jueves, 27 de noviembre de 2008

La Vergüenza del trabajo infantil en Guanajuato. Periódico El Correo

Por: Saúl Arellano, Jueves, 27 de Noviembre de 2008

http://www.correo-gto.com.mx/notas.asp?id=94389


En Guanajuato hay casi 200 mil menores de entre 5 y 17 años que laboran; son más del 13%



1. La situación en el país


El trabajo infantil es una de las expresiones más aberrantes de la pobreza y la desigualdad. En México, el trabajo infantil para los menores de 12 años está expresamente prohibido en la Ley; y para quienes tienen entre 12 y 16 años, se permite con restricciones y condicionantes.
Aún con ello, la recomendación de todos los organismos internacionales de derechos humanos y sobre todo de protección de los derechos de los niños, establece que lo mejor en una sociedad es que las personas menores de 18 años, independientemente de su condición económica, se dediquen exclusivamente al estudio y a la colaboración en el hogar, en actividades que no pongan en riesgo su integridad física ni atenten en contra del libre desarrollo de la personalidad.
De acuerdo con el Módulo de Trabajo Infantil de la Encuesta Nacional de Empleo y Ocupación, 2007, en México hay más de 29.2 millones de niñas y niños que en 2007 tenían entre 5 y 17 años, de los cuales 3.07 millones no asistían a la escuela, lo que constituye una grave violación a sus derechos humanos y sociales; de estas niñas y niños, casi un millón no asisten por falta de recursos económicos, por padecer alguna discapacidad, o bien, por condiciones de inseguridad o discriminación.
De los más de 29 millones de niñas y niños menores de 18 años, sólo poco más de 7.3 millones recibía una beca o algún apoyo del gobierno, es decir, apenas la cuarta parte de este grupo de población.
Por otro lado, la citada Encuesta muestra cómo en el país había en 2007, 3,647,067 millones de niñas y niños entre 5 y 17 años que tenían que trabajar (12.48% del total de ese grupo de edad), ya sea para completar el ingreso elemental de sus hogares, o bien para solventar sus gastos en educación, salud y alimentación.
El trabajo infantil en Guanajuato
Se estima que en Guanajuato había en 2007, 1,468, 550 personas menores de entre los 5 y los 17 años. De éstas, 1,400,441 tenían entre 5 y 13 años; y 464,059 tenían entre 13 y 17 años.
Del total, 739,400 eran hombres y otros 729,150 eran mujeres.
Visto por condición de asistencia o inasistencia escolar, en Guanajuato había en 2007, 192,437 niñas y niños entre los 5 y los 17 años que no asistían a la escuela (13.1% del total de ese grupo de edad), la gran mayoría concentrados entre los 13 y los 17 años, edad clave para concluir la secundaria o ingresar al bachillerato.
Resulta paradójico que en Guanajuato haya más niñas y niños menores de 18 años que no asisten a la escuela, que el número de aquellos que cuentan con la secundaria terminada o mayores estudios; en efecto, estos últimos suman apenas 166,227, es decir, el 11.3% del total, frente al ya señalado 13.1% que no asiste a la escuela.
Del casi millón y medio de niños y adolescentes entre los 5 y los 17 años, en Guanajuato sólo 325,037 reciben una beca o algún otro apoyo del gobierno, frente a 1,143,513 que no recibía ningún apoyo; es decir, apenas el 22.1% del total cuenta con algún programa de asistencia, lo cual, en una entidad en la que CONEVAL contabilizó a más de 900 mil personas en pobreza alimentaria en 2005, resulta a todas luces insuficiente.
Así, de acuerdo con la ENOE 2007, en ese año había en Guanajuato 199,962 menores entre 5 y 17 años que estaban ocupados, es decir, el 13.61% de las niñas y niños en ese rango de edad trabajaban en la entidad, porcentaje superior a la media nacional, que es el ya de por sí alto 12.48% mencionado arriba.
Debe señalarse que de la población trabajadora entre los 5 y los 17 años, 133,749 eran hombres y 66,213 eran mujeres. Asimismo, del total de la población ocupada 140,145 tenían entre 14 y 17 años, mientras que 59,817 tenían entre 5 y 13 años, edad en la que la Ley prohíbe, en los términos en que ya se señaló, el trabajo infantil.
