domingo, 6 de abril de 2008

Las Humanidades sí importan.

Por: Saúl Arellano Opinión
Domingo 6 de Abril de 2008 Hora de publicación: 01:28
http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=355693

La historia de la humanidad, y en particular nuestra historia reciente, está plagada de ejemplos en los que se muestra cómo las mentalidades autoritarias han intentado suprimir al pensamiento crítico y cómo han buscado suprimir la voluntad de diferencia, de disentir y de pensar distinto a quien detenta el poder.Millán Astray, uno de los fundadores de las falanges del fascismo español, acuñó la tristemente célebre frase de “Viva la muerte, abajo la inteligencia”, la cual se convirtió en prácticamente un himno de guerra de todos los fascismos.Al amparo de esta frase fueron cometidos innumerables crímenes; uno de los más conocidos, el asesinato del poeta Federico García Lorca quien, acosado y criticado por ser homosexual y por lo tanto puesto como un ejemplo de la “inmoralidad” y de las amenazas a las buenas costumbres y la “salud de España”, fue condenado a morir por su incesante crítica al fascismo.Después de más de 70 años de este lamentable asesinato, la voz de García Lorca sigue viva y vibrante. Hace una semana tuve la oportunidad de escuchar un recital ofrecido en la Sala Manuel M. Ponce, interpretado por la extraordinaria soprano Irasema Terrazas, en el que versos musicalizados de Lorca lo hicieron brillar una vez más a pesar de los intentos de los fascistas por silenciarlo.En nuestro país, el poder también ha intentado silenciar a la disidencia: los hermanos Serdán; los hermanos Flores Magón; Madero, Pino Suárez y Belisario Domínguez; Zapata y Villa; la sangrienta y feroz represión de estudiantes en 1968; el encarcelamiento en Lecumberri de grandes artistas e intelectuales, y ahora los constantes asesinatos de periodistas que han convertido a nuestro país en uno de los más peligrosos del mundo para ejercer esta profesión, nos deben alertar ante las voces que durante muchos años han intentado influir para que las humanidades sean abandonadas o suprimidas de las universidades, tanto públicas como privadas.Se argumenta que las humanidades no son productivas; que su utilidad es prácticamente nula y que son un lujo demasiado costoso. Para contravenir este argumento habría que revisar lo que ocurre en los países más industrializados y más productivos del mundo para verificar si efectivamente las artes y la cultura son un lastre a la productividad, el desarrollo económico y la creación de valor agregado.Finlandia es un ejemplo que puede ser sumamente útil. Este país es uno de las economías que más rápidamente ha desarrollado patentes, desarrollos tecnológicos sin precedentes y capacidades económicas de alta competitividad a escala global.¿Eliminaron las artes, la cultura y las humanidades en Finlandia? No, al contrario. Uno de los proyectos más ambiciosos desarrollados por Finlandia en los últimos 30 años fue el desarrollo de un sistema educativo basado en una poderosa red de bibliotecas públicas y el desarrollo de una oferta cultural sin precedentes. La estrategia: los subsidios del gobierno, los cuales cubrieron entre el 50 y el 80% de los gastos estatales para la construcción y equipamiento de las bibliotecas municipales. Los resultados: en los estudios PISA 2003, Finlandia obtuvo el primer lugar en habilidades de lectura y de matemáticas de los 43 países evaluados, y entre los que se encuentran nada menos que todos los países de la OECD.Asimismo, otro de los resultados más estimulantes se encuentra en que Finlandia es el país en el que hay menos diferencias en niveles y capacidades de aprendizaje entre niñas y niños, en todo el mundo. La pregunta es ¿más libros, más cultura y más artes hicieron a Finlandia menos productiva y menos competitiva? Todo lo contrario.Alguien podría argumentar que la formación escolar en Finlandia está exclusivamente orientada a la ciencia. Aunque de algún modo es así, si se revisan los documentos del Ministerio