miércoles, 30 de julio de 2008

Se desploman los índices de desarrollo humano. Correo

Por: Saúl Arellano, Miércoles, 30 de Julio de 2008

Presenta Naciones Unidas estudios 2000-2005; sale León de entre 100 primeros del país, lo supera Celaya

El Estado
El estado de Guanajuato registra retrocesos en materia de desarrollo humano en los 46 municipios que lo integran, según revela el Índice de Desarrollo Humano Municipal 2000-2005, presentado el lunes por el programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP, por sus siglas en inglés).
Uno de los principales descalabros para la entidad es el hecho de que el municipio de León dejó de ser la única demarcación guanajuatense entre la lista de los 100 municipios con mayor desarrollo humano del país, al pasar del lugar 58 al 135, además de ser desplazado del primer lugar en el estado por Celaya.
Dicho documento presenta información más reciente desagregada a nivel municipal, en materia de desarrollo humano y reubica a los municipios del país en función del nuevo cálculo de su índice de desarrollo humano, y su posición relativa a nivel nacional, en una escala en la que el valor máximo es 1.0, y el mínimo .0000.
Así pues, en el año 2000, Guanajuato tenía a uno de los 100 municipios con mayor desarrollo humano en el país. Este municipio era León y ocupaba el lugar 58 con mayor desarrollo humano a nivel nacional.
Preocupantemente, la posición relativa de León, a pesar de haber incrementado su índice de .8338 en el año 2000, a .8562, retrocedió a nivel nacional al lugar 135, es decir, una pérdida de 77 lugares en la "escala-país".
Con esta realidad, Guanajuato no registró en 2005 ningún municipio entre los 100 con mayor desarrollo humano en México.
En cambio, el municipio de Celaya se colocó en ese año como el Municipio con mayor Desarrollo Humano en Guanajuato, desplazando a León al segundo lugar. Y aun cuando tiene el Índice de Desarrollo Humano (IDH) más alto en el estado, al haber pasado de .8221 en el año 2000, a .8618 en el 2005, retrocedió 6 lugares en su posición relativa a nivel nacional, pasando de la posición 101 en el año 2000, al 107, en el año 2005.
Además, las desigualdades en materia de ingreso son profundas. En León, el ingreso anual per cápita cayó de 15,848 dólares por habitante y año en el 2000 a 12,668 dólares en 2005.

La buena noticia

El Índice de Desarrollo Humano Municipal 2000-2005 trae para Guanajuato, como en casi todo en esta vida, dos noticias. Una es relativamente buena, y la otra es muy mala.
La relativamente buena es que pasamos, entre el año 2000 al 2005 de los 46 municipios que integran a la entidad, se logró avanzar de 5 que tenían un Índice de Desarrollo Humano Alto (es decir por arriba del .8000) a 12 municipios que se situaron por arriba de ese indicador.
Aún con ello este número sigue siendo bajo pues se está hablando que, aún cuando en ello se concentra el mayor porcentaje de población de la entidad, constituyen sólo la 4a. parte de los municipios del estado, lo cual es evidencia de la enorme desigualdad intermunicipal que existe en Guanajuato.

La Mala

La muy mala noticia está compuesta por un conjunto de malas, que además de abarcar la situación de León, se pueden agrupar en las siguientes consideraciones:
Moroleón también incrementó su IDH de .8054 a .8459. Sin embargo, se mantuvo en el tercer lugar a nivel estatal, así como en el lugar 186 a nivel nacional, posición que ocupa desde el año 2000.
Hay otros 9 municipios con un IDH alto. De éstos, sólo 4 lograron mejorar su posición relativa a nivel nacional con respecto al año 2000. Salamanca, que es el sexto municipio con mayor IDH de la entidad, avanzó 23 lugares al pasar del 303 a nivel nacional en el año 2000, al 280 en el año 2005.
San Francisco del Rincón, 7° lugar en el estado, avanzó 47 lugares al pasar del lugar 343 a nivel nacional, al 296 en el 2005. Villagrán, 9° lugar en la entidad, retrocedió del lugar 519 en el año 2000, al 436 en 2005, esto es, un avance de 83 lugares.
Finalmente, Acámbaro, el que más avanzó en este grupo, pasó de un IDH de .7553 en el año 2000 y del lugar 714 nacional, a un IDH de .8130 y al lugar 499 a nivel nacional en 2005.
Hay otros 5 municipios con IDH alto, que a pesar del avance en sus índices, pierden lugares a nivel nacional entre el año 2000 y el 2005. Guanajuato pierde 25 lugares en la escala nacional, al pasar del lugar 212 al 237.
Irapuato perdió 54 lugares al pasar del lugar 215 al 269. Uriangato pasa del lugar 395 al 432, perdiendo 37 lugares. Cortazar perdió 92 lugares al pasar del lugar 460, al 552.
Finalmente, Purísima del Rincón perdió 47 lugares al pasar del lugar 534 al lugar 581.
De este primer grupo de Desarrollo Humano Alto, debe destacarse una vez más, que no hay ninguno entre los 100 con mayor desarrollo humano del país; 4 más están entre los primeros 200; ninguno se sitúa entre los primeros 300 municipios con mayor desarrollo humano; 3 se encuentran entre los primeros 400; y 2 se sitúan por debajo de los primeros 500 municipios en términos de IDH en México.

MUNICIPIOS CON DESARROLLO HUMANO MEDIO

El resto de los municipios de la entidad (34 municipios), se consideran en el año 2005, de "Desarrollo Humano Medio", lo cual implica que tienen un IDH por arriba de .5000 y por debajo de .8000.
Pese a lo anterior, de estos 34 municipios, sólo 7 se situaron entre los primeros 1,000 municipios con mayor IDH de México; y de estos 7 sólo 2 mejoraron su posición relativa con respecto al año 2000.
Salvatierra, el cual avanzó 116 lugares al pasar del 773, al 657; y San José Iturbide, el que pasó del lugar 752, al 681. En este caso, San José Iturbide fue desplazado del lugar 13 al 14 en el estado; y Salvatierra se situó precisamente en el lugar 13 en Guanajuato.
Los otros 5 Municipios perdieron dramáticamente posiciones a nivel nacional: Jaral del Progreso retrocedió 160 lugares pasando del 608 al 768 a nivel nacional; Silao perdió 138 espacios al pasar del 674 al 812; Tarandacuao pierde 141 lugares, pasando del lugar 703, al 844; Apaseo el Grande perdió 20 lugares pasando del 869 al 889; y Valle de Santiago, el cual pierde 150 lugares, pasando del 780 al 939.

SMA, SU PATRIMONIO CULTURAL Y RETROCESO

Hay otros 16 municipios que se encuentran entre el lugar 1,000 al 1,500 a nivel nacional. De éstos, sólo Romita ganó posiciones, avanzando 20 posiciones al pasar del lugar 1254, al 1234.
Los demás municipios presentan dramáticas caídas.
San Miguel de Allende, recientemente nombrado Patrimonio Cultural de la Humanidad, retrocedió 276 lugares, pasando del lugar 809, al 1085.
Abasolo se estanca y se mantiene en el lugar 1093 desde el 2000. Coroneo retrocede 121 lugares pasando del lugar 1011 al 1132. Pénjamo pierde 116 lugares, pasando del lugar 1022 al 1138.
Cuerámaro pierde 241 lugares y pasó de la posición 917 al 1158, y pierde además 3 lugares a nivel estatal. Huanímaro pierde 54 lugares y pasa del lugar 1141 al 1195.
Apaseo el Alto pierde 414 lugares, y se desploma del lugar 786 al 1,200 a nivel nacional, y pasa del 10° lugar estatal, al lugar 27. Manuel Doblado cae 260 lugares y pasa del lugar 1000, al 1260.
Dolores Hidalgo igualmente se desploma en 400 lugares, pasando del lugar 905 al 1,305. Yuriria tiene una igualmente una caída libre de 421 lugares al pasar del 937, al 1,358 en el país.
Santa Cruz de Juventino Rosas tiene una alarmante pérdida de 453 lugares, pasando del 1002, al 1,455. Comonfort tiene un alarmante retroceso de 535 lugares y lo convierte en el municipio con mayor pérdida de posición relativa en la entidad, al pasar del 922 al 1,457 nacional.
Tarimoro perdió 405 escaños, pasando del lugar 1060, al 1,465; y finalmente, San Luis de la Paz pierde 462 lugares, pasando del lugar 1,025 1,487. En resumen, de estos 16 municipios, sólo uno gana posiciones, uno se queda estancado y, 13 retroceden: 2 lo hacen con más de 50 lugares y menos de 100; 2 retroceden entre 100 y 200 lugares; 3 retroceden entre 200 y 300 lugares; 6 caen más de 400 lugares; y 1 cae más de 500 lugares.
XICHÚ, ÚLTIMO LUGAR EN DESARROLLO SOCIAL
Hay un grupo de 8 municipios situados entre los 1500 y 2000 con menos desarrollo humano del país. De éstos, 2 logran avanzar: Victoria, que avanza 87 lugares y pasa del lugar 1,829 al 1,742; y destaca el caso de Santa Catarina, el cual gana 202 lugares y logra salir de los 450 municipios más rezagados del país, pasando del 2,139 al 1,937.
Por el contrario, Santiago Maravatío retrocede 305 lugares y pasó del 1,225 al 1,530; San Felipe pierde 367 espacios, pasando del 1,311 al 1,678. Ocampo pierde 412 lugares y pasa del 1,312, al 1,724.
Doctor Mora retrocede 190 lugares y pasa del 1,571 al 1,761. Jerécuaro retrocede 163 escaños y pasa del 1,644, al 1,807. Y finalmente San Diego de la Unión pierde 419 lugares, pasando del 1,543 al 1,962.
Queda finalmente un grupo de 3 municipios que forman parte de los poco más de 450 municipios con menor desarrollo humano del país, 2 de los cuales avanzan posiciones, y uno de ellos retrocedió.
El que más gana de estos municipios es Atarjea, pasando del lugar 2,170 al 2,037; Tierra Blanca avanza 14 lugares al pasar del 2,111, al 2,097; y finalmente Xichú, el cual pasa al último lugar en desarrollo humano en la entidad, retrocediendo 182 lugares, pasando del 1,985 al lugar 2,167 a nivel nacional.

