sábado, 24 de julio de 2010

11 millones de pobres, o el triste legado de Calderón. Periódico La Crónica

Saúl Arellano

Opinión Domingo 25 de Julio, 2010
http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=521175

El 1º de diciembre de 2012 Felipe Calderón dejará de ser el presidente de los Estados Unidos Mexicanos. En términos reales faltan dos años y un tercio para que eso ocurra y el panorama que se vislumbra para el licenciado Calderón y con él, para el país, es poco menos que desolador.

Habiendo prometido durante su gris campaña política ser el “presidente del empleo”, está enfilado en ruta al fracaso porque en lo que va de su mandato, en términos reales, no se ha generado un solo empleo adicional a los que se encontró cuando llegó a la primera magistratura del país.

Los datos ofrecidos por CONEVAL, relativos a las tendencias económicas de corto plazo en el país son demoledores. De los 14 trimestres que han transcurrido desde que Calderón asumió la Presidencia, hasta el primer trimestre de 2010, cinco de ellos presentaron crecimientos negativos en el PIB.

A estas alturas, si la crisis vino “de afuera”, de “adentro” o incluso de Marte, da lo mismo, pues los efectos son devastadores en términos sociales: el cuarto trimestre de 2008 hubo una caída del PIB del -1.1%; el primer trimestre de 2009 cayó en -7.9%; en el segundo trimestre de ese año, retrocedió en -10%; el tercero volvió a caer en -6.1%; el cuarto en -2.3% y el primer trimestre de este año se presentó por primera vez, después de cinco trimestres de caída consecutiva, un crecimiento de 4.3%.

Un retroceso económico y social estruendoso como el que hemos tenido, hacen que el secretario Ernesto Cordero aparezca como un cínico al sostener públicamente que a pesar de este desastre, el impacto social “no fue tan grande como en 1995”, como si el incremento en más de 6 millones de pobres, adicionales a los más de 47 millones que ya teníamos, no fuese una tragedia, sobre todo recordando que su cargo anterior fue nada menos que el de secretario de Desarrollo Social.

Lo que el maestro Cordero omitió decir es que, sumando los pobres acumulados entre 2006 y 2008, y los que se habrán acumulado entre 2008 y 2010, el saldo del presidente Calderón será, hasta al final de este año, de entre 10 y 11 millones de pobres adicionales a los que había al iniciar el sexenio.

De este modo, lo que es evidente es que ni creciendo a un ritmo de 7% anual en lo que resta del sexenio se logrará regresar a los niveles de pobreza que había hace 5 años y esto, por donde quiera que se le vea, merece el más duro juicio de la ciudadanía.

Siguiendo con las cifras, la tasa de desocupación general para el país se ubicó en 5.3% tanto para el último trimestre de 2009 como para el primero de 2010; en el segundo trimestre de este año, las estimaciones preliminares la ubican en cerca de 5.16%; o sea que a pesar de los miles y miles de empleos que el Gobierno asegura estar creando, en términos de tasas, la reducción es ínfima y no corresponde a la urgencia social que atravesamos.

Es triste decirlo, pero por donde pasa el presidente Calderón lo único que queda es una estela de desolación social. Por ejemplo, en abril de 2010 hay menos asegurados en el IMSS que en noviembre de 2008; y el indicador relativo a la tendencia laboral de la pobreza, es decir, el número de personas que aún trabajando no perciben ingresos para dejar de ser pobres, sigue siendo mucho más alto que el registrado en el IV trimestre de 2006, año de inicio de esta administración.

Si con estos datos hay todavía alguien en el gabinete de Calderón que sostenga que el gobierno va bien y que no es urgente un golpe de timón tanto en lo económico como en lo social, entonces deberíamos estar sumamente preocupados porque lo que se evidenciaría es que contamos con un Gobierno esquizofrénico.

Calderón dejará a México con un saldo de más de 30 mil muertos (cifra obviamente conservadora) por su guerra fallida contra el narcotráfico; en lo social, los resultados serán tan desoladores que no es descabellado pensar que se intentará maquillar las cifras al final del sexenio para decirnos que si bien hay más pobres, tendríamos mejor infraestructura, más afiliados al seguro popular, etcétera.

A pesar de que sólo le quedan poco más de dos años en el cargo, Calderón todavía tiene una oportunidad de recapacitar; de convocar a un gobierno de transición que garantice equidad y democracia en 2012; y que siente las bases para una nueva forma de gobernar para la justicia social; para reducir la desigualdad y festejar, si es que es posible todavía, con algo de dignidad el Bicentenario y el Centenario.

Lamentablemente las tendencias y las cifras sugieren otra cosa: el legado de Calderón estará manchado por la sangre de los más de 30 mil cadáveres que habrán enrojecido nuestro suelo; y el rostro sombrío de los más de 40 millones de pobres que seguirá habiendo cuando se haya marchado, al fin y al cabo, él ya tiene una pensión garantizada.

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