lunes, 28 de julio de 2008

Ocampo: la pobreza del semidesierto. El Correo

Por: Saúl Arellano, Lunes, 28 de Julio de 2008
VIAJE AL CENTRO DE LA DESIGUALDAD (La cuestión social en Ocampo)

INTRODUCCIÓN:

Ocampo fue constituido como municipio por el Decreto 35 del Congreso del Estado en el año de 1875. Colinda con los estados de San Luis Potosí y Jalisco; y con el Municipio de San Felipe dentro del estado de Guanajuato.
El 40% de su territorio está considerado como "zonas altamente accidentadas"; otro 20% es considerado como "áreas semiplanas" y sólo el 40% es considerado como "zonas planas".
Su clima está considerado como predominantemente semiseco.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Población, en Ocampo había en 2005 un total de 20,848 habitantes, de los cuales, 9,885 eran hombres y 10,961 eran mujeres. Esto implica un índice de masculinidad (número de hombres por cada 100 mujeres) de 90.1, equivalente apenas a la media estatal, la cual es la más baja de todo el país.
Sin embargo, debe destacarse que Ocampo ya inició su proceso de disminución de población, y CONAPO estimó que para 2008 habría 19, 980 habitantes (9,401 hombres y 10,579 mujeres); y para el 2012, 18,574 pobladores (8,652 hombres y 9,922 mujeres), esto es, una reducción de 2,274 pobladores, lo que equivale a una pérdida del 10.9% de la población en menos de 7 años, con una reducción del índice de masculinidad a 88.8.
Esta reducción de habitantes está relacionada con la migración, hecho que se confirma con los datos de CONAPO pues en su Índice de Intensidad Migratoria del año 2000 (el cual es el más reciente), ya clasificaba a Ocampo con un Municipio de "Muy Alta Intensidad Migratoria".
En esa lógica, en el año 2000, de los 4,131 hogares registrados en el municipio, el 31.13% recibía remesas, es decir, 1,280 hogares.
Para el año 2005, CONAPO identificó un crecimiento en el número de hogares a 4,273, de los cuáles 3,249 eran jefaturados por un hombre, y 1,024 hogares eran jefaturados por una mujer, es decir, cerca de 1 de cada 4 hogares en 2005 ya tenían como jefe de familia a una mujer.
Del total del número de hogares, en 2005 339 eran hogares de un solo miembro; 483 hogares compuestos por 2 personas; 563 con 3 integrantes; 677 con 4 miembros; 618 con 5 integrantes; 527 con 6 miembros; 323 con 7 miembros; 256 con 8 integrantes; y 387 hogares con 9 o más integrantes.
Esto significa que en 2005, en Ocampo había 2,111 hogares que concentraban a 14,044 personas, es decir, el 67% de la población concentrado en hogares de 5 o más personas, lo que a su vez refleja, como se verá más adelante, el intenso grado de pobreza que se vive en el municipio.
Paralelamente debe señalarse que en el mismo año de 2005, en Ocampo se contabilizó un número de 3,988 viviendas, es decir, 288 menos con respecto al número de hogares, lo que indica un déficit importante de viviendas en el municipio.

LA POBREZA
CONEVAL detectó que en el 2005, Ocampo tenía un 36.9% de personas en pobreza alimentaria, es decir, 7,692 personas que no contaban con los ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades mínimas de alimentación.
Es de destacarse que esta población coincide con el número de personas que viven en hogares de más de 7 miembros, en los que se calcula que viven 7,792 personas.
Asimismo, el propio CONEVAL estimó un 45.5% de personas en pobreza de capacidades, es decir, 9,485 personas sin los recursos para satisfacer sus necesidades elementales de alimentación, salud y educación.
Nuevamente vale la pena destacar que es una cifra aproximada al número de personas que habitan en hogares de más de 6 miembros, los que suman 10,954 personas. Finalmente, CONEVAL estimó que en Ocampo había un 66.8% de población en condiciones de pobreza patrimonial, esto es, 13,926 personas en algún grado de pobreza, cifra que nuevamente coincide aproximadamente con el número de población que vive en hogares de más de 5 miembros (14,044 personas).
Estos datos son congruentes con los indicadores de ingreso del municipio, pues del total de la población ocupada, se estimó que en 2005 más del 64% percibía menos de 2 salarios mínimos, es decir, menos de 90 pesos diarios, lo cual si se divide por ejemplo, al interior de los 387 hogares que tienen más de 9 integrantes, se estaría hablando de menos de 10 pesos por persona para sobrevivir, esto es, la pobreza atroz, como la define el Banco Mundial.