Fuente de los Datos: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo: Índice de Desarrollo Humano Municipal, 2000-2005, México, 2008.

lunes, 28 de julio de 2008

Ocampo: la pobreza del semidesierto. El Correo

Por: Saúl Arellano, Lunes, 28 de Julio de 2008
VIAJE AL CENTRO DE LA DESIGUALDAD (La cuestión social en Ocampo)

INTRODUCCIÓN:

Ocampo fue constituido como municipio por el Decreto 35 del Congreso del Estado en el año de 1875. Colinda con los estados de San Luis Potosí y Jalisco; y con el Municipio de San Felipe dentro del estado de Guanajuato.
El 40% de su territorio está considerado como "zonas altamente accidentadas"; otro 20% es considerado como "áreas semiplanas" y sólo el 40% es considerado como "zonas planas".
Su clima está considerado como predominantemente semiseco.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Población, en Ocampo había en 2005 un total de 20,848 habitantes, de los cuales, 9,885 eran hombres y 10,961 eran mujeres. Esto implica un índice de masculinidad (número de hombres por cada 100 mujeres) de 90.1, equivalente apenas a la media estatal, la cual es la más baja de todo el país.
Sin embargo, debe destacarse que Ocampo ya inició su proceso de disminución de población, y CONAPO estimó que para 2008 habría 19, 980 habitantes (9,401 hombres y 10,579 mujeres); y para el 2012, 18,574 pobladores (8,652 hombres y 9,922 mujeres), esto es, una reducción de 2,274 pobladores, lo que equivale a una pérdida del 10.9% de la población en menos de 7 años, con una reducción del índice de masculinidad a 88.8.
Esta reducción de habitantes está relacionada con la migración, hecho que se confirma con los datos de CONAPO pues en su Índice de Intensidad Migratoria del año 2000 (el cual es el más reciente), ya clasificaba a Ocampo con un Municipio de "Muy Alta Intensidad Migratoria".
En esa lógica, en el año 2000, de los 4,131 hogares registrados en el municipio, el 31.13% recibía remesas, es decir, 1,280 hogares.
Para el año 2005, CONAPO identificó un crecimiento en el número de hogares a 4,273, de los cuáles 3,249 eran jefaturados por un hombre, y 1,024 hogares eran jefaturados por una mujer, es decir, cerca de 1 de cada 4 hogares en 2005 ya tenían como jefe de familia a una mujer.
Del total del número de hogares, en 2005 339 eran hogares de un solo miembro; 483 hogares compuestos por 2 personas; 563 con 3 integrantes; 677 con 4 miembros; 618 con 5 integrantes; 527 con 6 miembros; 323 con 7 miembros; 256 con 8 integrantes; y 387 hogares con 9 o más integrantes.
Esto significa que en 2005, en Ocampo había 2,111 hogares que concentraban a 14,044 personas, es decir, el 67% de la población concentrado en hogares de 5 o más personas, lo que a su vez refleja, como se verá más adelante, el intenso grado de pobreza que se vive en el municipio.
Paralelamente debe señalarse que en el mismo año de 2005, en Ocampo se contabilizó un número de 3,988 viviendas, es decir, 288 menos con respecto al número de hogares, lo que indica un déficit importante de viviendas en el municipio.

LA POBREZA
CONEVAL detectó que en el 2005, Ocampo tenía un 36.9% de personas en pobreza alimentaria, es decir, 7,692 personas que no contaban con los ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades mínimas de alimentación.
Es de destacarse que esta población coincide con el número de personas que viven en hogares de más de 7 miembros, en los que se calcula que viven 7,792 personas.
Asimismo, el propio CONEVAL estimó un 45.5% de personas en pobreza de capacidades, es decir, 9,485 personas sin los recursos para satisfacer sus necesidades elementales de alimentación, salud y educación.
Nuevamente vale la pena destacar que es una cifra aproximada al número de personas que habitan en hogares de más de 6 miembros, los que suman 10,954 personas. Finalmente, CONEVAL estimó que en Ocampo había un 66.8% de población en condiciones de pobreza patrimonial, esto es, 13,926 personas en algún grado de pobreza, cifra que nuevamente coincide aproximadamente con el número de población que vive en hogares de más de 5 miembros (14,044 personas).
Estos datos son congruentes con los indicadores de ingreso del municipio, pues del total de la población ocupada, se estimó que en 2005 más del 64% percibía menos de 2 salarios mínimos, es decir, menos de 90 pesos diarios, lo cual si se divide por ejemplo, al interior de los 387 hogares que tienen más de 9 integrantes, se estaría hablando de menos de 10 pesos por persona para sobrevivir, esto es, la pobreza atroz, como la define el Banco Mundial.

LA MARGINACIÓN EN OCAMPO
De acuerdo con el Consejo Nacional de Población, Ocampo tenía en 2005 un total de 56 localidades, de las cuáles sólo la cabecera municipal albergaba a más de 5 mil habitantes; y 3 localidades más contaban con más de mil habitantes cada una (Santa Bárbara, Gachupines y La escondida).
Del total de localidades, 7 eran de "Muy alto grado de marginación", en las que habitaban 256 personas; 38 localidades de "Alta marginación", en las que vivían 10,883 personas, es decir, el 50% de la población en "alta marginación"; 9 localidades más de "Grado medio de marginación", que concentraban a poco más de 8 mil personas; 2 localidades de "Bajo grado de marginación", con 122 personas; y ninguna localidad de "Muy baja marginación".
Con esto, Ocampo se sitúa como uno de los 6 municipios del estado que en 2005 no tenían una sola localidad de "muy baja marginación".
Estos datos implican que en 2005 había un 28.4% de la población sin servicios de drenaje (5,920 personas); 9.11% sin agua entubada (1,897 personas); y 11.29% de la población en viviendas con piso de tierra (2,334 personas).
Como resultado de estas condiciones Ocampo ocupaba en 2005 el lugar 1,177 en marginación a nivel nacional; esto significa que en Ocampo había en ese año mayor marginación que en otros 1,277 municipios del país.
EL DESARROLLO HUMANO
Se ha insistido en que uno de los principales componentes del Índice de Desarrollo Humano es la educación. En este municipio se detectó que en 2005, el 15.83% de los mayores de 15 años eran analfabetas, es decir, 1,974 personas que no sabían leer ni escribir.
Adicionalmente, el 48.55% de esa población no había concluido la primaria, es decir, 6,607 personas; y de acuerdo con el Índice de Rezago Social, el 76.26% no había concluido la secundaria, es decir, 9,530 personas sin educación básica completa.
A ello debe agregarse que en 2005 INEGI contabilizó a 208 niñas y niños que no sabían leer ni escribir (141 hombres y 67 mujeres); así como un total de 8.6% de niñas y niños de 6 a 14 años que no asistían a la escuela, de los cuales, 82 niñas y niños tenían menos de 11 años.
Esto da como resultado que para 2005, Ocampo presentara un grado de escolaridad promedio de 4.99 grados, es decir, apenas el quinto de primaria cursado.
Adicionalmente, en Ocampo se identificó una tasa de mortalidad infantil de 29.95 muertes por cada mil nacidos vivos, la séptima más alta del estado, junto con el Municipio de Victoria, y similar a la que presentó el estado de Guerrero en el año 2000; es decir, este indicador tiene un rezago enorme incluso comparado con la peor entidad de México en ese rubro.
Comparado a nivel internacional, este indicador es similar al que presentaron en 2007 Irán o Guatemala.
En conjunto, Ocampo registra un Índice de Desarrollo Humano de .7041, menor al de entidades como Chiapas, Guerrero y Oaxaca; y comparado internacionalmente, similar al registrado por países como Egipto o Kirguistán, los cuales ocupan los lugares 109 y 110, de 177 países medidos.

CONCLUSIONES
Uno de los déficit que se han evidenciado en los últimos artículos de esta serie de Viaje al Centro de la Desigualdad, que publica semanalmente Correo , es la ausencia de una visión del desarrollo social que tenga como referentes los enfoques demográfico y territorial; déficit que se adiciona a los ya mencionados en los artículos de semanas pasadas: desarrollo regional equilibrado, enfoques transversales de género, la participación comunitaria y la visión de derechos humanos.
Es decir, los datos muestran que en Guanajuato la política social carece de 6 de los criterios elementales de la política de desarrollo social y humano indispensables para la plena garantía de los derechos de las personas.
El enfoque territorial y demográfico le permitirían al gobierno comprender que no pueden diseñarse programas sociales similares para la región del sur-sureste de la entidad, que para todo el norte y noroeste, en donde privan condiciones semidesérticas que le dan a la pobreza otro cariz y profundidad.
Es de esperarse que en la actualización que por Ley debe llevar a cabo el Gobierno en 2009 del Plan Estatal de Desarrollo, se incorporen nuevos criterios de política pública y por supuesto, un nuevo modelo de desarrollo para Guanajuato con mucho más sentido social; mucho más conocimiento y mucho más capacidades técnicas y humanas que las que hasta ahora se han empleado.

