domingo, 18 de julio de 2010

El siniestro caso del trabajo infantil. Periódico La Crónica

Saúl Arellano
Opinión. Domingo 18 de Julio, 2010
http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=519595

El secretario del Trabajo, Javier Lozano, se ufana de que han disminuido las cifras respecto a las dimensiones del trabajo infantil en México. Al respecto, vale la pena señalar que el funcionario tiene razón al destacar que, según el Módulo de Trabajo Infantil de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, 2009, el número de niñas y niños entre 5 y 17 años en condición de ocupación disminuyó entre los años 2007 y 2009, de 3.64 millones a 3.014 millones. Lo anterior implica una reducción en la tasa de ocupación de la población infantil, de un 12.48 a un 10.67 por ciento.

En este punto es en el que comienzan los asegunes y en donde puede comenzar a debatirse, si es que se quiere hablar en serio sobre el tema, con respecto a la aberrante realidad del trabajo infantil.

En primer término, vale la pena destacar que hubo una importante reducción en el número de niñas, niños y adolescentes que tienen entre 5 y 9 años en México: en 2007 había un total de 29.20 millones, mientras que en 2009 se contabilizaron 28.24 millones.

Como consecuencia, esta reducción ayuda a matizar la cifra grandilocuente presentada por el gobierno, relativa a la disminución de más de 600 mil niñas y niños que trabajan, pues en términos reales la población total en ese grupo de edad, como ya se vio, se redujo también en casi un millón.

En segundo lugar, vale la pena hacer notar que la ENOE divide en tres segmentos a las niñas y niños que trabajan; en primer lugar niñas y niños de 5 a 9 años; en segundo lugar los que están entre los 10 y los 13 años; y en tercer término los que tienen entre 14 y 17 años.

Pues bien, en 2007, de quienes tenían entre 5 y 9 años y que estaban “ocupados” representaban el 6.31% del total de niñas y niños trabajadores; en 2009, este mismo grupo de edad representó el 6.02%, es decir, se mantuvo prácticamente sin variaciones significativas.

El grupo de 10 a 13 años fue el que presentó mayor variación, aunque no puede considerarse como un cambio significativo. Así, en 2007 este grupo representó el 24.21% del total; mientras que en 2009 se situó en un 22.36%.

Finalmente, el grupo de 14 a 17 años representó en 2007 un 69.46% del total de niños trabajadores, mientras que en 2009 su porcentaje creció para situarse en un 71.60%; es decir, la disminución de las niñas y niños de 10 a 13 años, se “trasladó” al grupo de mayor edad.

Otro tema importante que debe ponerse en perspectiva es que a pesar de la solidez metodológica de la ENOE, queda la duda en torno a las razones que podrían explicar cómo fue que, en medio de la mayor crisis económica de la que se tenga memoria, el trabajo infantil pudo reducirse.

El gobierno argumenta al respecto que fue gracias a las becas que otorga y a “otras políticas públicas”, aunque no aclara cuáles. Pese a ello, la duda persiste porque el crecimiento en el número de niñas y niños que reciben becas en el país fue de sólo 5.3% en el periodo señalado, porcentaje que a todas luces no alcanza para explicar la magnitud de la supuesta disminución del trabajo infantil.

Por otro lado, el porcentaje de niñas y niños que no reciben ningún apoyo del gobierno se redujo, igualmente en el mismo periodo, en un porcentaje que no resulta significativo, es decir, pasó del 72.90% al 68.14%.

Es indicativo igualmente que el número de niñas y niños que reciben ayuda de algún familiar que no vive en su hogar presentó un crecimiento de más del 30% en el periodo de referencia.

Éstas y otras consideraciones deberían realizarse antes que festinar la supuesta disminución en las magnitudes del trabajo infantil. Por ello, es lamentable que el gobierno federal sólo destaque dos compromisos internacionales que tienen plazos de cumplimiento específico, y que no señale cuáles son las medidas específicas que tomará para avanzar rápidamente para su cumplimiento: eliminar las peores formas de trabajo infantil para el año 2016, lo cual implicaría erradicar la trata de personas, sólo por citar un caso; y eliminar el trabajo infantil en todas sus formas en 2020, meta que con las políticas existentes realmente será imposible de alcanzar.

Una sugerencia para el secretario Lozano consiste en impulsar, en lugar de su regresiva propuesta de reforma laboral, la ratificación del Convenio número 138 de la OIT sobre la edad mínima de admisión en el empleo. Reconstruir el Programa IPEC y dotarlo de recursos para dar cumplimiento al Convenio 182, también de la OIT, sobre las Peores Formas de Trabajo Infantil; así como impulsar las reformas necesarias para evitar trabajos riesgosos para los niños, comenzando con la adecuada implementación del Convenio número 90 sobre el Trabajo Nocturno de los Menores en la Industria.

Avanzar sobre esa ruta sería una buena señal de que por fin se estaría abordando una agenda basada en el interés superior de la niñez. Todo lo demás son maromas de circo para la foto.

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