lunes, 9 de marzo de 2009

la plaga del trabajo forzoso: Roger Plant. Entrevista con Saúl Arellano

Saúl Arellano
Mundo
Domingo 8 de Marzo, 2009 Hora de creación: 20:51 Ultima modificación: 00:16

La crisis abre la oportunidad de impulsar la justicia social en el trabajo doméstico y el de migrantes, señala Roger Plant, director de la Oficina contra el Trabajo Forzoso de la OIT

http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=419019

La plaga del trabajo forzoso

Una entrevista con el Dr. Roger Plant, Director de la Oficina Global contra el Trabajo Forzoso, de la Organización Internacional del Trabajo

Los pasados días 26 y 27 de febrero se llevó a cabo en Villahermosa, tabasco, el Segundo Seminario Internacional sobre Buenas Prácticas para Prevenir la Trata de Personas en México. En este marco, Roger Plant accedió gentilmente a platicar para los lectores de La Crónica. Aquí la entrevista.

Saúl Arellano (SA): Roger Plant, muchísimas gracias por esta entrevista en exclusiva para el para el periódico La Crónica.

Has hablado en distintos foros de una cuestión que en materia de trata de personas me parece fundamental: el trabajo digno. En esa lógica te preguntaría: ¿Cómo entender el tema del empleo, bajo la categoría del trabajo digno? ¿Cómo podemos avanzar en América Latina a fin de asumir esta noción del trabajo digno, en medio de la crisis económica por la que atravesamos?

Roger Plant (RP): Gracias a ti por la entrevista. Comenzaría diciéndote que el tema que me planteas es absolutamente fundamental para la Organización Internacional del Trabajo. Es cierto que estamos en un crisis global económica severísima, pero yo insisto en que el hecho de que estamos en crisis podría representar oportunidades para impulsar la justicia social; sobre todo porque a nivel mundial hemos visto durante los últimas dos décadas una flexibilidad laboral extrema que en algunos casos ha reducido la capacidad de las instituciones para la protección de los trabajadores.

Entonces, yo creo que la crisis, con todo lo que representa, debe convocar a un diálogo social mundial para ponernos de acuerdo sobre algunos principios básicos. Me refiero a temas tan difíciles como la situación de trabajadores migratorios, el trabajo doméstico, el trabajo informal, y otros temas centrales que nos deben llevar a compartir en todos lados valores que defiendan el trabajo digno, con prestaciones, con salarios decorosos, con protección de derechos.

La triste realidad es que hay abusos que están afectando a muchos centenares, a millones de trabajadores vulnerables, en particular a mujeres; a los jóvenes y desde luego a los niños.

Por ello es imprescindible avanzar en las alianzas con los empleadores y el sector patronal, conjuntamente con los sindicatos y con las agencias laborales para llegar a un acuerdo sobre los principios básicos de respeto a los derechos humanos y sobre todo, para evitar la violación de los derechos laborales, y sin duda el trabajo forzoso en cualquiera de sus manifestaciones.

S.A.: Otra idea relacionada con este tema es la del retraimiento del Estado en su capacidad de regular al mercado, ¿cómo percibes esta situación desde la OIT?
R.P.: Déjame un caso para ilustrar este tema. Se trata de un asunto relacionado con la empresa Nike en Malasia. Hubo un escándalo porque un medio de comunicación australiano publicó un reportaje sobre una enorme cantidad de abusos en las plantas de la empresa instaladas en Malasia. Ellos habían hecho uso justamente de compañías de outsourcing, que trajeron a los empleados de Bangladesh; pero estos llamados “contratistas” confiscaron los papeles de los trabajadores, sus documentos, amenazaron a los trabajadores, les quitaron pasaporte, y hubo casos de coacción física. Estamos hablando de una empresa que ha tenido un historial de transparencia y buenas prácticas en materia laboral; y su dirección, dado esta dimensión global de contrataciones, no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo en Malasia; desde luego tomaron cartas en el asunto, y construyeron un código, en alianza con los gobiernos en donde tienen plantas, de ética y regulación laboral. Un caso similar es el de la empresa GAP en la India.

La OIT tiene una definición muy clara de trabajo forzoso, el cual se configura cuando un ser humano entra en un servicio de trabajo contra su voluntad y no puede salir de éste sin sufrir amenaza, coacción o incluso violencia. Sabemos que es muy difícil decir cuándo un ser humano actúa libremente, sin embargo, hay mecanismos sutiles de presión económica, y para inducir a personas a aceptar un trabajo o servicio, aún en condiciones deplorables, debido a la amenaza o la posibilidad de punición ilegal.