domingo, 27 de julio de 2008

Lo que implica la consulta "chafa". La Crónica

Por: Saúl Arellano Opinión
Domingo 27 de Julio de 2008 Hora de publicación: 03:21
Hace tres años tuve la oportunidad de participar en el International Visitors Program, del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América. Este programa incluye una serie de entrevistas con destacados políticos, académicos, funcionarios federales, estatales y de condados, y miembros de organizaciones de la sociedad civil organizada en los Estados Unidos, para discutir y analizar distintos temas relacionados con las bases de la democracia y sus retos en el siglo XXI.Uno de los encuentros más interesantes se realizó en el UCLA’s Institute for Democracy, Education and Access, en el cual se plantearon dos temas fundamentales para la democracia y su futuro en América Latina: el primero, relativo a la incorporación de mecanismos de democracia directa en regímenes representativos, como el nuestro, y el segundo, la necesaria vinculación que existe entre este tema y la necesidad de avanzar hacia el cumplimiento universal del derecho a la educación, a fin de consolidar ciudadanías plenas.Nuestra Constitución Política establece que el régimen de gobierno mexicano es democrático, representativo y federal. El carácter democrático implica que la soberanía emana y reside natural y esencialmente en el pueblo, es decir, en la comunidad política instituida libremente por todos los ciudadanos que la integran. Por su parte, el carácter federal apela al pacto de los estados libres y soberanos para constituir a un sólo Estado nacional, unido por un acuerdo fundacional que se concreta esencialmente en la Constitución y los Poderes e instituciones que tienen en ella su fundamento.Finalmente, el carácter representativo apela a un principio elemental de las democracias masivas, en las cuales es prácticamente imposible que se lleven a cabo procedimientos democráticos directos, como la votación de la comunidad política en la Grecia antigua, en la que era posible que todos los ciudadanos estuviesen reunidos y tomar decisiones por votación directa.En ese sentido, las democracias contemporáneas parten del principio de que, dado que la soberanía radica esencialmente en el pueblo, los ciudadanos, de manera libre, depositan su confianza en representantes populares que participan en el Congreso, el cual, en el caso de nuestro país, tiene una doble función: una es deliberativa, es decir, constituye el principal espacio de debate sobre las cuestiones públicas, y la segunda, la responsabilidad legislativa, esto es, el deber de discutir, aprobar y reformar el marco jurídico nacional.A pesar de esta realidad, ha sido evidente que hay ocasiones en que las decisiones nacionales son de tal trascendencia que se requiere de la opinión de todos los ciudadanos, o bien, en la lógica del control del gobierno y del sistema político en su conjunto, casos en los que es evidente que los grupos políticos representados en el Congreso o en el Ejecutivo no han abordado agendas que son de relevancia para la población.Para enfrentar esas realidades y recabar la opinión ciudadana, las democracias avanzadas han construido mecanismos como el plebiscito o el referéndum, y para el segundo se han diseñado mecanismos como la revocación del mandato para sancionar a funcionarios incompetentes o vinculados a actos delincuenciales, o bien mecanismos como la iniciativa ciudadana o la iniciativa popular.En nuestro país no hemos consolidado estos mecanismos ni hemos logrado generar instrumentos que nos den confianza para que, al momento de su utilización por los gobiernos o las autoridades públicas, no sean objeto de manipulación y terminen en el fondo por traicionar el espíritu democrático que debe animarlos y que debe constituirlos jurídica e institucionalmente.En función de lo anterior, más allá de la relevancia económica y social que implica la reforma petrolera, hace falta retomar este debate desde el punto de vista de los procedimientos democráticos y de los instrumentos con que contamos para hacerlos valer y, más aún, para garantizar que la voluntad y la soberanía popular sean las principales fuentes de decisión legítima de la nación.Para ejemplificar este asunto valga destacar que las propuestas para la garantía de la iniciativa popular y la consulta pública a través del referéndum en el estado de California, en los Estados Unidos, tuvieron como principio básico, de acuerdo con investigadores del ya citado UCLA’s Institute for Democracy, un conjunto de procedimientos institucionales para evitar que los gobernantes utilizaran para beneficio propio o de sus partidos políticos estos mecanismos, que tienen como propósito fortalecer a la ciudadanía y a la democracia.Este tema, además, está íntimamente vinculado a la educación y el acceso a servicios que permitan no sólo la construcción de sólidas carreras profesionales o académicas, sino sobre todo capacidades y valores democráticos. La educación, en esa lógica, es vista como un derecho habilitante para la vida, pero también para el ejercicio de los derechos políticos y sociales, y para asumir responsabilidades ciudadanas.De esta forma, un régimen democrático requiere de un marco de leyes e instituciones diseñadas para la defensa de los derechos ciudadanos y, como contrapartida, una ciudadanía plena, educada y formada en valores y capacidades para la participación en los temas y cuestiones de interés público.El ejercicio que se llevará a cabo el día de hoy en el Distrito Federal en torno al tema de la reforma petrolera ha sido cuestionado por el diseño de las preguntas y por otros temas que a la luz de la discusión sobre el marco jurídico e institucional pueden ser calificadas de nimiedades, porque poco se ha discutido en torno a la necesidad de revisar el marco jurídico en que se fundamenta, en aras de construir una democracia de mayor calidad y que nos permita tener rendimientos crecientes en beneficio de todos.Contar con la figura del referéndum y de la iniciativa popular en el estado de California ha dado la posibilidad de frenar obras de infraestructura que agreden al medio ambiente, acciones de la iniciativa privada que atentan contra los intereses ciudadanos e incluso acciones de gobierno que van contra el espíritu (ni siquiera el texto) de la Constitución y las leyes de aquel país. Lo que es de destacarse en todos estos casos es que en ninguno de ellos hubiese sido imaginable que el gobernador de la entidad, que por sí sola pudiera ser la quinta economía del planeta, o bien los partidos políticos, hubiesen participado de manera directa en el diseño, operación y dictaminación de las consultas y sus resultados.Las consultas a la ciudadanía no sólo son deseables sino exigibles en una democracia avanzada. Lo que es inaceptable es que los gobiernos utilicen instrumentos que deben ser para el fortalecimiento de la democracia para su promoción personal, para el posicionamiento de un partido político y para incrementar el encono, la división y la polarización social.El ejercicio del día de hoy ni es metodológicamente sólido ni tiene como finalidad establecer criterios o determinar con precisión el “estado de percepción” pública sobre un tema, que en este caso es el de la reforma petrolera. Si el jefe de Gobierno de la ciudad tuviese facultades para participar en la dictaminación y votación de las iniciativas en cuestión sería un ejercicio válido. Si esta consulta hubiese sido impulsada por cualquiera de los grupos parlamentarios representados en el Congreso se hubiese justificado plenamente. No ocurre así cuando se trata del mandato de un megalómano que se hace llamar a sí mismo “presidente legítimo”, a través del cual busca paralizar al país, generar nuevas marchas y plantones y llevarnos nuevamente a una parálisis legislativa.En las democracias avanzadas las decisiones de la ciudadanía son soberanas; en las “democracias bananeras”, como la que aún tenemos, se aplican desde instrumentos amañados como la consulta del día de hoy, hasta procedimientos que pretenden situarse por arriba del orden jurídico y procedimental de nuestro país.Mientras que en otras latitudes la ley y el Estado de derecho son las pautas y los márgenes exclusivos de la legitimidad para las decisiones públicas, en México seguimos padeciendo a personajes dignos de un protagónico en las novelas de Ibargüengoitia, lo que lamentablemente nos hace seguir siendo presas de la inobjetable Ley de Herodes.

lunes, 21 de julio de 2008

Moroleón: profundos contrastes sociales

Por: Saúl Arellano, Lunes, 21 de Julio de 2008
VIAJE AL CENTRO DE LA DESIGUALDAD (La cuestión social en Moroleón)


Introducción

Moroleón es una de las ciudades de más reciente fundación en el estado de Guanajuato. Surge como parte de la Congregación del Moro, afiliada al antiguo partido político de Uriangato creado en el siglo XIX, y la cual pertenecía a la Congregación de Santa Mónica.
Moroleón obtuvo el título de pueblo en 1845 y en 1847 obtuvo la categoría de municipio, aunque el título de ciudad le fue conferido hasta 1929. Moroleón integra junto con Uriangato una de las zonas metropolitanas del sistema urbano nacional, dada su colindancia.
Además, es vecino del municipio de Yuriria y es uno de los municipios que tiene vecindad con el estado de Michoacán.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Población, en 2005 el municipio de Moroleón tenía 47,367 habitantes, de los cuales 41,909 vivían en la cabecera municipal, lo que lo hace uno de los municipios con mayor grado de urbanización de la entidad.
Debe decirse que al igual que en la mayoría de los municipios de la entidad, en Moroleón se ha comenzado a registrar un paulatino descenso en el número de sus habitantes pues las proyecciones indican que en el año 2008 la población sería de 46,031 personas y que en 2012 sería de 43,736 habitantes.
Esto implica una pérdida de 3,631 habitantes en 7 años, es decir casi el 8% de la población total del municipio.
A ello debe agregarse que el índice de masculinidad, es decir, la proporción del número de hombres con respecto al número de mujeres, está disminuyendo pues mientras que en 2005 había 22,412 hombres frente a 24,955 mujeres, lo que significó un índice de 89.8; para el año 2012 se estima que habrá 20,326 hombres frente a 23,410 mujeres, lo que implicará un índice de 86.8; esto es 3 hombres menos por cada 100 mujeres que los registrados en 2005.
Aún con lo anterior, el crecimiento en el número de viviendas en Moroleón será relativamente acelerado en los siguientes años. Así, mientras que en 2005 se estima que había 10,634 viviendas habitadas, para el año 2012 habrá 12,392 viviendas, esto es, un incremento de 1,758 viviendas que demandarán servicios sociales básicos.
Este crecimiento se extenderá hasta prácticamente el año 2025, en el que, de mantenerse el ritmo demográfico actual, habrá al menos 15,500 viviendas.

Pobreza

Este municipio es uno de los que presentó en 2005 uno de los menores porcentajes de pobreza alimentaria en la entidad: de acuerdo con CONEVAL se contabilizó a un total de 9.5% de la población en pobreza alimentaria, esto es, 4,207 personas sin los recursos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas de alimentación.
Asimismo, CONEVAL identificó que en ese mismo año había un 16.1% de la población municipal en condiciones de pobreza de capacidades, esto es, 7,626 personas sin los recursos suficientes para satisfacer sus necesidades de alimentación, salud y educación; y finalmente, CONEVAL midió que un 42.6% de la población del municipio vivía en condiciones de pobreza de patrimonio, esto es 20,178 personas en este nivel de pobreza.

LA MARGINACIÓN

De acuerdo con el Consejo Nacional de Población Moroleón tenía en 2005 sólo 23 localidades, lo que lo hace uno de los municipios con menor dispersión poblacional de la entidad.
En esa lógica, este municipio registró en 2005 sólo 6 localidades con menos de 50 habitantes; 2 localidades entre 50 y 99 habitantes; 12 más entre 100 y 499 pobladores; 1 con más de 500 pero menos de 999; y 1 más con más de 5 mil habitantes, que es la cabecera municipal.
De estas localidades, en 2005 Moroleón no tenía ninguna con "Muy alto grado de marginación"; 8 se encontraban en "Alto Grado de Marginación", en las que vivían 1,934 personas; 6 estaban en "Grado Medio de marginación", en las que vivían 2,086 personas; 3 más en "Bajo grado de marginación", con 767 habitantes; y una con "Muy bajo grado de marginación" (la cabecera municipal), en la que radican los ya señalados 41,909 habitantes considerados por el CONAPO en el año de referencia.
A pesar de que Moroleón es uno de los municipios con menos marginación de la entidad, vale la pena destacar lo inaceptable del hecho de que apenas se encuentre en niveles similares a la media nacional en analfabetismo, pues en 2005 CONAPO destacó que el 8.93% de la población mayor de 15 años era analfabeta.
El dato es revelador porque en localidades altamente urbanizadas, la recomendación es que el porcentaje sea inferior al 2%.
Asimismo, 40.3% de la población ocupada percibía en 2005 menos de 2 salarios mínimos, es decir, menos de 90 pesos diarios para subsistir, lo que sitúa al municipio en un alto grado de desigualdad al aplicar las medidas del índice de GINI.

