domingo, 4 de julio de 2010

Elecciones, miedo y pobreza. Periódico La Crónica de Hoy

Saúl Arellano,

Opinión
Domingo 4 de Julio, 2010
http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=516554

El día de hoy se renovarán 12 gubernaturas y más de mil gobiernos municipales. Lo deseable siempre es que la jornada electoral concluya en un ambiente de civilidad y plena legalidad; empero los antecedentes que tenemos hacen prever todo lo contrario.

Este proceso electoral ha estado marcado por un lodazal lanzado a diestra y siniestra por todos los actores involucrados, y peor aún, ensuciado con la sangre de los candidatos asesinados, y de los cuales, el de mayor impacto político ha sido sin duda el del candidato priista al Gobierno de Tamaulipas.

La andanada de descalificaciones, mentiras, filtraciones, actos de espionaje, amenazas y sangre derramada, hacen temer, antes que celebrar, la realización de las elecciones; realidad sumamente delicada pues implica que nuestra democracia es mucho más que frágil, producto de la existencia de un IFE anodino y de organismos estatales electorales constituidos casi siempre con mayorías afines al gobierno en turno, los cuales no garantizan a cabalidad la legalidad e imparcialidad de las elecciones.

Para colmo, el Gobierno Federal decidió remover de su cargo a la titular de la Fepade, órgano de la PGR responsable de la investigación y persecución de delitos electorales, acto que, dicen los que saben de estos temas, tuvo como finalidad garantizar procesos que favorezcan a los candidatos de las alianzas en las que participa el PAN, antes que velar a toda costa por el Estado de Derecho.

La violencia que acecha a todos los mexicanos tiene como corolario el miedo socialmente esparcido, en un contexto que, todavía estando muy lejos de ser similar al de 1994, no deja de tener un tufo de estrategia deliberada para generar temor entre la opinión pública, a fin de promover o inducir un voto conservador y a favor de quienes ya detentan el poder.

Por otro lado, como siempre, en las campañas electorales estuvo presente todo, menos propuestas viables para modificar el estado de cosas imperante. No hubo en todo el país un solo candidato que haya presentado propuestas sensatas para revertir la pobreza y la desigualdad, que están presentes, en diferentes grados y con distintas intensidades, en todas las entidades de la República.

Así, de acuerdo con la evaluación de las propuestas de Gobierno presentados por todos los candidatos y candidatas, elaborada por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), no hubo una sola plataforma registrada oficialmente que en lo social obtuviera “calificaciones aprobatorias”.

Puede decirse pues, que la miseria no sólo es la característica principal de las condiciones de vida de millones de personas, sino también de las ideas de quienes pretenden gobernar los 12 estados de la República que hoy se disputan y que lamentablemente, alguna de esas plataformas mediocres será la que llegue al poder en estas entidades.

Sin propuestas serias o viables; pero también sin propuestas innovadoras o al menos distintas en el fondo a las imperantes desde hace 30 años en el resto de las entidades, la pobreza seguirá siendo la enorme deuda que tendrán los políticos con la sociedad, lo cual adquiere proporciones mayores si consideramos que en este año estamos celebrando tanto el Bicentenario de la Independencia como el Centenario de la Revolución Mexicana.

El miedo se ha apoderado de las calles; la pobreza y la desigualdad campean por todas partes, y su manto amenaza con cubrir adicionalmente a otros tres millones de personas pobres, adicionales a las que se habían contabilizado hasta 2008, y que debido a los efectos de la crisis en 2009, han perdido empleo, prestaciones y otros esquemas de cobertura social que los sitúa ya, o en algún nivel de pobreza, o en vulnerabilidad por carencias, ya sea de ingresos o sociales.
En este contexto, el tema central de las elecciones debió ser el de la pobreza; el de cómo abatirla y el de cómo generar nuevas oportunidades de vida digna para todos; en su lugar, tuvimos una vez más la diatriba, las payasadas, el discurso fácil y, hay que insistir, tristemente también el asesinato político como medio para amedrentar a una ciudadanía agobiada en distintos frentes.

¿Cómo se van a resolver las disputas que vendrán de Oaxaca, Veracruz, Tlaxcala y Puebla, entidades en donde se prevén resultados sumamente cerrados, con un Gobierno Federal que no cuenta con la legitimidad suficiente para dirimir los conflictos políticos?

¿Cómo apelar a la mediación de la Segob, cuando su titular ha actuado más como secretario de Acción Electoral del PAN (aun cuando diga no tener partido político) que como verdadero responsable de mantener los equilibrios y la salud política de la República.

Y lo más grave de todo esto ¿por quién votará la ciudadanía si las plataformas y propuestas de gobierno presentados por todos los candidatos y candidatas no pasan de ser colecciones de lugares comunes y propuestas sin sustento?

Ojalá que hoy triunfara la democracia; empero, la información de que disponemos sólo permite suponer que entre los grandes ganadores de esta jornada estarán, por un lado, los instigadores del miedo; y por el otro, los privilegiados de siempre. La solución a la pobreza y la consolidación de la democracia, lamentablemente tendrán que esperar una vez más.

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