Los ejemplos que he usado permiten sostener que el reto está en construir alianzas entre los Estados, los empleadores y los sindicatos; y por supuesto que esto implica una mayor regulación del Estado sobre la economía, el mundo del trabajo y sobre las relaciones entre empleadores y empleados.

S.A.: Además de un alto funcionario de la OIT, eres un filósofo. Por ello quiero preguntarte: si estamos hablando de que hay 12.3 millones de víctimas de trabajo forzoso en el mundo, ¿estaríamos frente a una crisis ética del sistema mundial del trabajo, o incluso consideras que podríamos hablar de una crisis ética occidental?

R.P. En primer lugar, debo contestar que esta pregunta me gusta puesto que viene de un filósofo a otro.

Para contestarte déjame dar un rodeo. En lo personal siempre me ha fascinado el estudio de los orígenes y la evolución de la legislación laboral, social y agraria de este continente; es por eso que inicié con estudios sobre la legislación social mexicana y me encontré con que la tradición revolucionaria que surgió en México fue de suma importancia para la legislación social no sólo en el país, sino en todo América Latina. Yo creo que incluso en algún sentido influyó en la preparación y adaptación de los convenios internacionales de trabajo. Yo creo que tuvimos un momento donde estuvimos mejorando año con año la protección de varios grupos de trabajadores.
Después (hablo de mediados de la década de los 70 y principios de los 80 en el siglo pasado), llegó la época de la “flexibilidad laboral” y creo que seguimos sufriendo en gran medida de esta filosofía; es decir: reducción de la capacidad de los poderes del Estado con resultados pésimos para la protección de los derechos de los trabajadores y en particular de los grupos vulnerables. Creo que no hay ejemplo más claro que el caso de la crisis actual del sistema financiero global.

Creo también que el mundo poco a poco está tomando conciencia de la crisis ética de la que hablas e incluso ahora hay un gran debate sobre si estamos entrando en una etapa de desglobalización, después de una forma de globalización que no ha funcionado del todo bien.

Para OIT la situación está muy clara: nuestra tesis es que hay que construir una globalización justa, hay que enfatizar sobre todo sus dimensiones sociales; en ese sentido se requiere regresar a la reglamentación, pero este tránsito debe realizarse con balance; hay que monitorear y aplicar muy cuidadosamente las ideas adoptadas sobre un nuevo Estado social

Desde el tema que nos ocupa, el del trabajo forzoso, éste es precisamente la antítesis de un trabajo digno; que sería la verdadera base para una globalización justa; entonces hay que prestar una atención particular al problema del trabajo forzoso y la trata de personas con fines de explotación laboral; pero al hacerlo hay que incluir muchas dimensiones, y no sólo la judicial.

Desde esta perspectiva, siempre hay que tomar en cuenta que si nos ponemos los zapatos de las víctimas, a él o ella no necesariamente le importa que el malhechor se vaya 100 años a la cárcel; pero sí le interesa la protección de sus derechos laborales y más que nada, les interesa recuperación de un trabajo desde el que pueda realizar plenamente su vida.

Creo que ahí está una de las claves para superar esa crisis ética: debemos abordar los problemas, sí desde una perspectiva judicial, para sancionar a los malechores, pero sobre todo, debemos poner al centro una cultura de los derechos humanos.

SA. Un tema que me parece clave para México, es el de la inspección del trabajo, ¿Cuál sería tu perspectiva para México en materia de inspección del trabajo como un mecanismo para defender los derechos de los trabajadores?

R.P.: En Junio del año pasado, lanzamos la primera versión de un manual sobre la trata de personas dirigido a los inspectores del trabajo para Latinoamérica; invitamos en esa importante conferencia a cuadros superiores de inspección del trabajo del continente, en la que obviamente participó una representación de México. Fue un evento muy importante y creo que fascinante porque hay consenso entre los inspectores sobre su responsabilidad en la lucha contra la trata de personas; pero también hubo un reconocimiento en torno a que los inspectores necesitan una orientación mucho más detallada y específica sobre cuáles son todos los indicadores que una situación de explotación implica y cómo actuar ante ello.