EL DESARROLLO HUMANO

Uno de los mayores restos que hay en este municipio es el de la educación, pues a pesar de estar altamente urbanizado, todavía se detectó en 2005 que casi el 7% de las niñas y niños de 6 a 14 años no asistían a la escuela; y dado el nivel de desarrollo humano de Moroleón, este indicador es grave pues en países con un IDH similar la tasa de asistencia en este grupo de edad es del 100%.
Así, a pesar de haber alcanzado en los últimos años uno de los primeros lugares en la entidad, comparado a nivel nacional Moroleón sigue estando por debajo de la media del país en cuando a escolaridad promedio, pues de acuerdo con datos del INEGI, en 2005 se registró un promedio de sólo 7.07 grados de escolaridad, cuando en municipios con un IDH similar, la escolaridad promedio ronda ya los 9 grados.
Esto explica por qué, aún con los avances, el 61.18% de la población mayor de 15 años no ha concluido la educación básica completa, es decir, 21,172 personas sin educación básica completa, dato inaceptable para una ciudad con una alta producción textil, y con niveles de
ocupación por arriba del promedio estatal. Esto implica que en Moroleón, si bien hay empleos, éstos son en lo general precarios y de mala calidad, pues la mano de obra que ahí se encuentra es una mano de obra con poca cualificación.
Esto explica por qué, a pesar de ser considerada una de las zonas metropolitanas del país, Moroleón se sitúa, junto con Uriangato, en el último lugar en competitividad comparado con las demás zonas metropolitanas de la entidad (Celaya, Irapuato-Silao, Salamanca y León), y por qué es la 16ª peor zona metropolitana, de 70 medidas, en términos de tener una economía dinámica, de acuerdo con el Índice de Competitividad Urbana 2007 elaborado por el Instituto Mexicano de la Competitividad, el Consejo Británico y la Fundación Hewllet Foundation.
Así, aunque Moroleón presentó una de las tasas de mortalidad infantil más bajas de la entidad en 2005, similar a la de un municipio como León, en una localidad como Piñícuaro, que es la localidad más grande que tiene en términos de población, el analfabetismo se sitúa por arriba del 21%; el 90.9% de la población mayor de 15 años no ha concluido la secundaria; el 20% de la población carecía en 2005 de drenaje y otro 12% de agua potable; datos inaceptables por la dimensión de la localidad y la cercanía con su cabecera municipal.
Aun con todo lo anterior, en Moroleón se encuentra uno de los Índices de Desarrollo Humano más altos del estado con .8026, aunque comparado a nivel nacional, es apenas similar al alcanzado por los estados de Morelos y Durango; y a nivel internacional por países como Bosnia o Malasia.

CONCLUSIONES

La política de atracción de inversiones y generación de empleos del gobierno del estado parte del supuesto de que en Guanajuato sólo puede haber "trabajadores de segunda"; poco calificados y sin opciones de capacitación, formación y entrenamiento que les permita avanzar hacia otros niveles de desarrollo.
La concepción del desarrollo debe atender a la complejidad de las nuevas sociedades de la información y el conocimiento, por lo que es increíble que en un municipio en el que se cuenta con todos los servicios, no haya programas específicos para la cualificación de la mano de obra; la superación del nivel educativo y la informatización de los servicios.
Moroleón es uno de los enclaves con menos pobreza de la entidad, pero sumamente desaprovechado en términos de no generar nuevas políticas de inclusión social pues a medida que ha crecido el ingreso, también se han incrementado fenómenos como la delincuencia, las adicciones y la violencia.
Pronto habrá nuevas cifras para confirmarlo.

domingo, 20 de julio de 2008

Otra Educación es Posible. La Crónica

Por: Saúl Arellano Opinión
Domingo 20 de Julio de 2008 Hora de publicación: 02:47
http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=373914

El ideal democrático tiene como fundamento la noción de la equidad. Sin embargo, la equidad no puede conseguirse si no es a través de la garantía de derechos humanos y sociales, lo cual implica mucho más que la exclusiva generación de infraestructura o la dotación de un mínimo de servicios sociales básicos. La equidad de una sociedad no puede ser concebida entonces si no hay antes un conjunto de condiciones satisfechas a fin de que todas y todos puedan no sólo exigir el cumplimiento de los derechos que el marco jurídico y constitucional garantiza en una democracia, sino asumir adicionalmente un conjunto de responsabilidades y actitudes solidarias. Para llegar a este nivel de responsabilidad ciudadana se requiere la creación de un sistema educativo accesible a todos, y que permita la creación de una noción compartida de pertenencia, de comunidad y de identidad al interior de una nación incluyente de todas y todos. En la Grecia antigua, el llamado a las armas era considerado como un llamado ineludible, porque se trataba de la defensa, no de un territorio, no de una ciudad, sino sobre todo de un ideal y de un modelo de civilización que permitía la existencia de un sistema de instituciones que garantizaban la libertad y la condición de igualdad para todos los ciudadanos. La construcción de un modelo civilizatorio implica, por lo tanto, la generación de un proceso colectivo de formación que apele a los mejores ideales de convivencia, de tolerancia, de comprensión, de ayuda mutua y de cooperación para la solución de los asuntos públicos. Todo esto nos traslada nuevamente al tema de cómo puede llevarse a cabo un proceso educativo de alcances mayores que nos conduzca a un proceso formativo que por una parte genere habilidades para la vida en una sociedad global, y por la otra, que pueda fortalecer a las humanidades y a las disciplinas que promueven la comprensión y el pensamiento complejo. Uno de los principales problemas en nuestro país es que llevamos más de 30 años en un proceso que ha generado una catástrofe silenciosa en materia educativa. Tenemos coberturas de vergüenza desde la secundaria hasta la educación superior; niveles de aprovechamiento lamentables y un proceso continuo de deserción que lleva el sello de la diáspora masiva que estamos viviendo hacia los Estados Unidos de Norteamérica de una manera mucho más intensa desde la crisis de los 90. Afanosamente, los gobiernos de la República asumieron en los últimos sexenios que nuestro país debía aspirar a ser el receptáculo de inversión en el sector de la transformación y las manufacturas, y por ello, se dijo en su momento, debíamos pensar en ya no formar a “tantos universitarios”, sino técnicos capaces de incorporarse al mercado laboral de manera temprana y en condiciones de competitividad y con base en la formación tecnológica. No se olvide que llegamos al absurdo y la grosería del señor Fox, quien orgullosamente nos veía como un país exportador de jardineros y empleados domésticos. El tiempo ha sido implacable y la realidad nos ha situado en nuestro lugar: ni se generaron los empleos necesarios para absorber al bono demográfico; se vulneró en recursos e infraestructura a instituciones dedicadas a la investigación en humanidades; la inversión en ciencia y tecnología no ha llegado ni al 2% del PIB que marca la ley de la materia; las artes están dejadas al amparo de nada, y en general, el sistema educativo nacional está fracturado, sin capacidad de recuperación en el corto plazo y atrapado por un sindicato orientado fundamentalmente por la mezquindad de su dirigencia. Cuando se argumenta que en nuestro país no hay espíritu emprendedor; cuando el propio titular del Ejecutivo nos dice que quiere construir un “México de ganadores”; la pregunta obligada es si tales posiciones tienen sentido, es decir, ¿por qué necesariamente habríamos de buscar como aspiración colectiva el “éxito” o el “espíritu emprendedor”? Que un Presidente de la República aspire a que seamos un país con una mentalidad de la “Sub 17” nos habla de que el liderazgo nacional está quebrantado por la propia mediocridad de nuestros dirigentes. ¿De verdad el jefe del Estado mexicano no cuenta con mejores referentes que un equipo de futbol, aun cuando éste haya sido campeón mundial? ¿No podríamos aspirar a ser un país en donde la equidad de género fuese tal que estuviésemos llenos de Sor Juanas; donde el apoyo a la literatura y la cultura nos permitiera la formación de cientos de Reyes, Paz, Rulfos; donde la inversión en ciencia y tecnología nos dieran a varios Molinas, formados en nuestras propias universidades y centros de investigación? En México existe un inmenso talento; por ello la pregunta es ¿por qué insistimos y nos afanamos en convertir, como criterio de política pública, a este talento en una runfla de mercaderes sin la capacidad mínima para el ejercicio ciudadano y la formación de colectivos solidarios? Lo más lamentable de todo esto es que hemos querido insertarnos a toda costa y casi a cualquier costo en la globalidad sin antes siquiera cuestionarnos de qué se trata esa inserción y cuáles serían los ámbitos en los que realmente queremos participar, en qué medida podemos hacer que la globalización beneficie a los más pobres, y en qué medida debemos fortalecer nuestra cultura a fin de ofrecer lo mejor de nuestras tradiciones, lenguas y costumbres a la humanidad. La educación de una sociedad debe dirigirse hacia la búsqueda de la libertad, y ello implica la formación de espíritus capaces de comprender el mundo en que viven; un mundo megadiverso en lo ambiental y lo cultural; y un mundo que hoy está afectado por una mentalidad avasalladora del entorno, poco ética y poco responsable. Los seres humanos somos antes que cualquier cosa seres simbólicos, y como tales, podemos aspirar a mucho más que a producir y consumir. Sin embargo, otra vez, las aspiraciones sociales dependen sobre todo de los modelos de educación a que se tiene acceso y dentro de los cuales las personas y los ciudadanos se forman mayoritariamente.La corrupción, la violencia, la discriminación, la desigualdad y la pobreza en que hoy vivimos deben revertirse porque de otro modo la política, las leyes y en general todo nuestro orden social dejaría de tener sentido. En efecto, la organización social obedece a mucho más que a la organización de la producción y en esa lógica, a mucho más que a un juego de propietarios y explotados, a los que habría que agregar a los millones que en el siglo XXI no tienen más opción que el perverso “juego” de la informalidad y la exclusión. Las clases de tortura en los cuerpos policíacos de León y Chihuahua no son una casualidad; la virulencia casi metastásica del narcotráfico y el crimen organizado no son casuales; la impunidad y la incapacidad de la policía del Distrito Federal tampoco lo es; la debacle moral y el cinismo que pesa sobre los gobernadores de Guanajuato, Jalisco, Puebla y Oaxaca, por citar a los más prominentes cínicos e incompetentes en el país, no es sino resultado de la fractura del modelo educativo nacional que, hay que decirlo, comprende mucho más que la educación formal y de los ámbitos escolares. México no puede esperar más a que los políticos actúen, y sin embargo, sin su intervención responsable tardaremos mucho más en modificar nuestras condiciones. Otra educación es posible; de hecho otra educación es exigible para lograr que el talento de millones de mexicanos no tenga que marcharse a otras latitudes para obtener apoyo y reconocimiento; o bien, simplemente tenga que desperdiciarse y fugarse en el drama de la migración, el desempleo, la informalidad o en los casos más dramáticos y tristes, en las adicciones o el suicidio. México no merece esto y es hora de que todos lo asumamos.