LA MARGINACIÓN EN OCAMPO
De acuerdo con el Consejo Nacional de Población, Ocampo tenía en 2005 un total de 56 localidades, de las cuáles sólo la cabecera municipal albergaba a más de 5 mil habitantes; y 3 localidades más contaban con más de mil habitantes cada una (Santa Bárbara, Gachupines y La escondida).
Del total de localidades, 7 eran de "Muy alto grado de marginación", en las que habitaban 256 personas; 38 localidades de "Alta marginación", en las que vivían 10,883 personas, es decir, el 50% de la población en "alta marginación"; 9 localidades más de "Grado medio de marginación", que concentraban a poco más de 8 mil personas; 2 localidades de "Bajo grado de marginación", con 122 personas; y ninguna localidad de "Muy baja marginación".
Con esto, Ocampo se sitúa como uno de los 6 municipios del estado que en 2005 no tenían una sola localidad de "muy baja marginación".
Estos datos implican que en 2005 había un 28.4% de la población sin servicios de drenaje (5,920 personas); 9.11% sin agua entubada (1,897 personas); y 11.29% de la población en viviendas con piso de tierra (2,334 personas).
Como resultado de estas condiciones Ocampo ocupaba en 2005 el lugar 1,177 en marginación a nivel nacional; esto significa que en Ocampo había en ese año mayor marginación que en otros 1,277 municipios del país.
EL DESARROLLO HUMANO
Se ha insistido en que uno de los principales componentes del Índice de Desarrollo Humano es la educación. En este municipio se detectó que en 2005, el 15.83% de los mayores de 15 años eran analfabetas, es decir, 1,974 personas que no sabían leer ni escribir.
Adicionalmente, el 48.55% de esa población no había concluido la primaria, es decir, 6,607 personas; y de acuerdo con el Índice de Rezago Social, el 76.26% no había concluido la secundaria, es decir, 9,530 personas sin educación básica completa.
A ello debe agregarse que en 2005 INEGI contabilizó a 208 niñas y niños que no sabían leer ni escribir (141 hombres y 67 mujeres); así como un total de 8.6% de niñas y niños de 6 a 14 años que no asistían a la escuela, de los cuales, 82 niñas y niños tenían menos de 11 años.
Esto da como resultado que para 2005, Ocampo presentara un grado de escolaridad promedio de 4.99 grados, es decir, apenas el quinto de primaria cursado.
Adicionalmente, en Ocampo se identificó una tasa de mortalidad infantil de 29.95 muertes por cada mil nacidos vivos, la séptima más alta del estado, junto con el Municipio de Victoria, y similar a la que presentó el estado de Guerrero en el año 2000; es decir, este indicador tiene un rezago enorme incluso comparado con la peor entidad de México en ese rubro.
Comparado a nivel internacional, este indicador es similar al que presentaron en 2007 Irán o Guatemala.
En conjunto, Ocampo registra un Índice de Desarrollo Humano de .7041, menor al de entidades como Chiapas, Guerrero y Oaxaca; y comparado internacionalmente, similar al registrado por países como Egipto o Kirguistán, los cuales ocupan los lugares 109 y 110, de 177 países medidos.

CONCLUSIONES
Uno de los déficit que se han evidenciado en los últimos artículos de esta serie de Viaje al Centro de la Desigualdad, que publica semanalmente Correo , es la ausencia de una visión del desarrollo social que tenga como referentes los enfoques demográfico y territorial; déficit que se adiciona a los ya mencionados en los artículos de semanas pasadas: desarrollo regional equilibrado, enfoques transversales de género, la participación comunitaria y la visión de derechos humanos.
Es decir, los datos muestran que en Guanajuato la política social carece de 6 de los criterios elementales de la política de desarrollo social y humano indispensables para la plena garantía de los derechos de las personas.
El enfoque territorial y demográfico le permitirían al gobierno comprender que no pueden diseñarse programas sociales similares para la región del sur-sureste de la entidad, que para todo el norte y noroeste, en donde privan condiciones semidesérticas que le dan a la pobreza otro cariz y profundidad.
Es de esperarse que en la actualización que por Ley debe llevar a cabo el Gobierno en 2009 del Plan Estatal de Desarrollo, se incorporen nuevos criterios de política pública y por supuesto, un nuevo modelo de desarrollo para Guanajuato con mucho más sentido social; mucho más conocimiento y mucho más capacidades técnicas y humanas que las que hasta ahora se han empleado.

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