Esto, porque la mayor de los inspectores no están acostumbrados a dimensionar el problema desde una perspectiva mucho más humana. Por ejemplo en Argentina y Uruguay algunos inspectores han comenzado a tener la posibilidad de entrar en algunos domicilios para vigilar la situación de las trabajadoras domesticas. En este ejemplo se revela la necesidad que tenemos todos de mejores indicadores; de capacitación y de recursos para detectar cuándo se trata de abusos laborales, cuándo se habla de trata de personas, y cuándo se habla de trabajo forzoso. Hace falta mucho qué hacer, pero como decía al principio, en la OIT pretendemos asumir estas situaciones como espacios de oportunidad para trabajar más y mejor.

A lo anterior hay que agregar que en los últimos cinco o diez años, a nivel mundial, se ha asignado una cantidad enorme de recursos a la justicia criminal, reforzando la capacidad para investigar y sancionar casos de trata, pero con un énfasis casi exclusivo en la pornografía forzosa, en la explotación sexual, en abusos contra las mujeres; esto en sí mismo es muy bueno, pero también hay que destacar que no se han asignando los mismos recursos a las instituciones del trabajo; incluso puedo afirmar que en algunos países hasta se ha reducido la capacidad y los recursos asignados a los inspectores del trabajo y a la protección de los derechos de los trabajadores...

Como casos donde sí se han logrado algunos avances puedo mencionarte que en Perú, por ejemplo, la OIT, el Ministerio del Trabajo del Gobierno, los representantes de los principales empleadores y los mayores sindicatos del país; unieron esfuerzos para crear una comisión interministerial contra el trabajo forzoso, la cual incluso fue encabezada por el Presidente Alán García hace un par de años. Algo muy similar pudimos impulsar en Paraguay. Con base en estos resultados lo que yo creo que puede funcionar es que estas experiencias pueden repetirse en el resto de países de América Latina, aunque insisto, el reto está en lograr la confluencia del sector público, los empleadores y obviamente, los sindicatos.

S.A. Uno de los temas más dolorosos del trabajo forzoso está en la persistencia de la explotación y la trata de niñas y niños ¿cómo construir acciones mucho más eficaces, ya sea desde la sociedad civil, los medios de comunicación, y obviamente, los gobiernos y los sectores involucrados en el tema?

R.P. Yo creo que el énfasis debe ponerse sin duda en la prevención. Yo espero que los todos los gobiernos de Centroamérica y América latina, incluyendo México quieran continuar trabajando y reforzando sus vínculos con la OIT en la lucha contra cualquier forma de explotación ya sea de adultos o de niños,
Recuerdo muy bien que en la cumbre de las Américas celebrada en Argentina el compromiso de los gobiernos latinoamericanos se expresó en la firma de 70 compromisos. El primero de ellos fue precisamente el de acabar definitivamente con el trabajo forzoso, el cual afecta a 1.3 millones de personas en América Latina y el Caribe, de las cuales por lo menos una cuarta parte han sido víctimas de la trata de personas con fines de explotación laboral.

El compromiso está ahí y creo que hoy mismo en este Seminario Internacional que organizaron CEIDAS y el Gobierno de Tabasco, hemos visto cómo se necesita en primer lugar, contar con nuevos estudios, primero cualitativos, y después cuantitativos sobre el trabajo forzoso.

No tengo ninguna duda de que los gobiernos, en todos los niveles en México, tienen una enorme voluntad política para enfrentar el problema; y aprovecho este espacio para reiterar que la OIT está absolutamente dispuesta a ayudar con sus materiales de capacitación, con asesoría o asistencia técnica, en la medida en que nos sea solicitada, para ayudar a las iniciativas nacionales que se están impulsando

S.A ¿Algo más que quieras agregar, Roger?

R.P. Sólo agradecer y reiterarte el placer de esta entrevista con un colega filósofo y decirte que en el próximo mes de mayo la OIT publicará el Tercer Informe Global sobre Trabajo Forzoso, en el cuál estaremos haciendo énfasis en la necesidad de darle un impulso mayor a la lucha global contra esta plaga. Yo insisto que los medios de comunicación, la prensa y todos los medios de comunicación tienen tarea importante de promover la sensibilización porque sin ella, sin la ayuda de todos los ciudadanos, es imposible enfrentar este problema.

S.A. Muchas Gracias a Roger Plant por esta entrevista exclusiva para La Crónica

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