lunes, 14 de julio de 2008

Jerécuaro: Pobreza, ignorancia y mala salud. Correo

Por: Saúl Arellano, Lunes, 14 de Julio de 2008
VIAJE AL CENTRO DE LA DESIGUALDAD (La cuestión social en Jerécuaro)
http://www.correo-gto.com.mx/notas.asp?id=77039

Introducción

Jerécuaro es uno de los primeros pueblos fundados en Guanajuato, y en general en todo México. Su creación legal data de 1572, por el religioso Fray Juan Medina Rincón.
Este municipio se sitúa en el Sureste del estado de Guanajuato, y colinda con Michoacán y Querétaro; y en Guanajuato con los Municipios de Coroneo, Apaseo el Alto, Acámbaro, Tarandacuao y Tarimoro.
En el 2005, CONAPO estimó para Jerécuaro una población de 48,049 personas, de las cuales 22,531 eran hombres y 25,518 mujeres; esto implica un índice de masculinidad de 88.29 hombres por cada 100 mujeres, indicador por debajo de la media estatal y el cual irá descendiendo pues el declive de población ya inició para Jerécuaro.
CONAPO estima que para 2008 habría 23,497 mujeres, mientras que para 2012 habrá sólo 21,550; para el caso de los hombres CONAPO estimó un declive a 20,442 en 2008, y a 18,395 en 2012.
Esto significa que para 2008 Jerécuaro habría perdido 4,110 personas y para el 2012 habrá perdido en total a cerca de 8,104 habitantes, esto es, poco más del 16% de su población en sólo 7 años.
Este cambio poblacional implicará en 2012 un índice de masculinidad de 85.3, es decir 3 hombres menos por cada 100 mujeres que en el año 2005
Aun con lo anterior, Jerécuaro experimentará un rápido crecimiento en la demanda y existencia de viviendas, para pasar de 11,411 viviendas en 2005, a 12,228 en el 2008 y 13,454 en 2012.
Esto es 2 mil viviendas más en 7 años, con la consecuente demanda de servicios y desarrollo urbano que demandarán.

La pobreza

De acuerdo con el CONEVAL, en 2005 el 32% de la población de Jerécuaro vivía en condiciones de pobreza alimentaria, es decir, 1 de cada 3 habitantes en condiciones de miseria.
Considerando que CONEVAL estimó una población de 46,137 habitantes, este porcentaje implicaría un total de 14,763 personas en situación de hambre.
Asimismo, el propio CONEVAL estimó que el 41.4% de la población municipal vivía en condiciones de pobreza de capacidades, es decir, 19,100 personas sin los recursos para satisfacer sus necesidades diarias de alimentación, educación y salud.
Finalmente, se estimó para ese mismo año, un porcentaje de 65.5% de población en condiciones de pobreza de patrimonio, esto es 2 de cada 3 personas en Jerécuaro en este nivel de pobreza, lo que da un total de 30,219 personas.

La marginación

Jerécuaro ocupó el lugar 1,052 en el Índice de rezago Social en el año 2005; y el lugar 959 en marginación a nivel nacional. Esto tiene una de sus explicaciones en la alta dispersión poblacional del municipio, pues de los más de 46 mil habitantes, sólo 6,791 vivían en la cabecera municipal en 2005.
De esta forma, en Jerécuaro había en el año de referencia 46 localidades con una población entre 1 y 49 habitantes; 20 localidades con poblaciones de entre 50 y 99 habitantes; 73 localidades con población entre 100 y 499 habitantes; 14 localidades con más de 500 pero menos de mil habitantes; 6 localidades entre mil y 1,999 habitantes; 1 localidad de más de 2 mil habitantes y menos de 2,500 y sólo una localidad de más de 5 mil habitantes, que es la cabecera municipal.
Así, Jerécuaro se compone de 144 localidades, de las cuales 13, en las que en 2005 vivían 949 personas, se encontraban en "Muy alto grado de marginación". 115 localidades más, en las que vivía la mayoría los habitantes del municipio, es decir, 30,827 personas, presentaban una "Alta marginación".
11 localidades con poco más de 7 mil habitantes, se encontraban en "Grado medio" de marginación; 2 localidades en "Bajo Grado de marginación", con 57 habitantes; y sólo 3 localidades, con poco más de 6 mil habitantes, presentaban "Muy bajo Grado de marginación".
Estos datos ubican a Jerécuaro como el 7º municipio en la entidad con mayor número absoluto de personas en "alta marginación" en 2005.
Esto implica que en 2005, 39.4% de la población carecía de drenaje o servicios sanitarios, es decir, 18,177 personas sin este servicio público básico; de acuerdo con el Índice de marginación, en 2005 Jerécuaro era el quinto municipio con mayor porcentaje de población sin drenaje en la entidad.
Adicionalmente, 13.93% de la población carecía, según CONAPO, de servicios de agua potable, es decir 6,425 personas, lo que situó a Jerécuaro en ese año como el 7º municipio con mayor porcentaje de población sin acceso al agua potable; y el 9.31% de las personas vivía en casas con piso de tierra, esto es 4,295 personas.

El desarrollo humano

Como se ha visto a lo largo de la serie de "Viaje al Centro de la Desigualdad", la medición del Desarrollo Humano involucra al menos el cumplimiento de tres derechos fundamentales: salud, educación y un trabajo bien remunerado.
En ese sentido vale la pena destacar que en Jerécuaro, se presentó en 2005 la tercer mayor tasa de mortalidad infantil en el estado (prácticamente en el mismo nivel de con San Felipe), esto es, una tasa de 32.5 muertes por cada mil nacidos vivos.
Esa tasa es superior a la que presentó en 2006 la República Islámica de Irán, y similar a la de Argelia.
Asimismo, otro de los enormes problemas a enfrentar en Jerécuaro es el de la educación básica. De acuerdo con la SEP, en 2005 había
258 niñas y niños de 8 a 14 años que no sabían leer ni escribir; además de otros 200 niños y niñas de 6 a 11 años que no asistían a la escuela. Esto y otros factores ha dado como resultado que en Jerécuaro, en 2005 se haya registrado el tercer más bajo promedio de escolaridad de la entidad, con sólo 4.88 grados por persona, sólo por arriba de Cuerámaro (3.83 grados) y Xichú (4.67 grados) que son los peores de la entidad.
Adicionalmente, 20.18% de la población mayor de 15 años era analfabeta, esto es, 6,192 personas que no sabían leer ni escribir; a ello habría que agregar el 48.5% de personas mayores de 15 años sin primaria completa, es decir, 15,015 personas sin primaria concluida; y el 76.6% de población mayor de 15 años que no ha terminado la secundaria, que implica un total de 23, 715 personas sin educación básica terminada.
El bajo desarrollo humano de Jerécuaro implica también que en 2005, el 69.6% de la población ocupada percibía menos de 2 salarios mínimos; el segundo peor porcentaje de población con bajos ingresos en toda la entidad, sólo después de Xichú.
Todos estos indicadores explican por qué en Jerécuaro se registra un Índice de Desarrollo Humano de .6753, el cual es el sexto índice más bajo en la entidad, y el cual se sitúa muy por debajo del IDH registrado en promedio por Chiapas, la entidad con menor desarrollo humano en el país; y comparado a nivel internacional, similar al de Vanuatu, una isla de enorme pobreza situada en el Océano Pacífico.