de Educación de aquel país, lo que se encuentra es que la formación comienza con la lectura. El “paper” titulado Finlandia y Pisa 2, puede leerse “A partir de los 7 años los niños comienzan el aprendizaje de la lectura (…) En esa lógica, cada día es dedicado a una disciplina (música, deporte, actividades manuales o artísticas, lengua materna o matemáticas)”.Un ejemplo más: la Ciudad de Portland, en Oregon. Esta ciudad es la sede de varios de los centros de innovación tecnológica más importantes del mundo. La pregunta: ¿es Portland una ciudad sin cultura, bibliotecas o centros de producción de artes y humanidades? No. Por el contrario, es una de las ciudades del mundo con más teatros, bibliotecas, y centros culturales per cápita. Sólo por citar un dato, Portland, con una población de sólo cerca de 700 mil habitantes, tiene más centros de arte y cultura que todo Veracruz, que Puebla o que Guanajuato; tres entidades que tienen algunas de las ofertas culturales más importantes del país y que comparativamente hablando, tienen al menos 9 veces más población que aquella ciudad. El resultado: Portland es sólo, después de Nueva York y de Los Ángeles, la ciudad con mayor número de artistas en los Estados Unidos de Norteamérica. ¿Esto les ha restado competitividad? No, forma parte de las 20 ciudades más competitivas de los Estados Unidos, asunto que no es de ningún modo menor.Es evidente que los corifeos de la tecnología, la administración y la productividad que acusan a las humanidades y las disciplinas del espíritu de “inútiles e improductivas”, se olvidan de que son éstas las que contribuyen en mayor grado a la generación de capacidades de imaginación, resolución de problemas prácticos, desarrollo de inteligencia emocional y capacidades de tolerancia, convivencia y solidaridad.Las humanidades no son ni ociosas ni peligrosas para las sociedades; sí lo es la proliferación del pensamiento autoritario. No creo que haya ningún filósofo, por ejemplo, que de manera seria se plantee la desaparición de disciplinas administrativas, y mucho menos aún de textos o de actividades propias de la economía o el desempeño de las empresas. Lamentablemente sí hay quienes desde esas disciplinas claman por la reducción a toda costa de los subsidios y los apoyos estatales a la cultura, las artes y las humanidades.Ya se vio en los casos de Finlandia y la ciudad de Portland, que ni los subsidios a la cultura son improductivos ni que aquella sea un lastre social. ¿Qué pretenden entonces quienes critican a la filosofía, a la poesía, a la pintura y las artes por su supuesta “improductividad”? Por lo irracional de una posición así es difícil contestar, excepto que su postura es el resultado simplemente de una supina ignorancia y de una intolerancia mayúscula que es preciso atemperar.Los fascistas en España iniciaron decretando la “vitalidad de la muerte” frente a la inteligencia. Los nazis comenzaron quemando libros y encarcelando o deportando a los críticos del régimen. Las dictaduras y los autoritarismos latinoamericanos han secuestrado, encarcelado, asesinado o deportado intelectuales, o bien han actuado atacando y clausurando a la prensa libre. Y en casos de pseudo-demócratas como Vicente Fox, se termina en el ridículo de invitar a no leer periódicos a fin de “ser más felices”.Las personas, nos dice Steiner, tienen el derecho a creer y asumir que la felicidad se encuentra sólo en tener un coche último modelo y que el sentido de la vida está dado por la cantidad de dinero que logra acumularse. Frente a ello, sin embargo, nadie puede quitarnos el derecho a creer que la vida puede tener mucho mejores perspectivas si se le mira desde las ventanas del espíritu.Haciendo caso a Steiner, bien vale la pena volver con García Lorca y esperar a que una vez más, Irasema Terrazas u otro gran artista, hagan vivir una vez más su voz y nos hagan creer que podemos vivir, con felicidad, en un mundo solidario y equitativo.
sarellano@ceidas.org

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