domingo, 25 de mayo de 2008

Lo dicho: será Obama. La Crónica

Por: Saúl Arellano Opinión
http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=363809
Domingo 25 de Mayo de 2008 Hora de publicación: 01:50

Los Estados Unidos de Norteamérica han sido un país que históricamente, pensando en el período posterior a la Guerra de Secesión, ha preferido gobiernos republicanos sobre los gobiernos demócratas. Desde Abraham Lincoln hasta George Bush, el Partido Republicano ha tenido al menos 40% más presidentes que el Partido Demócrata, lo cual puede servir como un indicador del carácter conservador del electorado de nuestro vecino del norte.Sólo en contadas ocasiones ha ocurrido en aquel país que un candidato carismático, con base en un discurso de transformación y cambio ha logrado movilizar a los ciudadanos y con ello, llegar a la Presidencia del país más poderoso del mundo.Uno de estos pocos casos fue el del presidente Kennedy. En medio de una severa crisis generada por la intervención militar en Vietnam, así como por la recién concluida Guerra de Corea a finales de los años 50, llevó a la ciudadanía norteamericana a una elección en la que, con posiciones realmente polarizadas, el presidente Kennedy obtuvo el triunfo electoral con un reducido margen de votos.En efecto, todos los factores que rodeaban a Kennedy hacían pensar en una derrota segura: un joven católico, con casi ninguna experiencia de gobierno, con raíces irlandesas, proveniente de la clase media ilustrada, y por lo tanto ajeno a las elites tradicionales, configuraban un panorama que en el contexto de la década de los 60, auguraba no buenos resultados para JFK. Sin embargo, el propio contexto de movilizaciones masivas a favor de la liberación sexual, el incipiente movimiento hippie y una oleada mundial de cambio y transformación; la Guerra Fría, entre otros fenómenos sociales de alta complejidad, generaron un clima de esperanza y de la posibilidad de llevar nuevos criterios de política la Casa Blanca.A 35 años del asesinato del presidente Kennedy, hay un contexto que permite entender por qué un político como Barack Obama está muy cerca de convertirse en un candidato con serias posibilidades de ganar las elecciones del próximo mes de noviembre y convertirse en presidente de los Estados Unidos.Aquel país se encuentra sumido en una severa crisis ética luego del fracaso que ha significado la invasión a Irak. Es un país que ha perdido liderazgo en su vida doméstica; y en la comunidad internacional se ha exacerbado la animadversión y las opiniones negativas sobre su actuación como “policía” del mundo y como potencia hegemónica en la toma de decisiones globales.Adicionalmente, la crisis financiera por la que atraviesa el mundo, como consecuencia de la fractura del sector inmobiliario norteamericano, ha hecho que la población de los Estados Unidos por primera vez en décadas, se sitúe en elevados niveles de desconfianza en su capacidad de consumo en los próximos meses, escenario inédito desde la Crisis del 29, o durante la Segunda Guerra Mundial.En este escenario, Obama ha centrado su mensaje en un concepto de altísima complejidad: La esperanza. Con base en esta categoría, Obama logró volver a los vínculos más comunes y básicos de las sociedades y consiguió conectarse poderosamente con la ciudadanía, en particular con los jóvenes y con las personas de mayor nivel educativo.Movilizar a decenas de miles de personas no es sencillo; menos aún en un país como los Estados Unidos de Norteamérica. Y en esa consideración, Obama lo ha logrado en distintas ocasiones: En Texas logró movilizar a más de 40 mil personas; más de 30 mil en New Orléans; 50 mil en Illinois, cerca de 60 mil en California; y nada menos que un mitin con 75 mil personas esta semana en Pórtland, Oregon, cifra récord para cualquier campaña política en aquel país.De acuerdo con el servicio noticioso del Departamento de Estado de los Estados Unidos, el conteo de la organización Green Papers da una ventaja importante para Obama, la cual, considerando las elecciones que quedan pendientes permite sostener que Obama será nominado candidato en la Convención Demócrata del próximo mes de junio.En efecto, Green Papers da para Obama, con corte de números al 21 de mayo, mil 655 de los tres mil 253 delegados comprometidos que participarán en la Convención de Junio. Es decir, Obama contará con seguridad con la mitad más uno de los delegados a elegir, mientras que la senadora Hillary Clinton, en el mismo conteo, tendía apenas mil 498. Asimismo, de los 707 Súper Delegados que participarán en la Convención, 304 han declarado que votarán por Obama, y 275 lo harán por la senadora Clinton.Con estos números, Obama está a 100 delegados de conseguir la nominación; mientras que la senadora Clinton se encuentra a cerca de 350 delegados. Este escenario hace pensar que la no declinación de la senadora Clinton se relaciona antes bien con un proceso de negociación de posiciones en el Gabinete, de resultar electo Obama como Presidente en noviembre, que con una idea realista de obtener el triunfo en la elección interna de su partido.Esta semana, The New York Times publicó un artículo en el que su autora se pregunta ¿Si no es la senadora Clinton en esta ocasión, cuando será el turno de una mujer?La pregunta es interesante, pues sitúa la discusión en uno de los temas de fondo que hay en esta campaña y en general en el proceso electoral de los Estados Unidos. La pregunta de ¿cuándo será el turno para una mujer?, es tremendamente pertinente; empero, lleva a considerar que la propia senadora Clinton es producto de un sistema político y económico basado en redes y estructuras de poder que han producido precisamente exclusión y discriminación, no sólo contra las mujeres, sino contra minorías étnicas o amplias franjas de población migrante, como nuestros connacionales.No en vano varios articulistas y columnistas norteamericanos se refieren a ella como Billary Clinton, en una clara alusión a su crecimiento político bajo la cobertura del poder presidencial de su marido, y a la preeminencia de los Clinton en el interior del partido demócrata lo cual, de acuerdo con varias interpretaciones, llevaron a las derrotas electorales de Al Gore y de John Kerry.Lo relevante del asunto es que, si Obama no miente, las transformaciones que ha prometido llevar a cabo en la Casa Blanca deberán abrir mucho más espacios para las mujeres, así como políticas construidas para garantizar la equidad entre los géneros; de tal forma que, pensando de manera optimista, una Presidencia como la que promete Obama debería permitir la presencia y el liderazgo político no de una Hillary Clinton sino de miles de mujeres con la oportunidad, capacidades y liderazgo para aspirar convertirse en Presidentas de su país.A Obama y al Partido Demócrata les espera una dura batalla frente a los Republicanos. Los intereses que representan estos últimos, y sus vínculos con las industrias del petróleo, de las armas y de la salud, entre otras, le han restado legitimidad y probidad moral y han comprometido muchas de las políticas y decisiones mundiales en temas cruciales como el cambio climático, las políticas agrícolas, el crecimiento de la violencia y el terrorismo, y sin duda se ha comprometido la estabilidad y la paz de amplias regiones.Hace meses, cuando casi nadie daba una oportunidad real a Obama antes de su triunfo en Iowa, me atreví a pronosticar aquí en Crónica, que seguramente sería el candidato de los demócratas. Hoy los datos lo han confirmado y no queda más sino sostener lo dicho: el candidato demócrata será Obama.

No hay comentarios: