jueves, 18 de marzo de 2010

La importancia de un diálogo social. Periódico La Crónica

Saúl Arellano
Opinión Jueves 18 de Marzo, 2010
ttp://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=495066

El diagnóstico presentado esta semana por CEIDAS, A.C., en torno a los alcances de la desigualdad y la pobreza que hay en el país, evidencian la polarización social y la urgencia de construir un diálogo; y más aún, las reglas para un diálogo constructivo que permita avanzar en la construcción de propuestas para resolver nuestros problemas más ingentes.

Sin duda, el primer obstáculo que debe salvarse en su construcción se encuentra en la falta de credibilidad y representatividad que tienen los partidos políticos, las y los legisladores y el propio gobierno, en todos sus órdenes y niveles.

Por ello, la convocatoria que ha realizado la UNAM, en alianza con la Universidad de Guanajuato, de construir un debate que surja desde la universidad pública, constituye una noticia que es al menos novedosa.

Este debate llevará por título “Diálogo Bicentenario por un México Social”, y emblemáticamente se realizará en el estado de Guanajuato los próximos días 24 y 25 de marzo, con la finalidad de darle un simbolismo especial al recuento de las condiciones sociales que imperan a 200 años de la Independencia nacional.

Los datos oficiales son en ese sentido escalofriantes. Más de 80 millones de mexicanos viven en pobreza o en vulnerabilidad, lo que significa llanamente que perder la salud, el empleo o dejar la escuela puede llevarlos a la miseria más cruel.

Ante estas condiciones inaceptables, puede decirse que el Presidente de la República miente cuando sostiene que por el hecho de que este año se haya pronosticado que la economía crecerá en alrededor de 4 por ciento se reducirá la pobreza.

Constituye un engaño que no podemos aceptar, porque la evidencia disponible muestra que, aún con crecimiento económico, entre 2006 y 2008 el número de pobres alimentarios pasó de 14.5 millones a 19.2 millones, la gran mayoría de ellos en los ámbitos rurales e indígenas, y que la pobreza en general se incrementó de poco más de 44 millones a casi 50 millones.

El Presidente miente además porque en ese mismo lapso los más pobres se hundieron todavía más en la miseria; en efecto, entre 2006 y 2008, el decil de menores ingresos en el país registró una caída de –8 por ciento, mientras que el decil de más altos ingresos vio incrementada su riqueza en casi 2 por ciento.

Dicho de otro modo: el actual sistema económico y social está diseñado para que los pobres pierdan todo, o simplemente no ganen nada, y en contraste, que los ricos logren incrementar su patrimonio. En síntesis, la desigualdad es hoy una política de Estado.

En los Sentimientos de la Nación, el generalísimo José María Morelos y Pavón subrayaba que el motivo de mayor profundidad que inspiró al movimiento insurgente que luchó por nuestra Independencia, fue el de moderar la opulencia y garantizar que el “jornal del pobre” creciera para lograr vivir con dignidad.

Lo que nuestra clase política ha olvidado es poner por delante de sus decisiones eso que el generalísimo Morelos llamaba “los sentimientos de la nación”. Han olvidado también lo que Guillermo Prieto exigía a los políticos: asumir a la patria como oficio.

Por ello, es importante que el doctor José Narro, rector de nuestra máxima casa de estudios, se ponga a la cabeza de este Diálogo Bicentenario. Por ello, es importante también que el formato del evento esté planteado para salirse de los márgenes tradicionales, y se haya elegido a intelectuales de la talla de Rolando Cordera, Olac Fuentes Molinar, David Kershenobich y Carlos Tello, para que sean quienes propicien el diálogo entre los legisladores, expertos y funcionarios que participarán en las distintas mesas de trabajo.

Mario Luis Fuentes lanzó la iniciativa de generar no sólo éste, sino múltiples diálogos para tratar de revertir en lo inmediato el oprobio y la vergüenza de ser un país con inmensos recursos, en el que verdaderas legiones de hambrientos no cuentan con las oportunidades de al menos luchar por tener ingresos para subsistir.

En el Congreso se ha discutido varias veces sobre cómo lograr crecimiento económico; pero la pregunta ausente en este debate ha sido siempre cómo combatir las inequidades.

El gobierno ha hecho numerosos llamados para movilizar recursos para abatir la pobreza; empero ha tenido desde hace ya varias décadas la omisión de combatir los intereses creados; de modificar las estructuras que permiten la concentración de la riqueza en muy pocas manos; y de erradicar la discriminación y la exclusión de la que son víctimas millones de indígenas, personas con discapacidad e incluso millones de mujeres por el simple hecho de serlo.

Si se analizan los resultados de las encuestas sobre percepciones ciudadanas sobre las instituciones, los partidos políticos y sus integrantes, las y los diputados y las policías son los peores evaluados. Del otro lado, las universidades, los medios de comunicación y las ONG aparecen como instancias de alta confiabilidad.

El Diálogo Bicentenario por un México Social está convocado por éstas últimas; el reto será lograr que los primeros escuchen y tomen nota de que hay una sociedad que no está dispuesta a esperar más a que cumplan con la responsabilidad que la ciudadanía les ha asignado.

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