Conclusiones:

La noción del desarrollo ha estado fracturada en los últimos 20 años en la entidad. De otro modo no puede explicarse cómo un municipio del centro del país puede mantener un índice del desarrollo humano similar al país 120 en pobreza y desarrollo humano en el mundo.
Municipios como Jerécuaro muestran cómo la inversión en desarrollo rebasa con mucho la mera inyección de recursos en infraestructura; y muestran sobre todo cómo es urgente invertir en la gente sobre la inversión en las banquetas.
La competitividad social de la entidad no podrá mejorar si antes no hay un esfuerzo mucho más intenso y mucho más integral para mejorar indicadores que den cuenta de un progreso real en el cumplimiento de los derechos humanos y sociales.
Guanajuato en ese sentido está muy lejos de aspirar a la justicia social.

domingo, 13 de julio de 2008

Se olvidaron las discapacidades. La Crónica

Por: Saúl Arellano Opinión
Domingo 13 de Julio de 2008 Hora de publicación: 01:35
http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=372566

Uno de los principales retos para los gobiernos democráticos contemporáneos, es construir nuevos mecanismos de legitimidad política que en evidencia trascienden el tema de la construcción de procesos electorales transparentes, equitativos y basados en sistemas equilibrados y estables de partidos políticos competitivos.Estos nuevos mecanismos de construcción de legitimidad pasan, en las sociedades abiertas, por la comprensión de agendas que determinan los nuevos patrones de desigualdad y exclusión social, los que, adicionados a las ingentes condiciones de pobreza que estamos presenciando en México, dan como resultado duros núcleos de desesperanza social; frustraciones individuales y colectivas, así como, en el agregado, una nación dividida y a estas alturas confrontada entre muchos sectores y regiones.La exclusión social es un concepto que nos permite dimensionar las nuevas aristas de los problemas sociales a que nos enfrentamos. Así, en el siglo XX, la pregunta que se hacían muchos sociólogos y filósofos era, como apunta Castell, cómo evitar y mitigar la explotación laboral. Sin embargo, a partir de las dos últimas décadas de los 80, el desempleo masivo a escala global; las consecuencias de pérdida de productividad y oportunidades que se están generando como consecuencia del cambio climático; así como la persistencia de patologías como el racismo y la discriminación, se han situado como las nuevas coordenadas que nos obligan a pensar que hoy hay millones de personas que no “aspiran” siquiera a los ámbitos de explotación del siglo XX. Son los verdaderos excluidos que hoy carecen de toda expectativa de acceder a la plena garantía de sus derechos humanos y sociales.Ya Ralf Dahrendorf había advertido de este fenómeno desde la década de los 80, cuando comenzó a hablar de la formación de una nueva categoría sociológica a la que denominó los “underclass”, es decir, los “desclasados”; los que al estar marginados de todo contacto con el mundo institucional de nuestras democracias, han perdido no sólo la posibilidad, sino quizá hasta el deseo de pertenecer a una comunidad.Pensar la exclusión social en estos términos nos permite abordar uno de los temas en los que México tiene una de sus mayores deudas históricas: el cumplimiento de los derechos de las personas con alguna discapacidad o necesidad especial. El movimiento nacional de personas con discapacidad, comenzó desde la década de los 70; empero, fue hasta la década de los 80, nombrada como el “Decenio de las Naciones Unidas por la Discapacidad”, cuando el tema de las discapacidades comenzó a tomar mayor visibilidad pública.Fue sólo hasta 1995, cuando el Gobierno Mexicano creó el Primer Programa Nacional para el Bienestar y la Incorporación al Desarrollo de las Personas con Discapacidad. Este programa, que funcionó durante seis años bajo el acrónimo de CONVIVE, y el cual contaba con ocho subprogramas que buscaron darle integralidad y amplitud a las acciones públicas dirigidas al cumplimiento de los derechos de este grupo de población. En sólo seis años, se logró que prácticamente en todas las entidades del país se contara con leyes específicas para la garantía de los derechos de las personas con discapacidad, y se lanzaron ambiciosas iniciativas para lograr la construcción de rampas de acceso, eliminación de barreras arquitectónicas, generación de empleo y mejorar la cultura de tolerancia, integración y respeto a los derechos de los discapacitados. Adicionalmente, se inició el proyecto del Instituto Nacional de Rehabilitación; se impulsó el modelo de las Unidades Básicas de Rehabilitación que operan a nivel municipal y se diseñó toda una campaña para impulsar una nueva cultura de tolerancia e integración social.Con el sexenio del señor Vicente Fox y la pésima intervención de funcionarios sin experiencia y conocimiento del tema, el programa señalado se fue a la borda, pues la dimensión que se le dio a esta agenda en la pasada administración, se redujo a una oficina de lucro personal de los amigos de la pareja presidencial, encargada de organizar festivales y “kermeses”, renunciando al esfuerzo público requerido para atender esta agenda.En la presente administración el tema de la discapacidad no ha sido motivo siquiera de una reflexión profunda por parte de las áreas del desarrollo social y la asistencia social. El Sistema Nacional DIF, desarticulado y sin capacidad de dirección, no cuenta con las capacidades, recursos o habilidades, para innovar y propiciar una nueva generación de servicios que puedan mejorar lo que se ha hecho.En medio de esta desarticulación, esta semana apareció un desplegado en el que, mayoritariamente jóvenes y mujeres con discapacidad, le solicitan al titular del Ejecutivo considerar que la representación de México ante Naciones Unidas, a fin de continuar defendiendo y posicionando el tema de la discapacidad y el cumplimiento del derecho a la no discriminación, siga encabezada por Don Gilberto Rincón Gallardo.Con todo el respeto que merecen los actuales funcionarios de la Presidencia, dudo mucho que haya alguien con las capacidades, la inteligencia, el prestigio y la calidad moral de la talla que ha acreditado Don Gilberto, como para suponer que hay razones suficientes para evitar que sea él quien lleve esta representación la que, además, hay que decirlo, ha sido destacadísima tanto en Durbán, Sudáfrica, como en la recientemente aprobada Convención de la ONU para la Protección de los Derechos de las Personas con Discapacidad.El mensaje que implica evitar que sea Don Gilberto Rincón Gallardo quien represente a nuestro país, es riesgoso para la Presidencia, pues a final de cuentas, lo que estaría mostrando es que no se ha terminado de comprender que uno de los peores lastres sociales que mantenemos en nuestro país es la discriminación, la cual es sin duda alguna, una de las principales causas de exclusión de millones de personas que por su apariencia física, el color de la piel, su preferencia sexual, su pertenencia étnica o creencias religiosas, continúan siendo marginados y excluidos de muchos espacios sociales.El mensaje que se estaría enviando desde la Presidencia es que el Conapred seguirá siendo sólo una institución para “calmar a las buenas conciencias”; y no la institución democrática y de avanzada en el pensamiento social que Rincón Gallardo ha impulsado, y que ha logrado convocar a su Asamblea Consultiva a personalidades como Roberto Blancarte, Judit Bokser o Mario Luis Fuentes, entre otros.Así, el análisis del Plan Nacional de Desarrollo y del Programa Nacional de Salud, permiten sostener que la agenda de la discapacidad ha sido realmente abandonada por esta administración federal, y que aun con los esfuerzos que realizan muchas organizaciones de la sociedad civil, no es ni será suficiente para generar una visión integral que busque la plena integración social de este grupo poblacional, desde la perspectiva del cumplimiento universal de sus derechos.Una sociedad convivencial no puede fundarse en la discriminación y en la política de los discursos políticamente correctos. En México las personas con discapacidad son quienes menor promedio educativo tienen: cinco grados de escolaridad; en México, proporcionalmente hablando, son las niñas y niños con discapacidad quienes menos oportunidades de educación y salud tienen; en México, las mujeres con discapacidad son el grupo con menor participación económica registra. Y en México, no fuimos capaces de incorporar en el 2005 una pregunta en el Conteo de Población y Vivienda de INEGI, que nos permitiera actualizar la información con respecto a este grupo, a fin de tomar mejores decisiones y diseñar mejores políticas.En conjunto, esto no puede sino señalarse como un deliberado olvido gubernamental, que muestra cómo la política social sigue fragmentada, sin coordenadas claras y sin la capacidad de incorporar en sus diseños, agendas tan complejas, dolorosas y profundas como ésta.

lunes, 7 de julio de 2008

También las mujeres migran. El Caso de Jaral del Progreso

http://www.correo-gto.com.mx/notas.asp?id=76193
Por: Saúl Arellano, Lunes, 07 de Julio de 2008
La cuestión social en Jaral del Progreso
Introducción

Jaral del Progreso fue constituido como Municipio Libre el 4 de noviembre de 1863, por decreto del Presidente Ignacio Comonfort. En esa fecha fue nombrado oficialmente como "Jaral del Valle"; y posteriormente en 1910 le fue concedido el título de ciudad para obtener el nombre que lleva hasta hoy en día de Jaral del Progreso.
En el año 2005, el INEGI contabilizó una población de 31,780 habitantes, de los cuales, 14,486 eran hombres y 16,934 eran mujeres, lo que daba como resultado un índice de masculinidad de 85.5: cinco hombres menos por cada 100 mujeres que el promedio estatal.
Al igual que en otros municipios, el descenso en el número de población es acelerado.
Para el año 2008, de acuerdo con las proyecciones de población del Consejo Nacional de Población, en Jaral habría 30,843 personas, de las cuales, 14,375 serían hombres y 16,468 mujeres, lo que daría un índice de masculinidad de 87.2, y que mostraría que en Jaral están migrando, proporcionalmente hablando, más mujeres que hombres.
Para 2012, se estima que en Jaral habrá 15,429 mujeres y 13,212 hombres; esto es, un índice de masculinidad de 85.6 hombres por cada 100 mujeres, el mismo nivel que en 2005, lo que confirmaría la señalada tendencia a una mayor migración femenina.
A pesar de la disminución de población, al igual que en todo el país y el estado, la demanda de viviendas será creciente. Mientras que en 2005 se contabilizaron en el municipio 6,464 viviendas, para 2008 el número se estimó en 6,792; y para el 2012 serán aproximadamente 7,208 viviendas que demandarán servicios y muy probablemente apoyos.
Estas cifras implican un crecimiento medio anual de cerca de 120 viviendas al año.
Asimismo, es de destacarse que INEGI contabilizó para el municipio, en 2005, un total de 7,225 hogares, de los cuáles, 5,861 eran jefaturados por hombres y 1,864 por mujeres, es decir, en Jaral, el 24.1% de los hogares tenían en 2005 ya jefatura femenina, dato relevante pues tanto a nivel nacional como estatal la proporción de hogares jefaturados por mujeres en 2005 era de 23%

La pobreza

Aunque en Jaral del Progreso la pobreza no es tan aguda como en otros municipios del estado, debe destacarse que en 2005 de acuerdo con CONEVAL, el 17.6% de sus habitantes vivían en pobreza alimentaria, es decir, 5,593 personas sin los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades básicas de alimentación.
Por otra parte, de acuerdo con el mismo organismo, el 27.2% de la población vivía en condiciones de pobreza de capacidades, esto es, 8,644 personas en este nivel de pobreza; y que el 56.1% vivía en condiciones de pobreza de patrimonio, es decir, 17,828 personas.
Estos datos deben analizarse a la luz de la información disponible sobre la estructura de los hogares pues de acuerdo con diferentes organismos internacionales, la pobreza afecta mayoritariamente a mujeres y niños y por supuesto a los hogares en los que las mujeres tienen la jefatura exclusiva.

