lunes, 10 de noviembre de 2008

Tarimoro: la tragedia dle bosque y la selva. Periódico Correo

Por: Saúl Arellano, Lunes, 10 de Noviembre de 2008
(La cuestión social en Tarimoro)
http://www.correo-gto.com.mx/notas.asp?id=92161

INTRODUCCIÓN:

Tarimoro significa en lengua tarasca "lugar de sauces". Fue fundado como una "comunidad de indios" en 1563. En 1910 le fue cambiado el nombre a Ciudad Obregón González, que eran los apellidos del gobernador del estado, y concluida la Revolución le fue restituido su nombre original mediante Decreto del Congreso del Estado.
Actualmente limita con los municipios de Celaya, Jerécuaro, Apaseo el Alto, Acámbaro y Cortazar
Tarimoro es de las pocas zonas geográficas de la entidad (si no es que la única) con presencia de selva y bosque, la cual se ha reducido, de constituir más del 60% de su territorio en el año 1900, a menos del 11% en el 2000.
Esto se debe fundamentalmente a las nulas políticas de protección ambiental, y su necesaria vinculación con la política agropecuaria a fin de proteger a la ya prácticamente inexistente fauna local, entre la que destacaban, entre otras especies los ciervos, los venados, los linces y los tigrillos.
En lo que respecta a su demografía, de acuerdo con INEGI, en 2005 el municipio tenía una población de 33,014 habitantes, de los cuales 15,113 eran hombres y 17,901 mujeres, lo que se tradujo en un índice de masculinidad de 84.4 hombres por cada 100 mujeres.Asimismo, Tarimoro presentó la tercera tasa más alta de decrecimiento poblacional en la entidad, sólo por debajo de Jerécuaro y Yuriria.


Este nivel de decrecimiento es ratificado por CONAPO, cuyas proyecciones estiman una pérdida de aproximadamente 800 habitantes cada año a partir del 2005. Según este organismo, el municipio pasaría de una población de 33,986 pobladores, a 28,375 en 2012, lo que da una pérdida acumulada de 5,611 personas en 7 años, equivalente al 16.5% de la población; del total de personas que habitarán el municipio en 2012, se espera que 12,822 serán hombres y que 15,553 serán mujeres, lo que reducirá su índice de masculinidad a sólo 82.4 hombres por cada 100 mujeres.
Así, la población de este municipio sea agrupaba en 2005 en un total de 8,267 hogares, lo que daba un promedio de 4.11 integrantes. Es pertinente destacar además que del total de los hogares, 5,987 eran jefaturados (72.4%) por hombres y 2,280 por mujeres (27.6%).
Del total de hogares, 2,948 reportaron tener 5 o más miembros, y en total en ellos se agregaba a un total de 15,978 personas, es decir, un 47% de la población se concentró en hogares de 5 integrantes o más.
Estos hogares vivían en 7,905 viviendas, lo que daba un promedio de 4.17 habitantes, aunque debe señalarse que del total de las viviendas, 6,579 tenían 4 cuartos o menos, lo que habla de un alto nivel de hacinamiento, lo cual se ratifica en los índices de marginación elaborados por CONAPO.
LA POBREZA
Las actividades en este municipio se encuentran principalmente en el sector primario, lo que se refleja en los niveles y porcentajes de pobreza de la población. En 2005, CONEVAL estimó que el 25.9% de la población (1 de cada cuatro tarimorenses) se encontraba en pobreza alimentaria.
Asimismo, el propio organismo estimó que un 33.7% de los habitantes del municipio se encontraban en situación de pobreza de capacidades, y que un 56.1% vivía en condiciones de pobreza de patrimonio.
A lo anterior debe agregarse que Tarimoro es uno de los municipios clasificados desde el año 2000 como de "Muy alta" intensidad migratoria, pues el 20.91% de los hogares en ese año recibían remesas de los Estados Unidos de Norteamérica, porcentaje que seguramente se vio incrementado en los últimos 8 años.
LA MARGINACIÓN
Tarimoro contaba en 2005 con 49 localidades. De acuerdo con el Índice de marginación de CONAPO, ninguna de éstas fue clasificada como de "Muy alta marginación"; 25 se encontraban sin embargo en "Alta marginación", en las cuales habitaban 6,414 personas; 15 localidades fueron clasificadas como de "grado medio" de marginación; 7 de "bajo grado" y sólo 2, de "muy bajo grado en las que habitaban 199 personas.
En lo general, aún cuando Tarimoro fue catalogado como un municipio de marginación media, en ese año el 10% de su población, es decir, más de 3 mil personas carecían de drenaje; el 9.93% habitaba en viviendas con piso de tierra; y más del 41% vivía en casas con hacinamiento.
Asimismo, los indicadores de marginación permiten corroborar la enorme pobreza del municipio pues, de la población ocupada en el año de referencia, el 59.36% de percibía menos de 2 salarios mínimos; y otro 67.29% de la población habitaba en localidades de menos de 5 mil habitantes, esto es, en localidades en las que las oportunidades de tener un empleo digno son mucho más reducidas.
EL DESARROLLO HUMANO
Los indicadores relativos al desarrollo humano mantenían en 2005 altos niveles de rezago. Mientras que en todo el país se avanza en materia educativa, en Tarimoro los progresos son sumamente lentos.
En el año 2005, el 17.48% de la población mayor de 15 años era analfabeta, porcentaje que representa al doble del promedio nacional; Esto implica que en ese año había 3,920 personas mayores de 15 años que no sabían leer ni escribir, de las cuales 1,779 eran hombres y 2,141 mujeres.
Por otro lado, de acuerdo con CONAPO, un 44.66% de ese mismo grupo de población no había concluido los estudios de educación primaria; adicionalmente, 105 niñas y niños entre los 6 y los 11 años no asistían a la escuela primaria, mientras que otros 170 infantes entre los 8 y los 14 años no sabían leer ni escribir, y de los cuales 120 eran hombres y 50 eran mujeres.


