domingo, 6 de julio de 2008

El riesgo del fascismo en el PAN. La Crónica

Por: Saúl Arellano Opinión
Domingo 6 de Julio de 2008 Hora de publicación: 00:32
http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=371219

Los cantores de los “fines de la historia” o de los “fines de las ideologías” siempre me han parecido sospechosos. Los intentos por mostrar a toda costa que desde fines del siglo XX y principios del XXI las ideologías habían muerto, y que habíamos llegado a un estadio de desarrollo del capitalismo insuperable (Fukuyama y Huntington, como máximos exponentes), parecen más bien ellos mismos cantos ideológicos que buscan legitimar a toda costa el estado de cosas que priva a escala global y que no sólo tiene sumidos a más de 800 millones de seres humanos en condiciones de hambre, sino que ha dado pie a la permanencia y resurgimiento de ideologías del odio.Quien dude que esto ocurre en nuestros primeros años del siglo XXI debería revisar los documentos finales y la Declaración y Programa de Acción surgidos de la Conferencia Mundial en contra del Racismo, la Xenofobia y otras Formas Conexas de Intolerancia, realizada hace ya seis años en Durban, Sudáfrica. Como seguimiento de esta Conferencia, el relator especial de la ONU después de su visita a México y Estados Unidos describió cómo en nuestro país y en nuestro vecino del norte prevalecen arraigados en amplios sectores sociales actitudes racistas, xenófobas y de una enorme intolerancia.Esta violencia social está aderezada desde luego por la cruenta lucha que estamos viendo en el día a día de las fuerzas del orden en contra del crimen organizado y que al día de ayer sumaba ya más de dos mil ejecuciones en todo el territorio nacional, un promedio de 11 muertes diarias (suma similar a la mortalidad por cáncer cérvico-uterino en nuestro país).En medio de este contexto, son el Estado y sus instituciones los responsables de proteger a su población y profundizar las acciones para construir, o al menos convocar, a un gran acuerdo nacional para acabar con la violencia en todas sus dimensiones y manifestaciones: violencia contra las mujeres, maltrato, abuso y violencia contra las niñas, niños y adolescentes; violencia en contra de los adultos mayores, violencia racial y discriminación en contra de personas con discapacidad e indígenas.El mayor problema en todo este ambiente es que hay ejemplos históricos de que la violencia, adicionada con pobreza, desigualdad y corrupción política, constituyen un peligroso “coctel” que puede abrir la puerta a tentaciones autoritarias y fascistas. Así fue el caso de España en 1936, Italia y Alemania en la misma década de los 30, los Balcanes en la última parte del siglo XX, Darfur y otras naciones africanas, sólo por citar algunos casos. Si a lo anterior se le agrega el ingrediente de un pensamiento ignorante y fanáticamente religioso, entonces tenemos la “receta” casi perfecta para construir formas de actuar, desde el gobierno, que atentan contra la democracia y sus mejores valores, principios y procedimientos.Esto es lo que se ha visto en los últimos años en entidades en las que gobierna el Partido Acción Nacional. El caso del presidente municipal de León es sólo uno más que se suma a una ya larga lista de personajes, en retiro y activos, que han dado muestra de personalidades sicóticas, autoritarias y, en este último caso, tendientes al fascismo.Sólo para refrescar la memoria habría que recordar algunos de los casos más prominentes: el exgobernador de Querétaro, Ignacio Loyola, retando a un “duelo armado” al autodenominado “Subcomandante Marcos” durante la marcha zapatista del año 2000. Felipe González, ex gobernador de Aguascalientes, portando arma de fuego al cinto siendo subsecretario de Gobernación “para no darles ventajas” a quienes quisieran hacerle algo. Recientemente, en pleno recinto del salón de sesiones del Senado un legislador del PAN retó a “duelo a muerte” a su compañero senador Dante Delgado. El gobernador de Jalisco literalmente se defiende a “mentadas de madre” ante sus críticos y el secretario de Gobierno de Guanajuato simplemente reduce a la categoría de “pendejos” a los directores de los principales medios de comunicación impresos de la entidad.El ya multicitado caso del alcalde promotor de la tortura es, debe insistirse, uno más de la larga lista de verdaderos psicópatas que el Partido Acción