La marginación

Jaral del Progreso es el tercer municipio de la entidad con menor número de localidades: en 2005 CONAPO contabilizó sólo 21. De éstas 2 eran de "Alto grado de marginación", en las que vivían en ese año 147 personas; 8 eran de "Grado medio de marginación", en las cuales vivían 5,488 personas; 10 de "bajo grado de marginación", con un total de 26,022 habitantes; y sólo 1 localidad de "muy bajo grado de marginación" en donde había 21 habitantes.
Debe señalarse que Jaral es uno de los 5 municipios en el estado en los que en 2005 no se contabilizó ninguna persona en "alto grado de marginación". Los otros son Coroneo, Huanímaro, Ocampo y Pueblo nuevo, todos con bajos números de localidades y por lo tanto, con menor dispersión poblacional.
Aun así, es pertinente destacar que en ese año, más del 7% de la población habitaba en viviendas con piso de tierra; y que más del 43% habitaba en viviendas con hacinamiento.

El desarrollo humano

Como en casi todo el estado, el municipio de Jaral del Progreso tiene un bajo nivel de desarrollo humano, sobre todo si se consideran los bajos promedios de educación e ingreso.
Así, en el año 2005, se estimaba que el 56.09% de la población ocupada en el municipio, percibía menos de 2 salarios mínimos, es decir, 88.10 pesos en ese año. Si se considera que todavía en 2005 Jaral del Progreso presentaba un promedio de 2.7 hijos por mujer en edad reproductiva; puede considerarse que el promedio de integrantes de cada hogar en Jaral es de 5 personas, por lo que homologando los ingresos para el 60% de la población, se estaría hablando de un promedio de 17.6 pesos por persona, al día, para satisfacer sus necesidades.
Asimismo, Jaral presentó una tasa de mortalidad infantil de 18.9 muertes pro cada mil nacidos vivos; tasa que aún cuando estaría en el promedio estatal, sigue siendo muy alta si se compara con las entidades más desarrolladas de México.
Así, la tasa de mortalidad infantil comparada a nivel internacional sería similar a la de países como Brasil o China, ambos países aún en vías de desarrollo.
Por otro lado, Jaral del progreso mantendría altos niveles de analfabetismo: 11.9% de la población mayor de 15 años no sabía leer ni escribir en 2005, esto es, 2,562 personas, de las cuales, 1,097 eran hombres, y 1,465 mujeres, lo que constituye más del 57%, y lo cual evidencia que en materia de vulnerabilidad y desigualdad, son las mujeres quienes las padecen en mayor medida.
Aunado a lo anterior es preciso señalar que en el mismo año, había todavía 89 niñas y niños de 8 a 14 años que no sabían leer ni escribir, de los cuales 50 eran hombres y 39 mujeres.
En Jaral del Progreso, CONAPO identificó que en 2005, el 32.6% de las personas mayores de 15 años contaban con estudios incompletos de primaria, es decir, 6,980 mayores de 15 años con menos de 6 grados de educación; a ello habría que agregar que el 66% de esa población, carecía de estudios de secundaria completos, esto es, 13,440 personas con menos de 9 años de escolaridad completados.
A ello deben sumarse los 112 niñas y niños de 6 a 11 años que se identificó que en el año 2005 no asistían a la escuela.
Estos datos explican por qué en 2005, en Jaral del Progreso se registró un promedio de escolaridad de 6.42 grados. Promedio sumamente bajo tanto en el estado como a nivel nacional.
Todo lo anterior permite comprender por qué Jaral del progreso se mantiene como un municipio con un desarrollo humano mediocre, pues apenas llega a un índice, de acuerdo con el PNUD, de .7606; este IDH situaría al municipio entre Hidalgo y Michoacán, que ocupan los lugares 27 y 28 a nivel nacional; y comparado a nivel internacional, sería similar al que presentaron países como Túnez o San Vicente.

Conclusiones:
  1. Cada vez se hace más evidente avanzar en la construcción de políticas que tengan como eje transversal criterios de equidad de género, desarrollo comunitario y estar diseñadas desde la perspectiva de los derechos de los niños. Jaral es un claro ejemplo de esta necesidad.

  2. La migración femenina y su presencia cada vez más importante como jefas de hogares obliga a repensar las políticas tradicionales de combate a la pobreza y debe llevar a una profunda revisión de los contenidos del Plan Estatal de Desarrollo y su actualización en 2009.

  3. Los datos confirman, una vez más, que la política social debe estar construida desde una visión integral; y que acciones aisladas o dispersas como el programa de piso firme, el cual no está acompañado de ningún componente complementario de relevancia, no garantizan ni la integralidad ni mucho menos la eficacia de la política pública.

domingo, 6 de julio de 2008

El riesgo del fascismo en el PAN. La Crónica

Por: Saúl Arellano Opinión
Domingo 6 de Julio de 2008 Hora de publicación: 00:32
http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=371219

Los cantores de los “fines de la historia” o de los “fines de las ideologías” siempre me han parecido sospechosos. Los intentos por mostrar a toda costa que desde fines del siglo XX y principios del XXI las ideologías habían muerto, y que habíamos llegado a un estadio de desarrollo del capitalismo insuperable (Fukuyama y Huntington, como máximos exponentes), parecen más bien ellos mismos cantos ideológicos que buscan legitimar a toda costa el estado de cosas que priva a escala global y que no sólo tiene sumidos a más de 800 millones de seres humanos en condiciones de hambre, sino que ha dado pie a la permanencia y resurgimiento de ideologías del odio.Quien dude que esto ocurre en nuestros primeros años del siglo XXI debería revisar los documentos finales y la Declaración y Programa de Acción surgidos de la Conferencia Mundial en contra del Racismo, la Xenofobia y otras Formas Conexas de Intolerancia, realizada hace ya seis años en Durban, Sudáfrica. Como seguimiento de esta Conferencia, el relator especial de la ONU después de su visita a México y Estados Unidos describió cómo en nuestro país y en nuestro vecino del norte prevalecen arraigados en amplios sectores sociales actitudes racistas, xenófobas y de una enorme intolerancia.Esta violencia social está aderezada desde luego por la cruenta lucha que estamos viendo en el día a día de las fuerzas del orden en contra del crimen organizado y que al día de ayer sumaba ya más de dos mil ejecuciones en todo el territorio nacional, un promedio de 11 muertes diarias (suma similar a la mortalidad por cáncer cérvico-uterino en nuestro país).En medio de este contexto, son el Estado y sus instituciones los responsables de proteger a su población y profundizar las acciones para construir, o al menos convocar, a un gran acuerdo nacional para acabar con la violencia en todas sus dimensiones y manifestaciones: violencia contra las mujeres, maltrato, abuso y violencia contra las niñas, niños y adolescentes; violencia en contra de los adultos mayores, violencia racial y discriminación en contra de personas con discapacidad e indígenas.El mayor problema en todo este ambiente es que hay ejemplos históricos de que la violencia, adicionada con pobreza, desigualdad y corrupción política, constituyen un peligroso “coctel” que puede abrir la puerta a tentaciones autoritarias y fascistas. Así fue el caso de España en 1936, Italia y Alemania en la misma década de los 30, los Balcanes en la última parte del siglo XX, Darfur y otras naciones africanas, sólo por citar algunos casos. Si a lo anterior se le agrega el ingrediente de un pensamiento ignorante y fanáticamente religioso, entonces tenemos la “receta” casi perfecta para construir formas de actuar, desde el gobierno, que atentan contra la democracia y sus mejores valores, principios y procedimientos.Esto es lo que se ha visto en los últimos años en entidades en las que gobierna el Partido Acción Nacional. El caso del presidente municipal de León es sólo uno más que se suma a una ya larga lista de personajes, en retiro y activos, que han dado muestra de personalidades sicóticas, autoritarias y, en este último caso, tendientes al fascismo.Sólo para refrescar la memoria habría que recordar algunos de los casos más prominentes: el exgobernador de Querétaro, Ignacio Loyola, retando a un “duelo armado” al autodenominado “Subcomandante Marcos” durante la marcha zapatista del año 2000. Felipe González, ex gobernador de Aguascalientes, portando arma de fuego al cinto siendo subsecretario de Gobernación “para no darles ventajas” a quienes quisieran hacerle algo. Recientemente, en pleno recinto del salón de sesiones del Senado un legislador del PAN retó a “duelo a muerte” a su compañero senador Dante Delgado. El gobernador de Jalisco literalmente se defiende a “mentadas de madre” ante sus críticos y el secretario de Gobierno de Guanajuato simplemente reduce a la categoría de “pendejos” a los directores de los principales medios de comunicación impresos de la entidad.El ya multicitado caso del alcalde promotor de la tortura es, debe insistirse, uno más de la larga lista de verdaderos psicópatas que el Partido Acción Nacional es responsable de haber encumbrado en altos cargos de responsabilidad pública, y que ha alentado para que representen intereses que a la luz de la evidencia no pueden ser tomados a la ligera y mucho menos como completamente legítimos.En un artículo de agosto de 2007, Jacobo Zabludovsky nos recuerda la historia del PAN, citando a Jean Meyer: “Y surge en 1937 y 1939 bajo la doble forma contradictoria y rival (¿para no meter todos los huevos en el mismo cesto?) del movimiento sinarquista y del Partido Acción Nacional. La Unión Nacional Sinarquista pertenece a la historia de los movimientos contrarrevolucionarios en el seno de la Revolución Mexicana… catolicismo intransigente. Se adapta y resurge sin cesar”. Estas son las raíces del PAN y, como toda raíz de un árbol longevo, es difícil arrancarla sin atentar contra la propia existencia el organismo al que alimenta.Nadie, y mucho menos la dirigencia del Partido Acción Nacional, puede actuar con ingenuidad. Un loco de apellido Hitler llevó hace menos de una centuria a la peor y más lamentable atrocidad de la que hayamos sido capaces como especie: el extermino del diferente. Y comenzó justo así, explotando y cuidando los “huevos de la serpiente del odio y la división” social, como lo han descrito filósofos de la talla de Adorno y Horkheimer.Hacer una apología de la tortura como método de entrenamiento policial recuerda los métodos de entrenamiento de las policías hitlerianas. Y a quien lo dude, le invito a revisar el extraordinario texto de Michel Burleigh El Tercer Reich, una nueva historia, editada recientemente en español por Taurus. Ahí están los testimonios de cartas de soldados y miembros de las SS en las que hablan de métodos crueles de entrenamiento con base en la extenuación física y la tortura a los que están sujetos, pero que están dispuestos a resistir en aras de la protección del Führer y del espíritu alemán.Vicente Guerrero es el nombre del alcalde de la ciudad de León. Nombre por demás relevante en nuestra memoria y que nos lleva a pensar en lo que Nietzsche alguna vez sostuvo en sus Consideraciones intempestivas: la historia se repite siempre dos veces; en la primera los acontecimientos ocurren como tragedia; en la segunda, acaecen como comedia. En este caso, parece que el filósofo se quedó corto, pues la supina ignorancia del alcalde leonés obliga a situarlo apenas como parte de un elenco de una pésima farsa.El poder grotesco, el que se basa en la infamia de la utilización de los engranajes de la burocracia para destruir y oprimir, nos explica Michel Foucault, está haciendo gala en el estado de Guanajuato y, como se vio, coincidentemente en entidades del centro del país, cuna y refugio de la “cristeada” y de la defensa de lo peor del pensamiento católico, desvirtuado y llevado a extremos absurdos de abuso de poder, ambición y codicia.En medio del debate, el presidente de la Coparmex de León acusa al secretario general de Gobierno de orquestar una campaña contra las autoridades municipales, y, en respuesta, antes de actuar con base en el diálogo y la inteligencia política, como es su responsabilidad, amenaza con demandar por difamación, solicita la actuación del Ministerio Público y pide a los empresarios de León que destituyan a su dirigente. Eso, aquí y en cualquier lado, es muestra de un autoritarismo patológico que se basa ni más ni menos que en la figura del “chivo expiatorio” y del “enemigo identificado”, ambas, otra vez, tácticas de fascistas y hambrientos de poder.Yo no tengo duda de que en el Partido Acción Nacional debe haber mentes lúcidas y sobre todo políticos que estén convencidos de que en política no puede actuarse sino con base en la más sólida ética y congruencia moral. Hace unos meses escribí aquí en Crónica que en el PRI, si quería lanzarse un mensaje de renovación creíble, no podían mantener en sus filas, en aras de no perder posiciones políticas, a personajes como Mario Marín o Ulises Ruiz. Hoy es exigible al PAN lo mismo; su credibilidad y su consistencia ética están a prueba y sería lamentable que en ese partido mantuvieran, en aras del poder político, a personajes de la calaña de los que se han mencionado. No hacerlo constituye un despropósito grave, porque es en la ideología del odio en donde se encuban las peores manifestaciones del espíritu humano.

