamente lenta, y no va a pasos agigantados como el gobierno nos quiere hacer creer: en enero de este año la tasa de desocupación fue de 5.33 por ciento, apenas 0.13 por ciento menor a la registrada en diciembre de 2009. En febrero de 2010 la tasa fue de 5.22 por ciento, es decir, apenas 0.11 por ciento menor a la del mes anterior, y finalmente, en este marzo pasado, se registró la ya mencionada tasa de 5.15 por ciento, equivalente a un 0.07 por ciento menor a la registrada en el mes de febrero.

En distintos medios de comunicación se ha planteado la pregunta de por qué si se han creado “tantos empleos” los ciudadanos comunes y corrientes seguimos percibiendo una situación económica sumamente adversa. La respuesta es simple: porque éste es un gobierno que nos está mintiendo en torno a la situación del desempleo y está, como se dice comúnmente, “maquillando cifras”.

Lo que he mencionado en este mismo espacio en meses anteriores es que la dinámica poblacional es muy intensa y que el tamaño de la Población Económicamente Activa crece mes con mes. Así, sólo entre 2008 y 2009 la PEA pasó de 45.17 millones a 47.04 millones; por ello, aun cuando se hayan creado 300 mil empleos, la cifra es ridícula si se compara con las necesidades de puestos de trabajo que tiene un país con las dimensiones del nuestro.

De este modo, aunque haya una ligera reducción en el porcentaje de las personas desocupadas, el número absoluto crece aceleradamente. Así, entre 2008 y 2009 el número de personas en esa condición pasó de 1.92 millones a 2.5 millones, es decir, un crecimiento de más de 583 mil personas sin empleo. Por ello resulta no sólo falso sino ofensivo que nos digan que ya recuperamos lo perdido en la crisis, cuando, apelando a un ejercicio simple de aritmética, con sus 300 mil trabajos creados queda un déficit de 283 mil puestos de trabajo, que, de crearse, apenas servirían para regresar a la cifra absoluta registrada en 2008.

México es un país de extremos y en materia de empleo no es una excepción. Del total de las personas ocupadas, más del 28 por ciento trabaja más de 48 horas a la semana, dato que constituye el umbral de lo que se llama “jornada de trabajo deseable”, es decir, una jornada que no pone en riesgo la salud de los trabajadores. Así, debido a la precariedad del trabajo en el país, el promedio de la jornada laboral de un mexicano es de 42 horas semanales, lo cual constituye un verdadero indicador de injusticia social.

Por si fuera poco, a estas cifras debe agregarse la relativa a la población subocupada, la cual, aun cuando tiene empleo, requiere laborar más horas para completar sus necesidades de ingreso. En estas “filas” se encontraban entre octubre y diciembre del año pasado nada menos que 3.9 millones de personas, es decir, 816 mil más que en el mismo periodo de 2008.

Así pues, el comunicado de INEGI es contundente. Dice en sus párrafos iniciales: “La comparación anual muestra un incremento tanto en la tasa de desocupación como en la de subocupación durante marzo de este año con relación al mismo mes de un año antes (4.81 por ciento contra 4.76 por ciento y 8.6 por ciento contra 8.4 por ciento, respectivamente)”.

Estos datos permiten asegurar, una vez más, que vamos en ruta de una colisión social y que lamentablemente éste será el sexenio del desempleo.

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