Finalmente, es preciso señalar que de acuerdo con el Índice de Rezago Social elaborado por el CONEVAL, el 70.39% de la población mayor de 15 años no había concluido en 2005 estudios de educación básica completa (primaria y secundaria).
Con estos datos, en 2005 el promedio de grados de escolaridad cursados en Tarimoro fue de sólo 5.41, un promedio inferior al alcanzado en ese mismo año en promedio en los estados de Chiapas y Oaxaca.
Uno de los principales rezagos del municipio se encuentra en su incapacidad mostrada entre el año 2000 y el 2005 para reducir su tasa de mortalidad infantil, pues en ese periodo apenas pasó de 27.91 muertes por cada mil nacidos vivos a una tasa de 25.08, lo que implica todavía un número importante de niñas y niños que mueren por enfermedades completamente prevenibles o curables.
Esta tasa de mortalidad infantil fue similar a la que presentó en 2005 un país como Líbano, en el que debe considerarse que en ese año había un conflicto militar en desarrollo.
Por otro lado, debe destacarse que la desigualdad entre hombres y mujeres no es la excepción en el municipio pues mientras que el promedio anual de ingresos en 2005 para los hombres en el municipio fue de 9,090 dólares, para las mujeres fue de sólo 2,362 dólares al año, esto es, 3.84 veces menos ingresos.
Como resultado de todo lo anterior, Tarimoro es otro de los municipios que presentó una drástica caída en su posición relativa a nivel nacional en el Índice del Desarrollo Humano, pues pasó del lugar 1,060 en el año 2000, al 1,465 en 2005, lo cual lo aproximó dramáticamente al grupo de los mil más rezagados del país.
CONCLUSIONES
Los municipios que restan por analizar en esta serie del "Viaje al centro de la desigualdad" presentan elementos para criticar severamente a la política agropecuaria de la entidad.
No hay una vinculación adecuada para garantizar un medio ambiente sustentable, como ocurre en Tarimoro, en donde las proyecciones indican que de seguir las tendencias actuales, en 20 años se habrán agotado irreversiblemente el bosque y la selva que aún podrían rescatarse en el municipio.
Al no haber alternativas para el campo, las y los campesinos se ven obligados, o a migrar o a "desmontar" tierras para ampliar sus capacidades productivas, afectando con ello al medio ambiente.


Continuar con una política "divorciada" entre las áreas del medio ambiente y el desarrollo rural y agropecuario, constituye un despropósito mayor que está atentando en contra de uno de nuestros patrimonios más importantes: el equilibrio y la conservación ecológica.
Continuar asumiendo como hasta ahora, que la política de desarrollo agropecuario consiste en sólo administrar –además de que lo hacen mal- programas como Procampo, o Alianza para el Campo, que aún con las reformas a sus reglas de operación continúan beneficiando a quienes más tienen, es una apuesta por el absurdo que puede llevar a la entidad a mayores dramas personales y familiares por la persistencia de la pobreza y la desigualdad que afectan fundamentalmente a los campesinos y pequeños productores más pobres de las zonas rurales de este municipio y en general, de toda la entidad.

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