Debe destacarse que del total del trabajo infantil, 29.9% está siendo desarrollado precisamente en condiciones de ilegalidad y franca violación de los derechos de los niños, lo cual debe erradicarse en lo inmediato.
De los más de 199 mil niños y niñas que trabajan en la entidad, más de la mitad, es decir, 100,813 no asisten a la escuela, los cuales representan a más del 50% del total de niñas y niños que se ven privados de su derecho a la educación en la entidad.
Este dato por sí mismo constituye una verdadera tragedia que no tiene razón de ser en una entidad con los recursos con los que cuenta Guanajuato.
A lo anterior debe agregarse que del total de las niñas y niños de 5 a 17 años que trabajan, 57,412 no tenían ningún tipo de instrucción o tenían la primaria incompleta; 85,097 más habían concluido la primaria, pero tenían estudios incompletos de secundaria; y sólo 57,453 habían concluido la secundaria o más.
De los niños trabajadores, 36,351 se encontraban ocupados en el sector primario; 61,861 más estaban en el sector secundario, y 96,348 en el sector terciario de la economía.
Destaca sobre todo la intensidad de la jornada laboral, pues 85,049 de las niñas y niños trabajadores tenían ocupaciones de 35 horas o más; 87,159 tenían jornadas menores de 35 horas, y el resto no tenía ocupaciones con horarios fijos.
Por otro lado, es pertinente destacar que los datos confirman lo que he venido señalando en numerosos artículos: que las niñas, niños y adolescentes, son quienes de manera mucho más aguda viven la pobreza; así, de los 199,962 menores de 17 años que trabajaban en la entidad, 61,351 (30.68%) no reciben ingresos por su trabajo; otros 56,505 recibían un salario mínimo o menos (28.25%); y el resto, 78,131 recibía ingresos mayores de 1 salario mínimo pero en casi todos los casos no mayores de 2. En resumen, 58.9% de las niñas y niños trabajadores recibían menos de un salario mínimo o definitivamente o recibieron ingresos por su trabajo.
Debe señalarse que en Guanajuato hay poco más de 140 mil hogares en los que el jefe o jefa del hogar se encuentra desocupado; y es en esos hogares en donde es altamente probable que se encuentre la mayoría de los casi 200 mil niños, niñas y adolescentes que trabajan.
Estas cifras son tremendamente graves. Y no hay ninguna exageración en afirmarlo así. Se trata de una ruptura ética mayor que las niñas y los niños de Guanajuato, en lugar de encontrarse disfrutando de sus derechos sociales y humanos, se vean obligados a salir de sus hogares a poner en riesgo su integridad física, así como en muchas ocasiones, el libre desarrollo de su personalidad.
El trabajo infantil es inaceptable en todos los casos. Y ahora que se cuenta con datos de 2007, es de esperarse que el gobierno reaccione con responsabilidad, porque ante estas cifras, no hay modo que argumenten, como lo han hecho cínicamente hasta ahora, que no es "su responsabilidad", pues las cifras no corresponden a las fechas de su administración, como si hasta ahora hubiesen tenido bastantes logros.
El hecho de que más del 13% de las niñas, niños y adolescentes entre 5 y 17 años trabajen, constituye un dato brutal, porque es síntoma de cómo la pobreza no ha disminuido; y de cómo el trabajo infantil, que constituye una verdadera atrocidad, sigue sirviendo a los gobiernos para "maquillar" las cifras del hambre y la pobreza pues, si se quitara el ingreso que aportan estas niñas y niños a sus hogares, los porcentajes de pobreza calculados hasta ahora crecerían de manera importante.
Es hora de transformar las cosas; es de esperarse que la sociedad civil; los académicos, la iniciativa privada y todos, actuemos y exijamos que esta realidad cruel termine ya y e una vez por todas.
Si no lo hacemos Guanajuato continuará siendo, lamentablemente, un lugar inapropiado para los niños.

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