martes, 1 de julio de 2008

Huanímaro: el éxodo de la pobreza. El Correo

Por: Saúl Arellano, Lunes, 30 de Junio de 2008
http://www.correo-gto.com.mx/notas.asp?id=75317

Introducción

Huanímaro tenía en 2005, de acuerdo con el Conteo Nacional de Población y Vivienda, una población de 18,802 personas. Sin embargo, según las proyecciones de CONAPO, es uno de los municipios con mayor intensidad migratoria y con más rápida pérdida de población.
En las últimas columnas de "Viaje al Centro a la Desigualdad", se ha hecho énfasis en este punto, con la finalidad de mostrar que el Gobierno del Estado no ha impulsado las medidas necesarias para detener, o al menos mitigar la migración, por lo que puede decirse que no es cierto que se "tengan cifras alentadoras", como argumenta en cada discurso el Gobernador del Estado.
Los datos hablan por sí solos. Para 2008, CONAPO estima que Huanímaro tendría una población de 17,598 personas; es decir, en sólo tres años se habrían ido del municipio casi el 7% de la población.
Y para 2012, se estima que habrá una población de sólo 16,003 personas. Esto significa que en 7 años, Huanímaro habrá perdido, fundamentalmente por la migración, cerca del 15% de la población que tenía en 2006.
Habrá que esperar que éste no sea uno de los "logros" que anuncie el Gobernador en su último informe de gobierno.
Adicionalmente, debe destacarse que a este ritmo, Huanímaro tendrá en 2020 una población de sólo 13,536 personas, es decir, una pérdida neta de 5,226 personas, lo que equivaldrá a una pérdida en sólo 15 años de casi el 30% de la población registrada en 2005.
Hacer hincapié en estos datos es importante para que no nos vayan a decir a final del trienio municipal y del sexenio del gobierno estatal, que en Huanímaro redujeron el número de pobres y de personas en marginación.
Si esto ocurre será simplemente porque se han ido.
Esta migración ha generado que en Huanímaro se tenga uno de los índices de masculinidad más bajos del estado: en este municipio había en 2005 una proporción de 84.3 hombres por cada 100 mujeres; es decir, 6 menos que la media estatal, que como se ha insistido semana tras semana, es la más baja de todo el país.
Con base en las proyecciones ajustadas de población de CONAPO este índice se situaría en 83.8 para el 2008; y para 2012 se estima que será de 82.2 hombres por cada 100 mujeres.

LA POBREZA

Al igual que la mayoría de los municipios de la entidad, Huanímaro vive circunstancias graves de pobreza. De acuerdo con CONEVAL, en 2005 el 29.9% de la población del municipio vivía en condiciones de pobreza alimentaria, es decir, 1 de cada 3 huanimarenses carecía de los ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas de alimentación.
Esto significa que 5,640 personas vivían en condición de hambre. Es importante señalar la coincidencia que hay en la prospectiva de pérdida de población que estima CONAPO al año 2020, frente al número de pobres extremos que calculó CONEVAL en 2005, pues hay una diferencia de sólo 400 personas en las cifras que reportan ambos organismos.
Éste es el tipo de análisis que los gobiernos, en todos los niveles, no han querido hacer o peor aún, desconocen que es su responsabilidad hacerlo.
Debe destacarse que CONEVAL estimó en 2005 que el 38.9% de la población del municipio vivía en condiciones de pobreza de capacidades, esto es 7,313 personas; y que el 63% vivía en condiciones de pobreza de patrimonio, lo que significa que en Huanímaro, en 2005, dos de cada tres personas vivían en algún grado de pobreza.

LA MARGINACIÓN

Huanímaro es el quinto municipio con menor número de localidades en el estado, pues en 2005 CONAPO contabilizó 31, sólo por arriba de Jaral del Progreso, Santiago Maravatío, Coroneo y Moroleón.
Esta condición ha permitido que en 2005, se haya registrado una baja marginación, pues sólo 545 personas fueron identificadas en localidades de "Alta Marginación"; y 9,194 habitantes en localidades de "Grado Medio de Marginación".
Aún con lo anterior, CONAPO registró que en 2005, el 10% de la población del municipio carecía de servicios de drenaje; esto es, más de 1,800 personas, y que aún el 5% de la población habitaba en viviendas con piso de tierra, es decir, poco más de 950 personas.
Finalmente, debe decirse que a pesar de contar con pocas localidades, en Huanímaro hay una alta dispersión poblacional pues de acuerdo con el Conteo Nacional de Población y Vivienda, casi 5 mil personas vivían en localidades de menos de 500 habitantes.
Esto da como resultado marcados contrastes pues en localidades como La Lobera, Los Otates, San José de Ayala y Monte Blanco, se registran poblaciones superiores a los mil habitantes en donde, de acuerdo con el Índice de Rezago Social de CONEVAL, se registran porcentajes superiores al 15% de población sin drenaje.

EL DESARROLLO

Los principales problemas sociales que enfrenta Huanímaro están relacionados con el ámbito del desarrollo humano. De acuerdo con CONAPO, el 10% de la población mayor de 15 años en el municipio era analfabeta en 2005; esto es, 1,230 personas que en ese año no sabían leer ni escribir.
Asimismo, del total de las personas mayores de 15 años (12,302 personas), el 39.8% no había concluido la primaria, es decir, 4,897 personas; y el 72.11% no había concluido la secundaria, es decir, 8,869 personas sin educación básica.
A ello habría que agregar que el 7.35% de las niñas y niños entre 6 y 14 años no asistía en 2005 a la escuela.
Estos indicadores explican por qué Huanímaro, en 2005, permanecía "reprobado" en cuanto a su promedio de escolaridad, pues de
acuerdo con los datos de la SEP, en Huanímaro había un promedio de sólo 5.72 grados por persona, lo cual redunda, necesariamente en la baja competitividad y calidad de los empleos; y explica en parte por qué en Huanímaro, en 2005, el 68.9% de la población ocupada percibía menos de 2 salarios mínimos, los que en 2005 eran de 44.05 pesos al día; es decir, más de 2 de cada 3 huanimarenses que trabajaban percibían menos de 89 pesos al día.
Asimismo, debe destacarse que en este Municipio, en el año de referencia, la tasa de mortalidad infantil registrada fue de 22.5 muertes por cada mil nacidos vivos, tasa semejante a la que se presentó en ese mismo año en un país como Armenia o la República Popular de Corea (Corea del Norte).
Todos estos datos explican por qué en Huanímaro hay un bajo desarrollo humano, el cual, de acuerdo con el índice elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, fue de .7178, índice por debajo del estado con menor IDH, que es Chiapas, y semejante al de la República Árabe de Siria, el cual ocupa el lugar 107 a nivel mundial.
En términos generales, puede decirse que Huanímaro está 53 lugares abajo del promedio nacional en el comparativo internacional, lo cual es inaceptable, si se considera que está a unos cuantos kilómetros de una de las redes carreteras más importantes, no sólo del estado, sino del país.

CONCLUSIONES

Hasta este momento, se han analizado a 21 municipios de la entidad. Y en todos se encuentran elementos comunes que se revisarán en un resumen general "a la mitad del camino", en este "Viaje al centro de la desigualdad" en el estado de Guanajuato.
Lo que queda de manifiesto en este caso es una vez más la ausencia de una política social integral, que no puede centrarse sólo en la generación de infraestructura, sino que requiere la incorporación de componentes que permitan la convergencia y la integralidad de las acciones.
Para Huanímaro es urgente avanzar en materia de salud y educación, pues son dos de los componentes que podrían contribuir a atemperar los flujos migratorios que se están dando.
Es urgente para Huanímaro y otros municipios de alta migración diseñar programas de atención a las mujeres que se convierten en jefas de familia y que viven la vulnerabilidad de la salida del país de sus parejas, o incluso de su pareja y sus hijos mayores.
No hay una propuesta integral de este tipo en toda la entidad y no hay otro responsable de ello sino el gobierno del estado.