Nacional es responsable de haber encumbrado en altos cargos de responsabilidad pública, y que ha alentado para que representen intereses que a la luz de la evidencia no pueden ser tomados a la ligera y mucho menos como completamente legítimos.En un artículo de agosto de 2007, Jacobo Zabludovsky nos recuerda la historia del PAN, citando a Jean Meyer: “Y surge en 1937 y 1939 bajo la doble forma contradictoria y rival (¿para no meter todos los huevos en el mismo cesto?) del movimiento sinarquista y del Partido Acción Nacional. La Unión Nacional Sinarquista pertenece a la historia de los movimientos contrarrevolucionarios en el seno de la Revolución Mexicana… catolicismo intransigente. Se adapta y resurge sin cesar”. Estas son las raíces del PAN y, como toda raíz de un árbol longevo, es difícil arrancarla sin atentar contra la propia existencia el organismo al que alimenta.Nadie, y mucho menos la dirigencia del Partido Acción Nacional, puede actuar con ingenuidad. Un loco de apellido Hitler llevó hace menos de una centuria a la peor y más lamentable atrocidad de la que hayamos sido capaces como especie: el extermino del diferente. Y comenzó justo así, explotando y cuidando los “huevos de la serpiente del odio y la división” social, como lo han descrito filósofos de la talla de Adorno y Horkheimer.Hacer una apología de la tortura como método de entrenamiento policial recuerda los métodos de entrenamiento de las policías hitlerianas. Y a quien lo dude, le invito a revisar el extraordinario texto de Michel Burleigh El Tercer Reich, una nueva historia, editada recientemente en español por Taurus. Ahí están los testimonios de cartas de soldados y miembros de las SS en las que hablan de métodos crueles de entrenamiento con base en la extenuación física y la tortura a los que están sujetos, pero que están dispuestos a resistir en aras de la protección del Führer y del espíritu alemán.Vicente Guerrero es el nombre del alcalde de la ciudad de León. Nombre por demás relevante en nuestra memoria y que nos lleva a pensar en lo que Nietzsche alguna vez sostuvo en sus Consideraciones intempestivas: la historia se repite siempre dos veces; en la primera los acontecimientos ocurren como tragedia; en la segunda, acaecen como comedia. En este caso, parece que el filósofo se quedó corto, pues la supina ignorancia del alcalde leonés obliga a situarlo apenas como parte de un elenco de una pésima farsa.El poder grotesco, el que se basa en la infamia de la utilización de los engranajes de la burocracia para destruir y oprimir, nos explica Michel Foucault, está haciendo gala en el estado de Guanajuato y, como se vio, coincidentemente en entidades del centro del país, cuna y refugio de la “cristeada” y de la defensa de lo peor del pensamiento católico, desvirtuado y llevado a extremos absurdos de abuso de poder, ambición y codicia.En medio del debate, el presidente de la Coparmex de León acusa al secretario general de Gobierno de orquestar una campaña contra las autoridades municipales, y, en respuesta, antes de actuar con base en el diálogo y la inteligencia política, como es su responsabilidad, amenaza con demandar por difamación, solicita la actuación del Ministerio Público y pide a los empresarios de León que destituyan a su dirigente. Eso, aquí y en cualquier lado, es muestra de un autoritarismo patológico que se basa ni más ni menos que en la figura del “chivo expiatorio” y del “enemigo identificado”, ambas, otra vez, tácticas de fascistas y hambrientos de poder.Yo no tengo duda de que en el Partido Acción Nacional debe haber mentes lúcidas y sobre todo políticos que estén convencidos de que en política no puede actuarse sino con base en la más sólida ética y congruencia moral. Hace unos meses escribí aquí en Crónica que en el PRI, si quería lanzarse un mensaje de renovación creíble, no podían mantener en sus filas, en aras de no perder posiciones políticas, a personajes como Mario Marín o Ulises Ruiz. Hoy es exigible al PAN lo mismo; su credibilidad y su consistencia ética están a prueba y sería lamentable que en ese partido mantuvieran, en aras del poder político, a personajes de la calaña de los que se han mencionado. No hacerlo constituye un despropósito grave, porque es en la ideología del odio en donde se encuban las peores manifestaciones del espíritu humano.

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